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6/4/2016

 

Después de haber sido acorralados por la policía municipal de San Francisco Ixhuatán, encabezada por su presidente, para regañarnos por haber colocado una manta que decía “Sr. Presidente, no al cambio de uso de suelo”, aquel 15 de septiembre, cuando una llovizna nos impidió el desfile, decidimos que elevaríamos el nivel de la propuesta.

 

El 20 de noviembre de 2014 lanzamos el proyecto Consultas comunitarias por la vida; caminamos los barrios y las agencias y dábamos información sobre los megaproyectos mineros, salineros y eólicos. Nuestro objetivo era claro: dar información para obtener una decisión libre, previa e informada para cuando las empresas llegaran al lugar. Incluso para que la gente empezara a solicitar una consulta de acuerdo con el convenio 169 de la OIT.

 

En la caminada nos dimos cuenta de que estábamos equivocados en el objetivo: ni levantando las 10 mil firmas que nos habíamos propuesto podrían detener la invasión. Vimos en acción a diputados y diputadas, quienes ofrecieron dinero y vendieron desarrollo para apoyar la expulsión de opositores al proyecto eólico, pero sobre todo preparando la campaña muratista.

 

El 20  de diciembre de 2015 dimos por terminada la fase informativa y nos dimos receso para repensar el proyecto. Sobre todo porque vimos a los estudiantes cansados y con pocos ánimos. Los padres no se unieron al proyecto. La gente, aunque está de acuerdo con que se dé información, no tomó en sus manos la tarea de reaccionar ante la invasión extranjera. Fuimos un fracaso.

 

Hoy se vuelve necesario retomar el proyecto. Consideramos que no es necesaria una consulta desde los gobiernos; el caso Juchitán es una forma de consultar a la manera priista corporativista, acarreadora, compradora de votos. No queremos una consulta.

 

Se hace necesario consultarnos los unos a los otros. Ya en publicaciones anteriores hemos propuesto la realización de espacios de diálogos conscientes: ¿qué queremos para el futuro? ¿Esperaremos a que vengan las futuras generaciones a decidir lo que nos corresponde decidir a nosotros? Si esperamos, ya no habrá que decidir, y ante la idea de quienes venden desarrollo debe prevalecer la vida.

 

La COP21, llevada a cabo en Francia del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015, cuyo texto firman  los 195 países reunidos, integra consideraciones técnicas y políticas donde reconocen en el cambio climático la amenaza “apremiante y con efectos  potencialmente irreversibles para las sociedades humanas… y que por lo tanto exige la más alta cooperación de los países”, y entra en vigor en 2020[1]. Dicha conferencia tiene como objetivo eliminar el uso de combustibles fósiles (petróleo) y sustituirlos por energías renovables.

 

Aquí es donde entran en función las empresas generadoras de energías renovables con el viento. Las eólicas que producirán las energías. Esta conferencia internacional da cabida a la explotación de los elementos naturales que nos dan la vida. Aquello que nos era un derecho humano natural se vuelve mercancía: el agua, el viento, el sol, la tierra.

 

Esta semana, la Secretaría de Energía ha dado a conocer el siguiente paquete de producción de energía: los 22 parques en operación con 3 mil generadores representan el 10 % de la producción de energía objetivo en el Istmo de Tehuantepec, por lo que la siguiente etapa consiste en aumentar en un 200 % la producción actual, es decir, la siguiente etapa comprende 6 mil generadores de los 30 mil que se pretenden.

 

Un gobierno autoritario no es un gobierno democrático. El gobierno federal, al anunciar una decisión sin consultar a sus gobernados, no es democrático. Además, viola los acuerdos internaciones. En ese sentido es de vital importancia llamar la atención a ese gobierno para que actúe conforme a derecho.

 

La propuesta que la campaña Consultas comunitarias por la vida hacía es preguntarnos qué es lo más importante para nosotros. ¿Cuál es la escala de los valores vitales que pretendemos vivir? ¿Qué papel jugamos nosotros en esta necesidad de producción energética? ¿Cómo queremos que se modifique nuestro panorama visual y de producción de alimentos?

 

La propuesta de nuestra consulta es crear un sistema propio de proceso comunitario. Si se quiere podemos preguntarnos ¿cómo haremos nuestro propio desarrollo? ¿Quieren las y los ixhuatecos estar al margen de ese desarrollo? ¿Queremos estar al frente o queremos seguir siendo dependientes de los dineros externos?

 

En el caso de que la población en general decidiera que quiere ser un pueblo generador de energía eólica, ¿cómo haremos el proceso de transformación de pescador a desempleado? ¿Cómo vamos a producir comida? ¿De qué manera se hará el reparto de las ganancias que la empresa entregue, si las entrega? ¿Cómo beneficiará directamente a los bolsillos de los ixhuatecos los remanentes eólicos? Estas decisiones no las puede tomar el ayuntamiento.

 

Hacemos, desde este espacio, un llamado a quienes nos encontramos en Ixhuatán y sus agencias municipales y a quienes viven fuera de Ixhuatán, y los medios se los permitan, a juntar sus firmas para que podamos poner un primer eslabón en este proceso de decisión colectiva para el futuro de las nuevas generaciones.

 

Convocamos a que juntemos nuestras firmas para no permitir la imposición de decisiones que no nos toman en cuenta. La decisión de colocar el doble de torres eólicas en nuestra región es una decisión que no cumple con los acuerdos internacionales, y en conciencia debiera indignarnos. Démosle la vuelta a esa decisión y obliguemos a que quienes ocupan un lugar en la administración pública consulten antes de decidir.

 

Tu firma ayudará a defender la comida, a defender el pie de cerro, a defender Aguachil, a defender el camarón, a defender el pescado: lisa róbalo, pargo, jurel, macabil, que tanto nos gustan.

 

[1] Edith Escalón, Acuerdo 2015 de cambio climático, entre el éxito y la simulación global.

Consultas comunitarias por la vida

Manuel Antonio Ruiz

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