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Lo conocí en la escuela secundaria. Yo estudiaba el tercer año, y él, el primero. Un niño regordete, siempre con muchos amigos, apasionado en esos tiempos del beisbol por herencia familiar. Fueron los años en que Salinas de Gortari llegó a Ixhuatán y del apogeo comercial de su familia. Algunos años después me sorprendió la noticia que llegaba desde el pueblo: había un candidato joven por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia municipal, un “muchachito” –dijeran los ixhuatecos más conservadores–; perdería las elecciones en 2005, pero su férrea decisión de trabajar en pro de los habitantes de su pueblo lo llevó a la contienda electoral por segunda ocasión, por lo que resultó electo para el trienio 2008-2010.

 

Lo busqué en diciembre pasado, como lo hice con casi todos los expresidentes municipales; cuando lo comenté con familiares, amigos y conocidos, la mayoría, si no es que todos, coincidieron en que el que quizá no me daría la entrevista era él. Llegué al negocio de sus padres una tarde de sábado. Me presenté con su madre, incrédula me miró por todos los ángulos necesarios, la desconfianza entre los habitantes del pueblo hacia un extraño es normal por estos tiempos.

 

Dejé mis datos personales, así como toda la información necesaria de mi ascendencia ixhuateca, para que de la desconfianza transitáramos hacia otros estadio en cuál se pudiera generar seguridad. Mi sorpresa llegó dos horas después: una llamada telefónica me permitía tener la primera línea de comunicación con él. Se presentó amablemente y charlamos durante varios minutos. Con detalles sobre el objetivo de la entrevista y el medio en el cuál se publicaría, acordamos vernos el día siguiente en su casa; tenía yo suerte, según me hizo saber, era su día de descanso.

 

José Luis Guerra Hernández, “Pepito”, como la mayoría lo conoce, es hijo de ixhuatecos; desde niño fue educado con los valores de una familia tradicional, por el camino de la honradez y de la rectitud; estudiante siempre excelente, en la primaria Emilio Carranza, en la secundaria Alfonso Luis Herrera, en el Colegio de Bachilleres de Oaxaca (Cobao) en la Ciudad de Espinal y la Educación Superior en la Universidad Tecnológica (Unitec) en la Ciudad de México, en donde concluye la carrera de Contaduría Pública.

 

Al concluir los estudios en la Ciudad de México, decide regresar a Ixhuatán para continuar con el negocio de la familia –una tienda de abarrotes que por años se ha mantenido proveyendo de mercancía a las familias ixhuatecas, de la cabecera municipal, de sus agencias y de los pueblos vecinos–; asimismo, se interesó por invertir –dinero y conocimiento– en el negocio de la agricultura.

 

Ya establecido en Ixhuatán, por invitación pasó a formar parte de la plantilla de docentes del  Cobao de Ixhuatán, donde posteriormente ocupó la subdirección de la misma.

 

En 2005, los miembros del PRI buscan a su papá, José Luis Guerra Delgado, para contender por la presidencia municipal; ante la negativa de este, le hacen la invitación a él, pero en una primera instancia se niega por la inexperiencia que, dijo, tenía sobre la política y el desconocimiento de las necesidad del pueblo, puesto que llevaba poco tiempo de haber regresado a él. A pesar de ello, lo convencen y acepta la candidatura.

 

En el transcurso de las campañas conoce el pueblo y sus agencias, se involucra con la gente y sus necesidades, aspira a trabajar para mejorar las condiciones de vida de sus coterráneos, hace un excelente recorrido y una campaña política con miras a ganar las elecciones; sin embargo, las pierde. Dos factores se vieron presentes para que eso sucediera: la gente del PRI que estaba inconforme por su candidatura y por ello impulsaron a otro candidato, Roque Matus Velázquez, con otro partido –el PAN–, así como su juventud e inexperiencia, por lo cual los electores no le dieron la suficiente confianza en un primer momento.

 

Aprendió mucho de la derrota, le sirvió para ubicarse en donde y con quienes se encontraba; se fortaleció en sus proyectos personales; así también aprendió las formas de hacer política; descubrió que había una forma de mirar las necesidades de la gente, de construir proyectos para trabajar en procesos que beneficien al pueblo; aprendió de todo y con todos.

 

Con la derrota, lejos de olvidarse de la contienda electoral y de futuros procesos, se involucró más con la gente y se convirtió en un gestor social; aprendió que junto a la gente del pueblo se puede lograr elaborar proyectos y alcanzar la realización de los mismos en beneficio de la población sin distingo de ideologías partidistas, religiosas o económicas.

