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21/5/2016

 

El Paso Canoa ha sido transitado por muchas personas. Es el que conecta al camino que une a dos pueblos milenarios y por mucho tiempo amigos: San Francisco del Mar y San Francisco Ixhuatán. “Hoy no tanto”, dijera mi tío, porque desde el decreto del 11 de enero de 1972 esa relación se vino abajo, ya que con él se les restituyeron a los mareños tierras que ocupaban paisanos ixhuatecos, los cuales reclamaban la posesión de cientos de hectáreas. Así dio inicio una pugna que ha permanecido hasta nuestros días.

 

Pero, aun con estos temas de por sí delicados, un grupo de personas, mayormente del barrio Ostuta –obligadas quizás por la necesidad de llevar el pan a la casa–, idearon y buscaron la manera de construir un puente de madera, y lo lograron. Sí, en equipo construyeron aproximadamente 45 metros de un puente de madera, para lo cual utilizaron en su mayoría troncos de palmeras –que son resistibles a la humedad–, y lo cubrieron de tablas. Así culminaron aquella obra maestra, por la cual transitaban personas, carros de bajo peso y hasta animales, obviamente con el pago correspondiente al derecho de tránsito, que se tenía que dejar caer en un recipiente que se encontraba colgado en ambos extremos del mismo.

 

Este arduo trabajo fue reconocido luego por muchísimas personas que a diario cruzaban el río Ostuta rumbo a diferentes destinos. No obstante, esta herramienta vino a quitarle oportunidades a don Tino, que era el único que contaba con una lancha como su medio de trabajo, porque él era el responsable del traslado de un lado a otro del río Ostuta de las personas que transitaban en el Paso Canoa.

 

Después de una enorme crecida del Ostuta, este se llevó casi todos los troncos de palma y toda la madera que formaba parte de la estructura del puente, y con esto se dio fin a muchos días de trabajo.

 

En aquella época (principios de los ochenta), don Tino era el único que prestaba el servicio de transporte en lancha o canoa, de ahí el nombre del paso o camino que une a ambas comunidades. El día de hoy, el mismo paso sirve de tránsito a cientos de personas que diariamente van a sus labores y otros mandados, y ahora ya no es una lancha la que da el servicio, sino que son los carretoneros y sus carretones.

 

El ya merito: José Luis García Henestroza, actual edil de nuestro bello Guidxiyaza, tuvo la oportunidad de ser el único munícipe –hasta ahora– que lograra la unión de dos pueblos con el proyecto del Puente Vehicular Independencia, San Francisco Ixhuatán-San Francisco del Mar a través del gobierno del estado, que gestionó tal proyecto con un total de ocho millones de pesos, presentados en la Ley de Egresos de la Federación para el presupuesto 2015 (a mi entender). Búsquese en Google ”Presupuesto para el Puente Vehicular Independencia, San Francisco Ixhuatán, Oaxaca” para mayor información.

 

Este hecho pasó casi desapercibido por los habitantes de ambos municipios, historia verídica que hacemos remembranza por aquello del ya merito. Estuvimos en un momento especial en la historia de ambas comunidades hermanas a punto de concretar tan bella obra que engalanaría la relación entre ambas poblaciones, que por muchos años hemos compartido lazos de amistad.

 

Es responsabilidad del gobierno de Gabino Cué dar a conocer a la Federación lo relacionado con el presupuesto asignado, y, asimismo, también hay que explicarles a los paisanos de San Francisco del Mar y San Francisco Ixhuatán por qué no se realizó la obra, así como qué sucedió con los ocho millones de pesos que costaría el Puente Independencia, que jamás se construyó.

El puente que iba a llamarse Independencia

Clemente Vargas Vásquez

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