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Cuentan los más jóvenes, que son hijos de los hijos, que trabajar es una de las cosas que nos dan flojera hacer, que no mero es flojera, sino que, más bien, a los más jóvenes se les enseñó que, cuando son pequeñas o pequeños, les dicen que no deben trabajar, entonces, cuando no se aprende de pequeño -así lo cuentan los viejos y viejas de la comunidad-, entonces no se aprende.

 

También cuentan los más binnigulaza, que, cuando uno deja de trabajar para la comunidad, también uno empieza a perder la comunidad, que sea, nos vivimos juntos pero ya sin ser comunidad, sino individualidad. Por eso es necesario reconstruir el tequio, que sea, el trabajo colectivo por nuestros lugares comunes, que sea, no dejar que lo haga la presidencia, sino que la presidencia convoque pa’ que todos nos encontremos en un punto común, que, si esto no se hace, es muy fácil que la indemocracia o la democracia formal se apodere de nuestras vidas, tierras, territorios y los bienes naturales que nos han hecho ser como somos.

 

Cuentan también los más viejos y viejas que, una vez que se juntaron en pequeños foros las gentes grandes y pequeñas y que los más jóvenes de los jóvenes les preguntaron, las gentes empezaron a decir.

 

 

  • En nuestras tierras, dijo una mujer, el trabajo se rige por el  tiempo, no se cuenta con sistema de riego. En la comunidad de El Morro se construyeron pozos profundos; sin embargo, por otras entrevistas con campesinos sabemos que el agua tiene altos contenidos de sales, pues son comunidades cercanas al mar, esto hace que los pozos no sean aptos para el riego.

  • ¿Y cómo es que no tenemos trabajo todo el año, pues?, preguntó un pequeño.

  • Bueno, dijo un señor, el periodo de vida de la comunidad está compuesto por ciclos que responden a las temporadas tanto de viento como de lluvia. Los fenómenos que actualmente se presentan como se sequía prolongada o de lluvia intensa han ido también modificando la producción. Durante las fechas de lluvias es cuando aumenta la producción del campo y la cosecha de camarón.

  • ¿Y eso de la inundada?, preguntó una niña coqueta.

 

Entonces una señora responde:

 

  • Durante la temporada de lluvia, la población de Ixhuatán vive a la expectativa del río, ya que frecuentemente se inunda. La Colonia Lázaro Cárdenas, con el afán de extender el espacio habitado de Ixhuatán, en tiempos del conflicto agrario con San Francisco del Mar, se ubicó en los márgenes de una laguna natural y fue extendiéndose hasta quedar dentro de la laguna, esto hace que, en las crecidas del río, se inunde, lo mismo que el Barrio Ostuta; sin embargo, las inundaciones, por ser una zona de planicie, son algo natural. Este fenómeno del desbordamiento del río es lo que convierte a la zona en tierras altamente productivas.

 

Bueno, se dijo un señor que por ahí andaba:

 

  • Debido a que el trabajo es de temporada, generalmente la gente que tiene algún oficio también suele ser campesino, pescador o las dos cosas. En las épocas de abundancia, la gran mayoría acude a su trabajo habitual: el campesino, al campo, y el pescador, al mar. Una gran parte de los campesinos, en épocas de sequía, se convierte en pescadores, de donde obtienen el sustento del día, pues el mar, en esta época, no tiene mucha producción. Las personas que tienen un oficio, independiente del de la pesca o el mar, se identifican más como campesinos y pescadores que por algún oficio. Reconocen el trabajo como identidad e interrelación con el territorio.

 

Para la realización de este diagnóstico se convocó a foros, la mayoría de los asistentes fueron personas que no son dueñas de tierras, por lo que no aparecen los ganaderos, solo en Reforma de Pineda y con los jóvenes de la prepa se reconoce la existencia de ellos y comentan que son los que tienen una mejor posición económica.

 

Uno de los más jóvenes explicó:

 

  • La gran mayoría de los campesinos no son dueños de tierras. Quienes las poseen son pocos, sobre todo en las agencias de El Morro, Reforma Agraria Integral y Reforma de Pineda. El resto de los campesinos renta las tierras a los poseedores miembros de ejidos, de la propiedad privada o a los bienes comunales en San Francisco del Mar, donde la mayoría de los ganaderos paga el derecho de posesión.