 

En 2007, los priistas le dan la confianza de dirigir el partido en el municipio, y a partir de allí consolidó una carrera de relaciones políticas que mucho ayudaría para gestionar beneficios en favor del pueblo,no desde las políticas del PRI, sino desde los programas sociales del estado, que a veces por desconocimiento no llegaban a los habitantes, como el caso de Piso Firme, que se logró desarrollar en varios domicilios en colonias de la cabecera municipal y en las de las agencias. Esta etapa de gestoría le sirvió para que el pueblo conociera a José Luis Guerra Hernández.

 

¿Por qué la política? ¿Qué fue lo que encontró que lo motivara a participar como candidato a la presidencia, sobre todo si consideramos que económicamente ya tenías resuelta esta parte importante en la vida del ser humano?

 

Yo creo que las necesidades de la gente. En esta etapa de gestoría me doy cuenta que puedo servir al pueblo, que puedo colaborar para solucionar de alguna u otra manera algunas de las necesidades de la gente; pero es en esta etapa, ya te había dicho que en un primer momento no quería participar, pero, cuando conozco las necesidades de la gente, es ahí en donde me involucro más.

 

En la primera candidatura veo muchas carencias en el pueblo, de pavimentación, de infraestructura de salud, de carreteras; claro que mucho de esto no se puede solucionar en tres años porque ningún presidente municipal va a tener el cerro de dinero o la varita mágica para solucionarlos, pero sí podemos gestionarlos para que se haga poco a poco. En eso que nos tocó hacer hicimos lo correcto. Creo que lo que me movió a meterme a la política fue las necesidades de la gente, eso que vi en el primer recorrido de la primera campaña, eso que vi en la etapa de gestoría social, eso que la gente me contaba, además de las historias que desde niño he venido escuchando de la gente que llega aquí al negocio familiar.

 

¿Qué fue lo que la gente te pedía más durante las campañas?

 

Lo que más escuché en voz de la gente era la necesidad de atención, que el presidente los atendiera; siempre escuché decir que uno estuviera en contacto permanente con ellos, que no te olvidaras de ellos, que platicaras con ellos, que fueras a donde ellos estaban y que escucharas lo que dicen todos los días en las calles, en las reuniones familiares, en las juntas de las colonias y las comunidades, que estuvieras allí para ser parte de su comunidad; después de esto, la gente nos decía: “Bueno, ya nos conoces. ¿En qué nos puedes apoyar?”. La gente primero necesita la atención; luego, que los conozcas, y después, cómo los puedes apoyar.

En un segundo momento, en la gestión y en la segunda campaña, la gente ya te hablaba de sus proyectos personales, de que se les gestionara apoyos para sus trabajos que realizan, para pavimentar sus calles, la luz eléctrica, rehabilitación de sus caminos; pero lo más bonito fue que la gente nos pedía que estuviéramos allí con ellos.

 

Por ejemplo, muchas veces, saliendo del Cobao, ya fungiendo como presidente del partido, me iba a las agencias, a tomarnos unos refrescos con la gente; llevábamos refrescos y galletas; juntábamos a la gente de la comunidad y convivíamos con ellos, eso le gustaba a la gente: que estuviéramos ahí, que los escucháramos, parece que hay una necesidad de oírnos entre nosotros, pero también parece que quienes gobiernan no oyen a la gente que forma parte de su pueblo.

 

La gente del pueblo no nos pidieron nunca grandes cosas, sino estar en contacto permanente con ellos y convivir, darles atención, escucharlos, reconocer que tienen necesidades como lo tienen todos; eso fue hasta extraño o insólito porque siempre había escuchado que la gente pide cosas para beneficio personal, y no, al menos a nosotros no nos pasó eso.

 

Ya en los tres años de gobierno, ¿cuáles fueron tus principales logros?

 

En campaña, elaboramos proyecto de trabajo, un plan de desarrollo municipal que creo cumplimos en un 90 %, por ello me siento satisfecho por lo que hice en el municipio, no a gusto por ese 10 % faltante, pero, como te vuelvo a decir, no hay dinero suficiente para ello ni varita mágica para lograrlo.

 

En campaña me decía la gente que nos acompañaba que no prometiera tanto; pero dos de los ejes de trabajo estaba centrado en la pavimentación de los caminos a las agencias; a pesar de que los expresidentes me decían: “Oye, nosotros ni siquiera un kilómetro hemos podido pavimentar. No te metas en tanto problema porque no los vas a hacer”. Y en el otro fue la construcción del hospital.

