Los que somos
Los más viejos, los Binnigula'sa, quienes llovieron primero en nuestra madre Tierra, nos dieron las tarea de traer alegría a los pueblos. Dicen otros que han escrito que en la boda bailamos “mediu xhiga” porque es la despedida; en cierta forma es cierto, pero no del todo, pues bailamos no para llorar, sino para estar contentos, al danzar recreamos la fuerza y la alegría y la compartimos con los otros y otras; por eso, desde ese entonces, es nuestra misión llevar la alegría a los otros pueblos.
En la tarea de llevar la alegría nos hicimos fiesta en los días recientes. Esta fiesta que ahora concluye en el ciclo agrícola del chahuites se prolonga todo el año. Desde la preparatoria elegimos tres ejes para resistir: la defensa de la vida, la reconstrucción del tejido social y la creación de colectivos.
Ya nuestro corazón reboza de alegría y de una gran noticia que será de gozo y esperanza para nuestros pueblos.
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Iniciamo la fiesta con el festival Nisado’ ne Guiigu’, donde los participantes, con canto y poesía, nos hicieron pensar en la gran necesidad de cuidar y proteger los bienes naturales que nuestros Binnigula'sa crearon: el río, la mar, las aguas y la tierra.
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Bailamos calenda anunciando la llegada de la cosecha del chahuite (siembra en época de sequía y viento, que sea, de humedad en tierra fértil).
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Recogimo con los mayordomos las flores del pueblo para presentarlas a nuestros hacedores de la vida, que muy antiguamente fue Xhunaxhido’, que ahora se llama Xhunaxhi Candelaria.
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Compartimos la alegría de la abundancia el 2 de febrero en la enramada de la vela de los pobres. Cumplimos ahí el compromiso que contrajimos el año pasado y como simbolismo de dar gracias a la vida en la figura de Xhunaxhido’ Candelaria al sentirnos protegidos en tiempos de amenaza de muerte.
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Cuando los represores, los naguales del norte, siembran odios, mentiras, saqueos y muerte, quisieron borrar nuestros pasos por la vida; ahí resistimos acompañados de la divinidad.
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El día 3 cerramos el ciclo asumiendo nuevamente el compromiso de continuar la alegría, que sea, la Preparatoria Comunitaria José Martí asume una capitanía festiva para 2016.
Lo aprendido
Hay muchos frentes que pretenden cuestionar y descalificar la fiesta grande. En esta fiesta, por supuesto, hay derroche, hay intereses personales, hay competencia que divide. Algunos pretenden ver división al haber dos velas el mismo día (que sí tiene su origen ahí, pero que en el tejido social solo están divididos los políticos que en ella participan), mas el ir y venir de la gente de una a otra vela, se da todo el día.
Descubrimos la fiesta patronal como un códice muy antiguo. Ese códice necesitamos releerlo, interpretarlo y reescribirlo.
La fiesta como códice guarda las formas que los Binnigula'sa nos dejaron de enseñanza. Algunos elementos que podemos ver a simple vista consideramo. De algunos de estos elementos visibles sobresale el elemento del invasor, y ante eso debemos leer críticamente.
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Ahí está escrito la forma de gobierno propio. La representación de todos y todas se hace mediante una pareja y no mediante un solo representante, como sucede en las formas de gobiernos democráticas (ayuntamientos, diputaciones, etc.). Cuando quien quiere la mayordomía es una persona soletera, viuda, etc., ha de hacer su compromiso con algún familiar que represente a la dualidad. Quien es mayordomo se ofrece a servir junto con su familia extensa; cuando no hay quien se ofrezca, se busca a quien tenga voluntad y se ponen las condiciones para que dé un buen servicio de acuerdo con sus capacidades. Para poder dar un servicio a toda la comunidad busca a quien le ayude y en ese pretexto se busca a los capitanes, padrinos, madrinas, etc. No hay división dentro de la fiesta, se comparte la responsabilidad, decimos que cada quien atiende a su gente, no porque sea gente particular, sino porque es la parte del pueblo a la que le toca dar de comer. La función de servir al pueblo es invitación y no ley coercitiva.
