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Dejamos de reír para someternos a ese mundo cruel de la formalidad,

ese mundo que nos dio una misión,

ese mundo que nos impuso un trabajo que nunca construimos

 que por lo tanto no fue nuestro.

Un mundo conquistado por el “amor”

en cuyo nombre hemos vivido los peores momentos de nuestras vidas.

Y vio Dios que era bueno y anocheció amaneció,

era el noveno día.

El octavo solo fue el día de revisar lo que se hizo el día anterior

y pasar la cruda por la gran fiesta del séptimo día.

Así fue que los días siguientes se volvieron monótonos, repetitivos,

cansados y agobiantes.

 “De la guerra de los imbéciles”, Antonio, 2014

 

Amor:

 

Sería inaceptable no escribirte como antaño. Ahora que la ciencia y la tecnología nos han alejado acercándonos tanto, nos hablamos y nos vemos a la distancia, mas no hay testimonio de ello, por eso retomo el medio más lento y antiguo para dejar prueba de lo que hubo, o puede haber, entre los dos. No, ¡no voy a suicidarme!.. Aún.

 

Las trincheras que hace ya 14 años instalamos las podemos ver con mayor esperanza. El reclamo, la descalificación, los rumores incisivos van disminuyendo un poco (muy poco, en realidad) o se escuchan menos fuertes. Esto nos alienta a pensar que por fin se está reconociendo el hacer o se van acostumbrando a vernos.

 

Por tu parte, ¿cómo va la ciudá? ¿Hay esperanzas? ¿Cuánto te ha dejado la univesidá? ¿Hay algo que se pueda compartir acá abajo? ¿Hay algo que podamos adquirir sin tener que comprarlo? Sabes que las patentes son bien caras y qué mal se habla de lo que se considera genérico o no patentado, o que no tiene certificación actualizada. Sabes también que por acá el dinero circulante es muy escaso y que quien llega nos promete bondades, pero a cambio de la vida.

 

Este paso, que es el caminar de los pueblos, es lento, muy lento, pero va siempre hacia adelante.

Por cierto, ¿recuerdas aquel mi escrito que salió el 2 de julio de 2012? Más por presumir que por su contenido te lo comparto:

 

Cruda democrática

¿Ganó México?

 

Pero la india les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio

no era la imposibilidad de dormir,

pues el cuerpo no sentía cansancio alguno,

sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido.

Quería decir que cuando el enfermo se acostumbraba a su estado de vigilia,

empezaban a borrarse de su memoria los recuerdos de la infancia,

luego el nombre y la noción de las cosas,

y por último la identidad de las personas y aun la conciencia del propio ser,

hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado.

“Cien años de soledad”, Gabo

 

Nos invitaron a tomar durante tres meses y muchos disfrutamos de la embriaguez de democracia. El 1 de julio, hubo muchos votantes, se habla de poco más del 60% del padrón, que, en realidad, no es mucho visto desde otros puntos de vista. Es solo 10%.

 

Los que defienden que la democracia gana con la mitad más uno se llenan de alegría porque ahora no es uno sino 10%. Y el 40% (credencializado) que no votó se divide entre los que lo intentaron y las boletas no alcanzaron y los que no quisieron; esos que no quisieron son los que a algunos les vale madres y los otros porque están organizados (faltan aquí los no credencializados*, que son la mayoría de mexicanos. Como en el caso de Grecia, sólo los “señores” deciden o eligen al gobernante). En términos de porcentajes, pues sí son una minoría.

 

Estos organizados, los que no confiamos en el sistema de democracia representativa o de democracia participativa, en la democracia, pues, no quisimos tomar más democracia (ni en las municipales) porque, de tanto tomarla, también ataranta (y es adictiva). Porque, como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, los partidos políticos no buscan un cambio de sistema, sino estar al frente del sistema. Este sistema lo administran las transnacionales.

 

Hablar de transnacionales en Oaxaca (como en otros estados de mayoría indígena) es hablar de saqueos y muertes. De engaños, de explotación, de acabar lo que por generaciones y siglos hemos cuidado. Hubo un tiempo donde teníamos miedo a que se instalara Waltmart, Costco, Philips, etc. Que vinieron abarcando los mercados locales y desempleando a la gente que tenía su tiendita, su negocito. Ahora tenemos mineras, salineras, eólicas, petroleras, que son más agresivas y destructivas.

 

Para mis paranoias, resulta que ahora (2 de julio 2012) no veo el fraude, no sé si a alguien se le ocurre decir que hubo fraude. Debo decir que antes de las elecciones yo pensé que el fraude era a favor de López Obrador porque pensé que los administradores de la democracia no eran tan pendejos como para permitir que se organice la revolución. Pero eso nos demuestra que no lo saben todo y ni lo tienen todo resuelto, nos sirve para reconocer que hay debilidades en ese sistema. Reconozco me equivoqué en mi percepción, que fue corazonada más que información.

 

Si no hubo fraude, qué pasó? Hubo compra de voto, eso es real, lo hubo en los diferentes partidos. Hubo intentos de carrusel, lo hubo en la mayoría de los partidos. Hubo acarreos, sí, como todos los años en todos los partidos, hubo promesas falsas también como siempre. Es posible que sea el síndrome de las cebollas de Egipto. Para quienes alguna vez nos asomamos a la Biblia sabemos que, cuando los hebreos andaban camino en el desierto, a muchos se les ocurrió que era mejor volver a Egipto, donde estaban esclavos, pero al menos tenían cebollas para comer. También pasó que el candidato fue construido desde hace 7 años y fue puesto en las mentes de las gentes.