 

Estas dos obras marcaron el eje o la pauta para decir que sí cumplimos con nuestros compromisos; logramos la pavimentación desde Ixhuatán hasta Cerrito y desde la intersección de La Curva hasta El Morro, esto gracias al apoyo de los gobierno estatal y federal y a la gestión que realizamos en tiempo y forma; así también como la construcción del hospital, que en el trienio lo tuvimos en un 95 %, fueron detallitos que faltaron para poderlo inaugurar nosotros, pero ya no fue posible. A pesar de que lo inauguró la siguiente administración, nuestro trabajo de gestión se realizó de la mejor manera.

 

Otros logros que también tuvimos fue la ampliación de la red de agua potable, se instalaron más postes de alumbrado eléctrico, así como alumbrado público; pero las dos obras que mencioné de principio creo que son los logros más importantes de mi trienio porque era una necesidad de la gente.

 

También, aunque no es un logro mayor, pero si beneficia a la gente, es en el ámbito del deporte, gestionamos la construcción de estadio de béisbol, tampoco lo terminamos, pero le dejamos el recurso a la administración siguiente para que ellos la concluyeran; eso también me pone contento porque ahora veo el estadio de béisbol que ya lo disfrutan nuestros paisanos, ya que es un deporte que tradicionalmente se ha jugado en Ixhuatán.

 

Estas tres obras, las dos primeras de mayor importancia, esta segunda aunque de una importancia menor, fueron las que me marcó, aparte de todos los apoyos que gestionamos para la gente de las comunidadesm y la gente de las agencias y del municipio pueden dar constancia de los logros porque fueron ellos quienes se involucraron en los procesos de gestión y realización de los proyectos.

 

Algo que quizás me faltó, y de eso estoy consciente, es que no le cumplí a la gente en cuanto a la atención que necesitaba y que tanto me pidió en los periodos de campaña y en la etapa de gestión como presidente del PRI municipal; pero se debió a que uno como presidente municipal tiene que estar tocando puertas para que te oigan, primero, y luego para que te apoyen con los proyectos,  esto para después lleguen los recursos al municipio y se puedan ver reflejados en las obras.

 

No se atendió a la gente, como ellos me lo había pedido, porque también había que gestionar los recursos. Era llegar a Oaxaca y estar ahí uno o dos días esperando a que lo recibieran a uno; no es que: “Ya llegó José Luis Guerra”, y ya lo reciben a uno, no: se tiene que tocar puertas y esperar, esperar a que lo reciban a uno, hacer antesala hasta que te atendieran, o nos decían: “Ven mañana”. Uno esperaba y luego nos decían: “Mejor ven la próxima semana”.

 

Pero la gente quiere atención, quiere ver al presidente municipal, que uno lo reciba, que uno lo atienda, que se le escuche lo que quiere decir, eso es normal, y creo que en ese aspecto es donde le fallé a la gente porque nos fuimos más a la gestión de los recursos, más que a la atención personalizada de los que llegaba a hablar conmigo; por eso quizás la gente no vea tanto lo que se hizo, sino que, cuando fueron a ver al presidente, él no estaba para oírlos. Pero en lo demás estoy satisfecho por el trabajo que hice.

 

Estos son los logros, pero ¿qué le faltó a José Luis Guerra Hernández hacer? ¿Qué fue lo que pensó hacer y no lo hizo por el tiempo tan corto del periodo como alcalde o porque los recursos nunca llegaron de Oaxaca?

 

Un asunto que a mí me interesaba bastante era la pavimentación hasta la agencia de Reforma Agraria Integral; eso fue lo que faltó y nos dejó un desaliento por no lograrlo porque queríamos llegar a la comunidad, queríamos que la pavimentación de la carretera sirviera también a los habitantes de esa agencia, pero ya no pudimos hacerlo. El otro asunto fue el desazolve del río Ostuta. Nosotros logramos poner los bordos por toda la margen del río para que ya no se inundaran los habitantes de las márgenes del río, eso también fue un logro que ayudó y le gustó a la gente, pero el asunto del desazolve ya no se pudo, es algo que necesitamos; tocamos varias puertas, es mucho dinero lo que se necesita para hacerlo, pero no pudimos.

 

También lo que me dejó una molestia, no porque no lo pudimos lograr, porque el recurso llegó al municipio, pero tenía ganas de ser yo quien lo inaugurara, fue el hospital y el estadio de beisbol; nosotros lo trabajamos, a nosotros se nos aprobó el proyecto, a nosotros nos llegó el recurso, pero lo dejamos ya casi terminado, más del 90 % de trabajo, pero fueron situaciones menores, que al final estamos satisfechos de haberlo logrado.

Entrevista a José Luis Guerra Hernández, edil de Ixhuatán 2008-2010 (parte 1)

A. Antonio Vásquez

Fotógrafo: A. Antonio Vásquez

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