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20/10/2015

Nuestro viejo mundo se regía por la autoridad,

mientras que el nuevo mundo se rige por el dólar.

 Sigmund Freud

 

La mayoría de los estudiantes vive del sacrificio, sea propio o de sus padres, que se desviven por dar a su hijo un nivel educativo, aunque es sabido que algunos reciben alguna beca en las escuelas, que da el mismo resultado que la venta del voto en las elecciones.

 

Los mitos sobre la creación fueron para nuestros abuelos y abuelas como la Biblia contada por años para sostener nuestro origen y nuestro destino. Estos fueron cambiados por otros mitos, y con ello cambiaron nuestra manera de entender la vida, y vivimos en una constante imitación de otras formas de vida que no llenan nuestro ser.

 

Hubo un momento en nuestra historia que rompió nuestra conexión con el origen primitivo. Por cientos de años se nos ha negado el derecho a la VIDA, como VIDA, como creación de singularidades, como vida terrestre y corporal, no como simulación de la vida o vida como sobrevivencia o supervivencia, no la vida entendida como muerte. En esto surge la necesidad de la exigencia del “derecho a la vida, pero la vida toda”, porque el derecho a la vida es un derecho humano. Y, aunque ciertamente el Estado  mexicano declara un profundo respeto por los derechos humanos, con sus agravios a nuestros territorios y a nuestros cuerpos dan fe de que para ellos nosotros no somos humanos, como para la iglesia, que por siglos estuvo a discusión que si los indios teníamos alma o no[1].

 

En esta búsqueda de mejores condiciones de vida, algunos aspectos que se vuelven positivos y están presentes son las pequeñas organizaciones de campesinos que están surgiendo en las comunidades y que han optado por la agricultura orgánica al rechazar el uso de los agroquímicos para proteger el medioambiente; la alegría de la gente expresada en las fiestas; la gente que se congrega para los distintos acontecimientos, ya sean festivos o luctuosos. Es importante el nivel de estudios escolares que mantiene la mayor parte de la población, los grupos culturales. Vale la pena mencionar que, cuando parece que el gran capital va ganado todos los mercados, aún tenemos una actitud anticapitalista en la práctica, aún las mujeres en los mercados realizan el trueque, el “cambiamos totopo por queso, te doy pan y me das tortillas”, sacando de por medio la moneda o billete que ficticiamente representa el esfuerzo humano.

 

Estos son rasgos humanos que no presentan la profundidad del ser humano, pero sí su manifestación. Es una situación social en la que vivimos y que nos cuestiona: ¿esta situación debe continuar así? ¿De qué lado se encuentra cada uno de nosotros? ¿Produciendo estos aspectos negativos o tratando de solucionarlos? ¿Estamos produciendo la muerte, la ignorancia, la violencia o estamos luchando contra ellas? ¿Estarías dispuesto desde tu estatus social, desde tu profesión y trabajo, desde tu identidad cultural a buscar la transformación de esta realidad? ¿Dónde queda el papel del educador?

 

La educación

 

En teoría, hablar de educación es hablar de las maneras como el conocimiento hace su nido en nuestras mentes para facilitar la forma de tener comida para vivir.

 

En la asamblea regional de los pueblos del Istmo a principios de 2007, en la mesa de educación, una mujer planteaba: “Yo tuve que salir de mi pueblo para trabajar, para mejorar. Nuca fui a la escuela, pero ahora que regreso a mi pueblo ya hay escuela, pero ahora ya no saben sembrar maíz, ya no saben cuidar la tierra. Yo lo pienso por sus hijos: cuando todo sea computadoras y casas, ¿cómo les van a dar de comer a sus hijos? No van a poder comer computadoras ni papeles”.

 

¿Pero qué es esto de la educación?

 

Los teóricos han dicho que la educación o bien es conducir o aprender o ambas cosas. Y cada generación ha dado un concepto de la palabra.

 

  • Educación: proveniente del término educere: se refiere al acto de guiar, conducir en una acción de dentro hacia afuera, es decir, producción de crear.

 

  • Educare: tiene un sentido de nutrir en un paso de lo exterior a lo interior, es instruir, asimilar. Esta educación quizá puede terminar en periodos inmediatos al abandono de la infancia, al dejar la primaria o al tomar conciencia de ser un adolescente, quizá cuando se está en la secundaria.

 

Aunque se diga que la educación es tan antigua como el surgimiento del ser humano, el sistema educativo que tenemos nació con John Amos Comenius, que vivió de 1592 a 1670. Este es el modelo capitalista de la educación que el Estado paga a los maestros por imponer a los alumnos amenazando con reprobar, haciendo competencias en las que la mayoría sale frustrada porque sólo hay un ganador y en la que la mayoría de los maestros en sus luchas buscan que se les pague más, que sigan dando becas y miserias a los alumnos haciendo sentir a los padres, que son unos inútiles, que no pueden mantener a sus hijos.

 

En la actualidad, algunos investigadores han dicho: “La escuela enseña mal, se aprende poco; lo poco que se aprende no es muy útil; la escuela no prepara para la vida o el trabajo[2]”. Ahora le aumentamos a esto que la mayor parte de la gente (60 %) no está recibiendo educación escolarizada o la obtiene en dosis claramente insuficientes, y quienes la adquieren a nivel satisfactorio no logran encontrar trabajo en aquello que estudiaron.

 

Se introdujo el mito de que hay que ir a la escuela para ser alguien en la vida, para salir adelante, porque si no se queda uno como ignorante. Se hace la promesa de que quien estudia va a tener trabajo, de que es necesario hacer una universidad, pero quien termina los estudios no encuentra trabajo tan bien pagado como se le prometió.

 

En nuestra Abya Yala o América Latina, se formaba a los hijos para desempeñar papeles en la sociedad, y a la llegada del invasor europeo el educador conquistador introduce el mito de que la cultura es negativa y por lo tanto se debe aprender costumbres europeas al introducir la idea de que el indio es ignorante: “La culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre”, se dice despectivamente.

 

La dominación comienza por el adoctrinamiento, al que le sigue la conquista. El símbolo es doña Marina, que representa a las indias fascinadas, violadas, seducidas por los españoles[3]. El niño es educado a golpes, se impone la lengua y la escuela. De hecho en la década de 1930, el ejército, la policía, rodeaba las escuelas indígenas y rurales para evitar que los niños escaparan[4]. La escuela se ha convertido en la cárcel de nuestras vidas.

 

La escuela mata las ilusiones, mata las esperanzas, la posibilidad de vivir, la conciencia (porque hay que aprender y no razonar).

 

[1] Lukas Avendaño

 

[2] Pablo Latapí Sarre

 

[3] Enrique Dussel. Pedagógica

 

[4] Gustavo esteba, ponencia presentada en e taller organizado por JICADI, ixtaltepec 22-23 julio 2000

Educere I

Manuel Antonio Ruiz

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