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En pleno albor de 2015, nos tomamos un tiempo para reflexionar acerca del progreso de nuestra sociedad ixhuateca. Es momento de hacer un alto y proyectar nuestras ideas, de ver lo que tenemos y lo que nos hace falta. De lo que sí estamos seguros de decir es que tenemos un pueblo con amplios recursos naturales y mucho talento humano, con los cuales cumplimos con la condición necesaria mínima para despegar hacia el desarrollo económico.

 

Sin embargo, en la dinámica del mundo actual, lo que tenemos no es suficiente para alcanzar el éxito que todos deseamos, por lo que hace falta mucho por hacer, pero, sobre todo, necesitamos tener una visión a mediano y largo plazos.

 

De ahí surge la pregunta ¿hacia dónde vamos? ¿Cómo queremos que sea Ixhuatán en 10 años? Necesitamos consensuar nuestras proyecciones porque a lo mejor algunos quieran un Ixhuatán tradicionalista donde se rescaten sus costumbres y que se proyecte a nivel nacional mediante su folklor. Otros pensarían que quieren un Ixhuatán que se caracterice por ser un pueblo emprendedor donde los pequeños productores de melón y mango se puedan asociar para crear proyectos que produzcan empleos y reactiven el aparato productivo del pueblo. O, bien, habrá gente que se imagina a un Ixhuatán como un importante destino turístico donde miles de vacacionistas puedan disfrutar del mar, río y de sus tradiciones culturales. No faltará el que proyecte a Ixhuatán como un destino de señores jubilados donde puedan venir de otras partes para residir en nuestro pueblo e invertir sus ahorros de toda la vida. En fin, hay muchas alternativas de desarrollo, pero lo importante es decidir qué es lo que queremos para nuestra comunidad.

 

Una vez que decidamos lo que queremos, tenemos que pensar en cómo financiamos nuestro desarrollo. Seguramente mucha gente piense que con una buena administración en las arcas municipales será suficiente. No cabe duda de que esto podría ayudar mucho, pero no sería suficiente para desarrollar todos lo proyectos. Hay que recordar que el presupuesto de un municipio como el de Ixhuatán es limitado, por lo que habría que buscar alternativas de financiamiento.

 

Una de las cosas que he observado en Ixhuatán es que hay mucha gente residiendo en el exterior, la mayoría regresa una vez al año para vacacionar y a consumir los productos que se venden en el pueblo. El problema es que los ixhuatecos foráneos no invierten sus ahorros y capital en proyectos locales y prefieren invertir en negocios o proyectos en otros lugares.

 

El asunto es lograr que nuestro pueblo recapitalice los recursos humanos que formó, porque lo lógico sería que los ixhuatecos que estudiaron la primaria, secundaria y a veces hasta la preparatoria contribuyeran económicamente al pueblo como forma de retribución. Sin embargo, no esperemos que el ixhuateco invierta su capital en Ixhuatán por el solo hecho de haber nacido allí.

 

La realidad es que el dinero no tiene nacionalidad ni apego a su tierra de origen, sino que se canaliza en función de muchos factores. Para atraer el capital de los ixhuatecos foráneos habrá que convencerlos, seducirlos con proyectos creíbles, con administraciones municipales honestas, habrá que mostrarles lo que queremos para nuestro pueblo. De ahí la tarea de la sociedad ixhuateca y de los que formen el cabildo municipal en turno de fortalecer la seguridad y el Estado de derecho en el municipio para que convenzamos a los ixhuatecos foráneos de invertir en su pueblo. Imagínense cuántos negocios y fuentes de trabajo no se habrían creado si esta tarea la hubiéramos hecho antes.

 

El ejemplo más claro de este asunto es el de los Chinos de Ultramar, o huaqiao, quienes conforman lo que los sociólogos llaman la “red de bambú”. Se trata de una estructura de más de 60 millones de personas étnicamente chinas, con altos niveles de educación, capacidad financiera e influencia social, que viven en Singapur, Bangkok, Malaca, Yogyakarta, Sidney, Wellington, Ciudad del Cabo, Honolulu, San Francisco, Vancouver, Nueva York o Londres, para citar solo algunas ciudades. Desde principios del siglo XIX, el gobierno chino tomó conciencia de que los huaqiao podían convertirse en una importante fuente de inversión extranjera, un extraordinario acervo comercial y un puente para la obtención de conocimiento producido en los países más avanzados. A partir de entonces, Beijing hizo explícita su voluntad de apreciarlos y protegerlos para que pudieran actuar eficientemente a favor de los intereses de China.*(Lozoya, 2010, 547).

 

Habrá que seguir reflexionando y proyectando nuestras ideas con miras a tener un Ixhuatán más próspero; sin embargo, también habrá que estar conscientes de que la atracción de capitales es una verdadera guerra, donde estamos a contra reloj, porque mientras apenas nos estamos poniendo de acuerdo en lo que queremos hay otros pueblos en nuestro país que ya consiguieron quedarse con los ahorros y el capital de algunos de nuestros ixhuatecos foráneos. Para terminar, cito aquella frase utilizada por el maestro Javier Aquino (Chepey) cuando enseñaba a los niños a parar el balón con los pies en el campo de la primaria Emilio Carranza “para el balón y quédatelo para ti, porque si no, no sirvió de nada que lo hubieras parado”.

 

* Lozoya Jorge Alberto. 2010. Asia-Pacífico en la mira. COLMEX.

El desarrollo de la sociedad ixhuateca: tradiciones y costumbres. ¿Qué se necesita mejorar, qué renovar y qué cambiar?

Florentino Cabrera García

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