 

Una jóvena preocupada advirtió:

 

  • En la zona, la agricultura se ha basado, en los últimos años, en el monocultivo de la sandía, melón, papaya, y actualmente se está dando el crecimiento de huertas de mango. En otros tiempos se solía sembrar maíz, pepino, calabaza y chiles. Ixhuatán cuenta con la empacadora de mango para exportación (el Tabernal SPR), en la que trabajan temporalmente (de abril a mayo y, en buenos tiempos, se extiende hasta junio) habitantes del municipio, aunque también llegan personas de Sonora para las labores más especializadas del empaque de mango.

 

Cuentan, entonces,  que los más viejos de los viejos, en la preocupancia de que los lugares comunes se van perdiendo, añorando las épocas antiguas, explicaron:

 

  • Las épocas de mayor producción tanto en el campo como en el mar son del pasado, ocurrieron hace 20 o 30 años con la llegada del tractor y los agroquímicos y la llegada del chinchorro, la malla o el copo, se extrajeron toneladas de productos; sin embargo, ahora la producción es mínima.

 

En respuesta, una muchachita de escasa estatua, pero de grande corazón, a manera de reclamo, dijo:

 

  • Se muestra poco esfuerzo e individualismo en el trabajo, se está dependiendo del programa Procampo o de los proyectos que los políticos prometen, que, en general, no llegan a toda la población. En la comunidad de El Morro y en Reforma de Pineda, la Iglesia católica y la organización Comunidades Campesinas en Camino impulsaron hace 10 años la creación de una organización de productores de ajonjolí (con la idea de rotar cultivos y promover el ahorro); sin embargo, la gente abandonó la organización porque tenía muchas exigencias, entre ellas estaba la de limpiar el ajonjolí. Se compraba al precio del mercado en ese momento y la organización buscaba el mejor mercado o se esperaba hasta que hubiera un mejor precio, el plusvalor se depositaba en una cuenta de ahorros que era entregada al inicio de la siguiente temporada de siembras con un crédito extra. A pesar de que muchos campesinos no aceptaron esta forma de venta y se retiraron, el grupo organizado aún existe en la comunidad.

 

Se descansó para tomar un respiro, fatigada por tanto dato, respiró y volvió a tomar la palabra:

 

 

  • La comercialización de la producción tanto del ganado, del campo y del mar no se hace directamente al mercado, se basa en el  intermediarismo, lo que lleva a que se les pague con un precio muy barato y ha tenido como efecto la migración constante principalmente a Ciudad Juárez, Tampico o a Estados Unidos o a trabajos como soldado o policía. Una peculiaridad interesante evidenciada fue en Chahuites las Conchas, manifiestando una característica del mínimo esfuerzo, antropocentrismo. Les cuesta poco la vida, tienen la idea de que se dan las cosas y no están impuestos al esfuerzo. Esta es una característica muy marcada en los jóvenes.

  • Cierto pue, dijo otra de las pequeñas hijas de las hijas de los antiguos. Otra singularidad demostrada en varias áreas es la valoración de lo externo por encima de lo local. Las personas se sienten orgullosas de haber realizado contratos con comerciantes externos, aunque el precio que reciben por su producto no sea el adecuado. Se espera ser “socio” de empresas de renombre y, como sucede en muchos casos, se vende el producto y se consumen subproductos provenientes de otros lugares.

 

Y arremató un último joven diciendo:

 

  • Los jóvenes no tienen la misma concepción que los adultos del trabajo, se les forma con la idea de que el trabajo del campo o del mar es un castigo. Quien estudia debe hacerlo para “salir adelante” para no sufrir como sufren los padres. En este sentido, existe una diferencia entre los jóvenes que estudian en  el Cobao de Reforma de Pineda y quienes estudian en la preparatoria  José Martí, de Ixhuatán. Estos últimos están más relacionados con su territorio y tienen mayor conciencia de esto, comparten el trabajo  y el estudio, esto es lo que propicia ese conocimiento.

 

Por eso es que, desde ese día, entender al ixhuateco/a de esta manera no está bien aceptado, pero, entonces, se vuelve necesario encontrar puntos de coherencia o de explicación o de aclaramiento o de construcción de nuevas formas de explicarnos y de hacer prácticas que nos sigan construyendo para el presente.

 

Regálame tres líneas para decirme ¿qué sientes al leer esto (si es o no es parte de ti)? ¿Qué aumentarías o quitarías de lo que la gente respondió? ¿Qué podrías hacer para crear fuentes de trabajo en Ixhuatán? Porque eso es lo que seremos.

 

Espero podamos dialogarnos la siguiente semana.

Xquixhe pe lii

Del ser ixhuateca/o

o del trabajo

Manuel Antonio Ruiz

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