4/8/2016
Comunicar es también recibir contestación. Comunicar tiene una finalidad. Pero esa comunicación debe llevar un destinatario y debe ir por el canal correcto.
Hace una semana, en medio de la tristeza, hice pública mi rabia. Les hice saber la acción dolosa del ayuntamiento de Ixhuatán, que no respeta las instituciones, que, aprovechándose de su autoridad, ejecuta acciones que lastiman el hacer de muchos, muchos jóvenes. Cortó nuestros árboles y se robó la madera de caoba y huanacastle.
El comunicado que se publicó en el Feisbuc se compartió más de 50 veces, salieron tres notas de prensa y varios comentarios a favor y en contra de la acción llevada a cabo; sin embargo, la indignación quedó en las nubes de la red social.
A cada indignación le falta su digna acción. Enrique Dussel y otros filósofos y teólogos hacen una explicación acerca de la indignación ética. Ella es la respuesta a una situación de injusticia, y como respuesta a la injusticia se convierte en una acción sentida y pensada que da respuesta a una problemática.
Al corte de árboles, que de por sí representa una acción injusta a la naturaleza –que ya de sí nos cobija en todos los sentidos–, fue una injusticia en el sentido de no respetar a quienes damos nuestro esfuerzo y nuestro tiempo a la comunidad ixhuateca a través de esta histórica casa de estudios. Una autoridad que no respeta a sus instituciones es una contradicción.
Si bien nuestros lectores de Panóptico y los amigos y amigas de la preparatoria, de La Ixhauteca Radio y otros medios se enojaron, a mi parecer hizo falta la acción digna. Esto nos hace pensar en la reacción que las y los ixhuatecos tienen ante una injusticia.
Sin duda Ixhuatán se vuelve solidario. La mayoría se ofrece a apoyar al que sufre, al que está dolido. Y quiero pensar que nos hace falta actuar cuando la injusticia viene de quien simboliza nuestra autoridad; es comprensible porque aún nos falta experiencia en ese ámbito. Hay demasiado respeto a la figura de autoridad que hace que a ella no se le cuestiona de frente.
Para mi gusto, a quienes nos indignamos nos faltó pasar a una acción. ¿Qué acción se necesita ante este atropello? Quizá algún abogado pudo ofrecer su servicio de acompañar para que poner un precedente, porque ¿hasta cuándo se pondrá un alto a quien abusa de su autoridad? ¿Cuándo Ixhuatán va a fortalecer su autoridad como comunidad si no lo hacemos los ixhuatecos? Desde mi profesión, oficio, vivencia, ¿qué puedo aportar para que se fortalezca la comunidad en esta coyuntura?
Quizá el caso del corte de árboles nos pudiera confrontar internamente, y es algo que no queremos; más bien este caso debe unificarnos para prepararnos ante los abusos del gobierno estatal y federal por las concesiones para minería y eólicas, pues eso nos afectará a toda la población, principalmente a quienes no poseen tierras, a quienes vivimos de la pesca y de la agricultura.
La digna acción necesita visualizarse y visibilizarse. Es tiempo de hacer la mínima acción que nos lleve a una convivencia interna y a una unidad en la diferencia que defienda nuestra vida y cultura.
De la indignación a la digna acción
Manuel Antonio Ruiz
Tomada de www.amnistia.org.pe