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Cuando uno se vive su historia aislada y particular las conciencias duermen, cuentan los abuelos de nuestros abuelos, los que se hicieron el mundo, que, para que se construya la conciencia, hay que juntar a los guidxas y entonces nace el colectivo.

 

Ellos y ellas, las más viejas, de canas abundantes, contaron lo que vieron y dijeron que lo contaban para que volviera a suceder:

 

  • Un guidxa[i] tuvo un sueño, soñaba que la historia que veía en las fotos de día, en las noticias, en la tele, se veían reales, pero en su sueño estaba seguro que eso era un sueño irreal.

  • Otro guidxa soñaba que de pronto tenía muchas ideas, informaciones que caían a chorros y formaban ríos.

  • Otro guidxa más traía cargando pluma y papel, les dio un pellizco fuerte que hasta se sangraron y les dijo: “Mojen con su sangre las plumas y pinten los sueños que han tenido”.

 

Fue así que nació la revista Utopía y fue que se dieron cuenta que era 2006 y que era real que la comuna de Oaxaca había hecho pueblo el poder y que cuando 2 o 3 guidxas se juntan forman un colectivo que les hace crecer la conciencia. Y también se dieron cuenta de que un diplomado lo puede hacer un estudiante de bachiller ante la mirada incrédula y amenazante de sus profesores.

 

Cuentan, entonces, que este colectivo binni guidxa se fue a buscar a otros no tan completos de su cabeza, pero no tan malos, y fue que se encontraron en Ixhuatán, en la preparatoria José Martí, en la clase de literatura, incautos jóvenes y jóvenas que se contagiaron de la guidxhera y fue que nació el colectivo Utopía; fue que se dieron cuenta que había amanecido 2007 en la primera asamblea regional de los pueblos del Istmo reuniendo a los madreados, expulsados, reprimidos de aquella comuna oaxaqueña.

 

Cuentan que, cerrado estaba su ojo de los incautos, bueno, no tan cerrado, pero blanca era su visión, que sea, había mucha luz. Cuentan, entonces, que, al verse colectivo, pudieron hacer conciencia que no se estudia para ser alguien ni para ser más ni para tener dinero. Que se estudia para resolver problemas. Entonces se fueron a viajar y a aprender más cosas. Aprendieron radio, video, carteles, elaboración de proyectos, gestión, autonomía.

 

De ese tiempo ya llevan varias cosas que dan vida a sus etapas:

 

  • La primera etapa, cuentan los abuelos, fue al de la revista y el surgimiento del colectivo.

  • La segunda etapa fue la integración del Espacio de Comunicación Intercultural, donde se encontraron con otros colectivos del Istmo y aprendieron a ver la vida como más grande.

  • La tercera etapa fue la del regreso a la raíz, que es la etapa en la que se han crecido.

 

Dicen los que los vieron que, cuando cayó su venda de luz, se empezaron a hacer camarógrafos, reporteros, productores, directores, sonidistas, radialistas, locutores, escritoras, pero, sobre todo, se hicieron actores y actrices de su propia historia.

 

Cuentan que, en otro tiempo y otra generación, los colectivos hicieron conciencia de que mucho crecieron y que habían tenido hijos e hijas; ellos por nombre le pusieron: Radio Ixhuateca, revista Utopía, cine documental y teatro foro; estos se hicieron talleres dentro de la preparatoria que sirven para dar herramientas para vivir la vida de verdad a otros muchos jóvenes y jovenas. Entonces, que ya se cuenta, también se pensaron que es necesario reencontrarse con la comunidad.

 

Pero de eso ya hace mucho tiempo, por eso ahora aún hay gente que están llevando a los pueblos y comunidades la información de que hacen falta binniguidxas que quieran soñar con otros mundos posibles; gente que sea capaz de amar a su tierra, limpiar, cuidar y defender al vida del río; gente que quiera saber las consecuencias que tiene instalar una minera, una salinera o un parque eólico y construir ese otro mundo posible. Y, desde ese día, también los jóvenes se han pensado que solos nos perdemos, que pensarse en colectivo es la mejor opción que tenemos como experiencia, que será el colectivo el camino para corregir los errores que, como sociedad, hemos cometido.

 

Además (nota agregada), los beneficios de la minería jamás llegan a los pueblos que han cuidado estas tierras. En el desarrollo gana siempre el inversionista privado, que generalmente es extranjero, como la Minarum Gold y la Lowell Copper. Información más, información menos, cada generador eólico lleva aproximadamente 400 litros de aceites y lubricantes, cuyo derrame nadie ha evitado ahora, aunque se pueda, por eso es que dicen que instalarlos en la playa es apostar por la muerte de nuestra fuente de comida.

 

 

 

 

[i] El término guidxa (no estoy seguro de que se escriba de esa manera, algunas gentes lo pronuncian como guicha) significa idiota, imbécil, falto de inteligencia. 

De cómo nace el

colectivo Utopía

Manuel Antonio Ruiz

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