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Está la puerta abierta,
la vida está esperando
con su eterno presente,
con lluvia o bajo el sol.

 

Está la puerta abierta,
juntemos nuestros sueños
para vencer al miedo
que nos empobreció.

Facundo Cabral

 

Ya los vientos, las flores, los pájaros nos anuncian la llegada del baño de mar. El calorcito va en aumento, y con ello nuestros estados de ánimo.

 

Los más viejos, los antiguos que llovieron en madre Tierra, contaron sus verdades en formas mitológicas para guardar la memoria, para dejar herencia, para no repetir los mismos errores.

 

De esa memoria histórica extraemos algunos datos que pudieran servir para la construcción del presente.

 

Así lo hablaron ellos, los más viejos, que no por nada se deja un mito. Lo contaban a la gente que hacer cultura es solucionar adversidades con los medios que se encuentran al alcance. Decían que una persona es culta cuando transforma y se transforma en su entorno.

 

Cada año nos quejamo del calor, decimo que es tanta que no la soportamo ya, que ahora sí hace más calor. Sea o no efecto del cambio climático, esta es nuestra queja, y lo mismo sucede en las lluvias y durante el viento. A esa adversidad los más antiguos respondieron con nuestra arquitectura particular y que escasamente tenemos: casas de barro y palma. Claro que a esto los más parecidos a los europeos dijeron que era atraso y pobreza y empezaron a poner piso firme y paredes de block y techos de concreto para pasar al desarrollo. Pero, además, pa' que las calles no estén lodosas y el polvo no ensucie nuestros vidrios, hubo que encementar las calles. Y el calor nos invadió sobremanera.

 

Así como las casas de palma y barro fueron una tecnología que resuelve el calor y las abundantes lluvias en esta zona, también tuvimos otros inventos, como la comida, la forma de vestirse, la forma de hacer los cultivos, la forma de pescar y, seguramente, otros muchos inventos que hemos compartido por generaciones.

 

Desde la llegada del desarrollo (nótese la devastación ecológica de 1972-73) o la llamada revolución verde, que resultó ser gris de tanto pesticida y agroquímico lanzado al suelo y la atmosfera, se hicieron transformaciones forzosas a nuestro entorno y nos transformamos nosotros mismos. El elemento que quedó en juego es que esa transformación no se dio con los elementos que tenemos a nuestro alcance; esa transformación se hizo con medios que nos son ajenos y cuyo funcionamiento desconocemos. Eso nos hizo presa de la ignorancia y nos encerró en la dependencia. Qué caro es producir maíz, melón, sandía y ahora mango porque todo se debe comprar.

 

Justo en esta última frase estriba la situación que nos afecta. “Todo se debe comprar”, y esa posibilidá de comprar se vuelve cada vez más lejana, y entonces está el rollo de que se necesita inversión para poder realizar cualquier emprendimiento. También esta frase envuelve el misterio de las frecuentes crisis.

 

A la crisis económica, surgida porque se trafica con deudas o certificados por cobrar, que sea, con dinero no existente, la solucionan los políticos y banqueros con recortes presupuestales. Esta crisis económica trae más pobreza; entonces se recorta el presupuesto a educación, hospitales y cultura para dárselos a los programas de seguridá y a burócratas.

 

Bajo el discurso de la seguridad, han legalizado la restricción a los derechos diversos; por ejemplo, bajo la consigna de la seguridad, se criminaliza la propuesta. A Betina Cruz, defensora comunitaria zapoteca (por cierto, ya fue exonerada), se le acusa de privación ilegal de la libertad por haber realizado, junto con un pueblo inconforme, una manifestación frente a las oficinas de la CFE. O, recientemente, con la reforma al artículo 127, se priva a los pueblos del derecho a decidir sobre su tierra y su territorio. Se dice que, por “seguridad energética”, los gobiernos pueden ocupar temporalmente las tierras de los pueblos o particulares.

 

Discursos, discursos y más discursos, mientras que más gente va vendiendo sus posesiones, más gente va quedando más pobre. Quizá la forma de salir de esta espiral sea, como contaron los más antiguos binnizá, “volver a la raíz”, mirarse los ojos hacia adentro para volver a encontrar el mundo sagrado que somos.

 

Dirán algunos que hablo a lo tarado, y puede ser, puede ser que solamente mi guidxera me lleve a elucubrar. Mas creo que los más antiguos nos dejaron saberes, prácticas, herramientas, tecnologías para el buen vivir. Buen vivir no es vivir mejor. Es vivir con lo necesario.

 

Para no deshidratarnos nos enseñaron a comer cosas saladas y muy dulces. Los médicos dicen que eso nos enferma de los riñones, pues sí, también nos enferman las pastillas que ellos mismos nos venden. Y, en este mismo sentido, nos enseñaron que el camarón y el pescado se guardan con sal para el tiempo que no hay (luego también en refrigerador), y que eso nos enseña que debemos guardar para cuando no hay. Cuando no hay es cuando no podemos pescar o cuando debemos cuidar de los animales para que se reproduzcan.

 

Nos enseñaron que el otate es una de las maderas más resistentes en la construcción y que con palma y barro se produce la frescura, más si te acuestas en una tu hamaca de palma trenzada.

 

Nos enseñaron, los más viejos y viejas, que la vida tiene un equilibrio, que la vida tiene una armonía entre el sentir-pensar-hacer, una armonía entre lo individual y lo colectivo.

 

Quizá la más grande riqueza está inscrita en la milpa (entiéndase milpa como el espacio donde las plantas-animales conviven para producir el alimento). La siembra fue un espacio donde se producen todos los alimentos, tanto verduras, vegetales como animales. La milpa es el espacio simbiótico entre plantas-animales-personas.

 

Algunos otros aportes habrá, es tarea de todos seguir descubriéndolos porque la dependencia nos está llevando a los 100 años de olvido, a borrar la memoria colectiva, a permanecer sometidos ante los extranjeros.

 

Por cierto, el doctor Juan Henestroza, en su aporte de la semana pasada, no ha analizado la posibilidad de una consulta, nos ha llamado a realizar esa consulta. Quiero usar este medio para pedirles, por favor, que se sumen a la consulta a la que el doctor nos invita. ¿Cómo puedes colaborar dentro de ella? Propongo que se integren equipos: 1.- De promoción de diálogos barriales, cabe el diálogo por ciberredes barriales. 2.- Integración de equipos de sistematización de esas ideas. 3.- Integración de equipos para el aspecto legal comunitario de una consulta. 4. La integración de la asamblea de ixhuatecos e Ixhuatecas que decidan los destinos de Ixhuatán.

 

Y se acerca el baño de mar. Juntemos la alegría para renacernos en las playas. Y se acerca el día de volvernos a ver, puede ser que sea el día de encontrar alternativas a nuestro propio desarrollo, porque también nosotros podemos construir un desarrollo o buen vivir desde los saberes que nos han heredado nuestros más antiguos binnizá.

 

No quiero ver un día manifestando

por la paz en el mundo a los animales.

Cómo me reiría ese loco día,

ellos manifestándose por la vida

y nosotros apenas sobreviviendo, sobreviviendo.

Víctor Heredia

Aporte de Ixhuatán al buen vivir

Manuel Antonio Ruiz

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