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"Desgraciados los pueblos donde la juventud no haga temblar al mundo

y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano".

Lucio Cabañas

 

En la mayoría de los países a nivel mundial se llevaron a cabo marchas y manifestaciones por lo que está sucediendo en el país, principalmente por el atentado que cometió el estado en contra de los jóvenes normalistas en Ayotzinapa, Guerrero. No es un tema viejo, nadie se harta cuando hay represión, a todos incumbe y debería aun más en estas épocas que estamos viviendo.

 

Estados Unidos, Tailandia, Holanda, Bolivia, Argentina y Japón, por mencionar algunos países que comparten con nosotros los que aún tenemos coraje el desprecio al mal gobierno que se ríe en el poder, todos, sin poder creerlo, todos observando a México, todos en México celebrando la revolución con otra.

Parece que no estoy en México ni en alguna parte de este planeta. Yo no vi que los estudiantes de “mayor” rango, que los maestros que más tienen que enseñar les dijeran a sus alumnos: “Marchemos este 20 de noviembre indignados todos. No tenemos nada que celebrar”. Es su deber mostrarles el mundo, es su deber educar al pueblo, no dándole pan y circo, no haciendo bailes monótonos y aburridos. ¿Por qué, profesores?

 

Somos el sur de la sangre combativa, pongamos el ejemplo al pueblo que sale a vernos cada 20 de noviembre, enseñémosles lo que lo que los maestros nos enseñan (si es que en realidad enseñan) o lo que hemos aprendido, no de la televisión, no de los vicios, de nosotros mismos.

 

Compañeros que estudian en la secundaria Alfonso Luis Herrera, en el Cobao plantel 23, ¿qué han hecho? Qué vergüenza. ¿En dónde están? Borren esas sonrisas de su rostro, del otro lado del mundo sufren y nosotros y ustedes ríen y bailan cuando nuestro país se quema. ¿Quiénes son? ¿Por qué no hacen nada? ¿En dónde están esos maestros que les que enseñan tanto que parece nada? ¿En dónde están ustedes? Los jóvenes que tienen aún sueños nuevos, abran los ojos; despierten, compañeros. Si no hacemos algo hoy, tal vez no veamos el mañana.

 

Muchos dicen que hace falta otro Villa, otro Zapata, ¿para qué? Esta sociedad no está con nadie ni con ellos mismos, solo les importa el ahora, solo piensan en ellos, el egoísmo les ha invadido cual enfermedad grave. Ellos estaban de verdad vivos, ustedes, compañeros, están todos muertos.

 

No veo a mis maestros, a ninguno de ellos, para eso gira el mundo, no es quedarse de brazos cruzados viéndolo girar. ¿En dónde está todo su tiempo? ¿En el alcohol? ¿En la política? ¿En los vicios de no hacer nada? No me interesa lo que hagan con su tiempo, me interesa lo que hacen con mis compañeros, ¿qué les enseñan?

 

No es el universitario el que solo protesta, él pone el ejemplo, solo eso, somos estudiantes también por eso. ¿Acaso en la secundaria no se estudia? ¿En el Cobao no se estudia? ¿Cuándo tendrán la edad, pues? ¿Quieren esperar a tener un trabajo que sea mal pagado? ¿Quieren seguir viviendo así? Adelante, confórmense.

 

¿No es este un espacio para analizar? Analicemos, yo no les tengo miedo. No cargamos un cerebro solo para reproducir ideas vanas, lo cargamos porque el  hombre tiene que cambiar, tenemos todo, no sufren de nada en este bonito lugar al que  llamamos paraíso, paraíso Ixhuatán que lo tiene todo y no le importa nada. Vivimos en nuestra cómoda esfera. Compañeros, reflexionen; maestros, ¿qué han hecho? Qué vergüenza. Ojalá puedan leer esto, ojalá se arrepientan, ojalá apaguen la televisión un rato y enciendan su conciencia y su empatía, la rebeldía consiste en eso. No puedo creerlo de ustedes, pero mis maestros fueron y en el pueblo he vivido, algo debí de haber aprendido.

 

Y a los que me van a decir que el mundo no cambia con mi opinión, estoy esperando a que me pongan el ejemplo.

 

Nadie despertará si no hacemos suficiente ruido.

20 de noviembre en Ixhuatán: un chiste mal contado

Franco Carrasco Aguilar

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