Este inframundo es dulce, y todos tenemos los ojos vedados, hasta los más despiertos viven con sueño.
Hay que saber de tanto y lo poco que podemos alcanzar cuando volamos.
Y lo mucho que somos en la historia de un latido.
Parece que el cielo va a desaparecer si no lo encuentro.
La luna está desmayada y los hijos de la luna manchan de carcajadas el viento.
Y los pies independientes de bestia trazan camino hacia el mar y se espinan y sangran.
Un joven retorno le pregunta a los muertos sobre la estética del espiral en la máscara de un rostro.
El triángulo viaja al paraíso en movimiento.
Y nadie camina sobre el agua, nadie sabe jugar (aunque todo sea divertido).
El eco visual produce fantasmas y un horizonte donde el sol se oculta. A esa hora, todos quisieran estar en el viaje azul del día eterno.
Siete cotorras o un pájaro extraño a las 10:30 de la noche viendo diagonalmente la luna.
Y no sé los sueños de todos ni sus placeres. Las costras maleables esperan a todos. No está tan lejos como parece si vemos hacia el cielo y a través de él hasta llegar al espejo que refleja al inframundo y sus distancias.
El fantasma de un gran venado nos vigila.