 

También sucede que a veces la memoria es traicionada.

 

Cuentan los abuelos de los abuelos, los más antiguos, que los primeros hombres y mujeres que llovieron en el Istmo eran gente muy sabia y conocedora. Ellos tenían una su guarida en el cerro que ahora se llama Guie ngola (que sea, piedra grande o vieja). Desde ahí podían mirar el pasado y el presente, lo que iba y lo que venía. Por eso sabían mucho.

 

Ahora ya no se sabe cómo porque justo entro a vivir el olvido. Mas por ahí dejaron algunos abuelos, que se quedaron escondidos, su recuerdo. Lo guardaron en los huecos de los árboles, lo hablaron y lo cerraron con lodo los huecos. Entonces, cuando uno va y quita el lodo que está en el tronco del árbol, se escucha la voz que dice y desaparece y ya no lo vuelves escuchar, por eso es que no hay evidencia científica. Pero, entonces, andando por Guie ngola, un árbol dijo:

 

- “Hace muchos años, llegaron unos naguales blancos, puede que sean del norte, pero blancos eran. Ya que llegaron se dieron cuenta de que está dormida la gente, entonces hablaron con los vigilantes y de tanto que hablaron con palabras de engaño (demagogia lo dicen) durmieron a los guardias”.

 

Otro árbol dice:

 

- “Ya que todos están dormidos, tomaron en sus manos el guie’chaachi (flor) y las rociaron por el pueblo, entonces el olor de la flor enloqueció a las gentes y les hizo pensar en lo hermosos de esa noche, mas nadie recordó sus sueños, nadie recordó qué se debía hacer al amanecer, nadie recordada que al despertar tenía que hacer algo, entonces llegó el día de no hacer nada, el día de esperar, porque en el siguiente día los naguales fueron entregando cosas en las casas que después se convirtieron en deuda. Una deuda que hasta hoy día sigue creciendo”.

 

Dice otro más:

 

- “Por eso, hasta el día de hoy, muchos hombres y mujeres se olvidan de las historias y se olvidan de los futuros, se olvidan que hay muertos, se olvidan que hay esperanzas. El nagual blanco les ha hecho olvidar”.

 

Llegó el olvido y, con ello, la fiesta de la democracia, y hoy estamos de cruda, quizá la historia del olvido se llegó a las mentes y se olvidaron del 2 de octubre, de 6 de julio de 1988, de las ventas de las paraestatales, de Acteal, de Aguas Blancas, de El Charco, de las muertas de Juárez, de Atenco, de los casi 70 mil muertos calderonistas.

 

Estábamos ebrios de democracia, y es que así es la democracia, un sueño platónico que produce la decisión de unos pocos para el gobierno de unos muchos. Es una competencia desleal donde uno gana y el resto pierde. Donde los señores discuten y deciden y el resto obedece. Dicen que todos participamos de la democracia, pero hasta ahorita solo la mayoría (con credencial, que sea, sometidos al sistema) ha participado en emitir un voto por un candidato construido.

 

No, no ganó México en esta fiesta pacífica y participativa donde (solo) el 60% de la población con credencial salió a votar. Y estaban ebrios de democracia. Y hoy están de cruda. Hoy intentan abrir los ojos, y el monstruo ha despertado.

 

Va saliendo Salinas Chupacabras de la tumba, van resurgiendo las balas para seguir matando, va volviendo Díaz Ordaz con ellas. Y vuelve el hambre. El retraso no llegará porque ya está aquí. El miedo no volverá, se instaló en el país. Regresamos a las cebollas de Egipto. Pero, mmm, ¿es así la cruda democrática?

 

En una democracia se gana o se pierde porque ha sido vista como competencia y no como colaboración. En una democracia se gana y se pierde porque se pone a la venta todo y todos. En una democracia se gana y se pierde porque no se tiene el coraje por conseguir una vida buena y abundante para todos. En una democracia se gana y se pierde porque no están construyendo los caminos de todas las naciones, sino los caminos de los señores. En una democracia no gana el pueblo porque pierde su derecho a gobernar al depositarlo (su poder) en manos de uno. ¿Habría sido diferente si Quadri o López Obrador ganaran? Creo que no. Estaríamos ciertos de democracia. Dicen que la universidá dice otra cosa sobre democracia, pero ¿dónde se puede ver lo que el libro dice?

 

Ahora, a curarnos de cruda. Hay que dormir mucho para no sentir los dolores y debilidades que el hambre va a producir, hay que tomar muchos líquidos si las cerveceras y las refresqueras nos dejan algo. Quizá un poco de carbonato de sodio nos recupere el estómago.

 

Quizá organizando nuestros colectivos, nuestros barrios, nuestras colonias podremos hacer las barricadas necesarias para protegernos de lo que viene.

 

Estamos de cruda, pero eso va a pasar.

 

2 de julio de 2012

 

 

*De los 122.3 millones de mexicanos, solo 84 millones 464, 733 están registrados en el padrón, de los cuales 79 millones 454,802 aparecieron en la lista nominal. De éstos 47,672,881 (su 60%) participaron en la elección federal. Es decir, solo la tercera parte de mexicanoas eligió en ese entonces. Véase http://www.ine.mx/docs/IFE-v2/ProcesosElectorales/ProcesoElectoral2011-2012/Proceso2012_docs/numeraliapef2011-2012_28062012.pdf

Carta a un amor (primera parte)

Manuel Antonio Ruiz

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