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19/3/2016

 

Si un presidente municipal de Ixhuatán ha robado dinero del pueblo durante su administración, que lo regrese y que sea procesado por las instancias legales correspondientes. Solo así dejará de verse la alcaldía local como un motín que puede ser usado para enriquecerse a costa de los ixhuatecos, muy dados a desentenderse del manejo de los recursos públicos.

 

Trienio tras trienio, el alcalde en turno goza de total discrecionalidad para ejercer el erario: lo implementa como su (no necesariamente) sano juicio se lo indica, sin que haya un órgano que vigile este uso. Si somos condescendientes, diremos que cada edil en funciones es el más apto, el mejor, para dirigir las políticas públicas de Guidxiyaza, pues se supone que los ciudadanos elegimos en relación con los programas políticos que cada candidato presenta durante su campaña (léase esto último con sarcasmo), de ahí que supongamos que dicha facultad será utilizada de manera inteligente.

 

Calles pavimentadas, domos, relojes, auditorios, casas de la cultura, Guelaguetzas o contratos de jugadores foráneos de beisbol para reforzar al equipo local, todo edil de Ixhuatán maneja los fondos municipales a sus anchas y sin rendir cuentas más que las que se presentan en sus tres informes de gobierno, situación grave en términos de transparencia debido a que lo único que a los ixhuatecos nos queda es tener fe en los datos que el alcalde presenta. Y esto es así a causa de la omisión ciudadana y gubernamental con respecto al marco legal que rige la vigilancia de todo funcionario. Hasta ahora no existe ventana efectiva alguna en la cual una persona de Ixhuatán pueda consultar cómo se utiliza cada peso destinado a la administración pública del lugar entre palmeras. Digo efectiva porque, en realidad, sí hay instancias estatales encargadas de transparentar el gasto de los municipios, pero a los presidentes les importa un comino y no hacen nada durante su gestión para informar a los ciudadanos sobre estas herramientas a su disposición (incluso algunos ignoran totalmente solicitudes hechas vía Transparencia –es decir, legal– de Oaxaca. ¡Qué bonito!).

 

A propósito de este contexto, en los últimos dos meses ha emergido en la agenda mediática una propuesta que pretende contrarrestar el ambiente de corrupción que impera en el país. Se trata de la Iniciativa Ciudadana de Ley 3 de 3, la cual pretende modificar la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y establecer que todos los funcionarios hagan públicas sus declaraciones patrimonial, de intereses y fiscal, con lo que se podría verificar el tamaño de la “rasuradita” –dixit Hilario Ramírez Villanueva, “Layín”, el alcalde panista de San Blas, Nayarit, que afirmó que “sí robó, pero poquito”– que estos actores les dan a los fondos que ellos administran. El jueves 17 de marzo, el INE recibió del Senado 15 cajas que contienen 291 mil 467 firmas de los ciudadanos que apoyan la iniciativa. Hasta ayer viernes 18 de marzo a las 16:42 horas, el sitio web de esta propuesta (http://ley3de3.mx/) registraba 309 mil 476 firmas. Afortunadamente, todo parece indicar que esta moción pronto será traducida en la legislación nacional.

 

Mientras los funcionarios públicos ixhuatecos no transparenten todos los gastos que realizan a expensas del municipio, nos mantendremos en esa cultura de la opacidad que caracteriza a la alcaldía local. Es preciso también que existan auditorías descentralizadas, ciudadanas, que verifiquen el uso de los recursos que le pertenecen a Ixhuatán como comunidad, no a sus representantes ante el Estado. Pero para que esto se lleve a cabo es necesario que los ciudadanos del pueblo se organicen y formen dichas instancias, o sea, que se involucren en la cosa pública, lo cual a ratos da flojera y se opta mejor por dejar en manos de la burocracia el manejo de las cuentas públicas. Craso error.

 

En su disco (libro) de moda (“Solo así: por una agenda ciudadana independiente”), cuyas 86 páginas pueden ser leídas en una noche de insomnio, Jorge Castañeda postula que uno de los puntos que la agenda del candidato independiente a la presidencia de la república en 2018 –que dice que sus intenciones no son hacerse propaganda para que sea él quien encarne esa figura (sí, claro), pero que, si el pueblo mexicano ve en él a ese candidato, aceptará la responsabilidad (¿ah, verdad?)– debe tener es la rendición de cuentas a fin de establecer sanciones a quienes se han aprovechado del dinero producto de la función pública. Pese a que discrepo con el escritor en distintas tesis que propone en este trabajo, coincido totalmente con él en este punto: sin que se trate de una cacería de brujas, es necesario e impostergable investigar a todos aquellos que han ocupado el cargo de presidente municipal de Ixhuatán, así como a quienes han sido regidores y han formado parte de la burocracia local, en relación al gasto público y, en caso de encontrar irregularidades, que respondan ante la ley por sus acciones. Con esto las ideas de que “todos roban”, “que roben, pero que hagan algo por el pueblo” o “ni modos, a aguantarlos tres años” pueden comenzar a desnaturalizarse de nuestra cultura política y comenzar un proceso de reorganización de esta.

 

Quienes aspiran al cargo de edil de Ixhuatán en las próximas elecciones (algunos etiquetados en el promocional de Facebook de esta columna y que espero que estén abiertos a debatir ideas por el mejoramiento del pueblo y no se encierren en la necedad de su ego) tienen una gran oportunidad para pasar a la historia y generar desde la función pública un ambiente democrático más adecuado para una sociedad necesitada de honestidad, responsabilidad y compromiso por parte de sus autoridades o pueden pasar también a la historia como personajes a los que no les importó la ciudadanía e hicieron lo que quisieron con el puesto que les fue delegado por la voluntad popular.

 

A los ciudadanos solo nos queda organizarnos, no quitar el dedo del renglón y exigir apertura y transparencia del gasto público para aspirar a lograr un mejor pueblo para vivir. Yo me involucro, por eso participo en PANÓPTICO IXHUATECO.

 

Avisos parroquiales: comenzaron las vacaciones de Semana Santa y, para algunos, Pascua, por lo que seguramente muchos ixhuatecos que vivimos fuera volveremos a la tierra que tanto queremos. Pese a que esta vez no recibiremos la bienvenida por parte del árbol seco con cabellos de mujer que se robaron, deseo que todos disfrutemos de nuestra gente y que no haya mayores problemas en los días de campamento en Aguachil. Nos leemos dentro de dos semanas, ya que el próximo sábado todos estaremos revolcándonos en nuestro mar.

Auditoría y rendición de cuentas, urgentes

Michael Molina

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