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Encontramos ahí la forma educativa.
La verdadera fiesta no es el 2 de febrero. Esta es una fiesta, la más grande, pero al fin una de las fiestas. La fiesta educativa se da en el periodo festivo. La preparación de todo, el trabajo, el chacoteo durante las actividades es lo que conforma la fiesta. Ese es el momento del aprendizaje. O sea que no se necesita un salón, sino un espacio de interacción.
Cuando se habla de medicina tradicional, decimos que no es suficiente aprender la técnica, hace falta la transmisión del don, y ese don se transfiere con los años, con la presencia cercana, sin darse cuenta. Efectivamente eso es lo que sucede en la ayuda de la fiesta: se transfiere el conocimiento a partir de la convivencia trabajadora.
Trabajo colectivo
De principio a fin, la fiesta es trabajo colectivo. La cantidad de dinero que se ocupa para realizar una parte de la fiesta es tan grande que una sola persona o una sola familia no logra pagarlo sin quedarse en total ruina. El principio fundamental del trabajo colectivo es la colectividad, el repartir el costo entre todos.
La fiesta es una fiesta de los pobres, de los y las trabajadores, no es la fiesta de los dueños. Los dueños hacen sus fiestas entre ellos y tienen posibilidad de pagar todos sus gastos. Es así entonces que conocer nuestra fiesta nos va a ubicar a un lado de la vida y en defensa de ella. Los pobres solemos darnos la mano, solemos levantar al caído, cargar entre todos el peso de las cosas.
Religión
El hecho de que la fiesta de Candelaria sea un evento religioso de la iglesia católica no lo ubica como religión. Ya anteriormente hemos dicho que es un ritual prehispánico.
Sin embargo, hemos de cambiar el término religión por espiritualidad. Ya habrá otro momento para tratar tal cambio y el significado de tales palabras. Por ahora hemos de usar el término espiritualidad.
La espiritualidad es la vida según el espíritu. Es la vida profunda, es lo que realmente se cree muchas veces sin hacerlo consciente, es la vivencia del día a día viéndolo como trascendental, cada acción en favor de la vida, del pueblo, de los pobres, de los que nos necesitan, es una acción sagrada. El mínimo acto de vida en favor de la otra persona es un acto sagrado que encierra cierto “ (algo que hace trascender a la persona por cada acto humano).
Entonces la fiesta nos hace trascender en la medida que nos reunimos, trabajamos colectivamente, rehacemos nuestra autoridad, reconstruimos nuestro entorno, pero, sobre todo, al defender nuestra tierra y territorio alegremente.
De lo que vendrá
Cuando las eólicas se acercan, se acerca el desarrollo con ellas. El desarrollo no nos pertenece, es propiedad de los ricos, los que dividen, los que mienten, los que matan y, por lo tanto, la máxima parte de lo saqueado es para ellos. Los pobres somos los que pagamos y enriquecemos a los ricos (Marx llamó a eso plusvalor). Si esas empresas vienen de la manera como lo han hecho en todas las partes donde se ubican, esta no será la excepción.
Lo que viene entonces es entender que hacer fiesta de nuestra vida es hacer la espiritualidad. Es vivir cada momento de nuestra vida reconstruyendo cuanto somos y vivimos, es defender nuestra identidad.
Es necesario releer este gran códice viviente que tenemos y reconstruir la vida de la comunidad para defender la vida y con ella el territorio, la comida, la vida.
Puede ser que venga para mí la lapidación; cuando el ego se siente superado por otro se busca la venganza, cuando la inteligencia no funciona se acude a la difamación. Pero algo puede hacerse en favor de la vida.
¿Qué puedes hacer para defender la vida de las y los ixhuatecos? ¿Si tienes las herramientas suficientes, puedes contribuir a descifrar este códice? ¿Podemos regenerar nuestra cultura e identidad?