A ratos, el grito y canto de los loros inunda por completo la sala de la casa. Justino Nakamura no me mira de frente, se recuesta sobre el sillón, cruza las piernas y extiende el brazo sobre el cabezal; mira el techo de la casa y se acomoda los anteojos. La tarde se va poniendo fresca y los rayos del sol comienzan a ocultarse por el poniente. Seguimos con la entrevista:
¿Qué era lo que deseaba como presidente, lo que quería consolidar, y qué soñó hacer por Ixhuatán y que finalmente no se pudo concretar?
Siempre soñé con que Ixhuatán tuviera su drenaje, pero nunca se logró hacer porque, como ya te dije, no hubo recursos, y eso se dio principalmente por el conflicto [poselectoral] de que habían dos presidentes. Incluso, para hacer justicia [aquí en Ixhuatán], vino un juez de Oaxaca, vino y se nos puso una condición de que nosotros le diéramos la comida. Él no tenía un sueldo que nosotros le pagáramos, eso lo pagaban allá en la secretaría, en Oaxaca, y para dormir le conseguimos un lugar. Alguien nos dijo: “Mira, ahí tengo una casita, que se vaya allí”, y con un catre, eso era todo, no había dinero, no había nada, por eso lo del drenaje no lo pudimos hacer. Incluso los judiciales también vinieron de Oaxaca. Nosotros también solo le dábamos la comida, y en eso se iban casi 7 mil pesos, que era parte de lo que mandaba el gobierno, pero más dinero ya no había, y por eso ese gran proyecto que yo tenía de meter el drenaje en Ixhuatán no se pudo hacer.
¿Recuerda a su antecesor?
Si, estaba el finado “Chocha” [José Luis Toledo Fuentes].
¿Qué le recomendó él a usted cuando le entregó la estafeta?
Nada. Mira, él realmente nada. No estaba muy de acuerdo conmigo. Él no participó en nada conmigo. Él quería más que fuera el profesor Javier. En ese entonces, lo que te daba dinero era el pago del agua potable, pero el maestro Javier platicó con el profesor José Luis y le dijo: “Mira, la única entrada [de dinero] que tiene el pueblo es el agua”, y de ahí ellos hicieron un convenio y Javier dijo que no se pagara el agua; entonces, la mayoría de la gente no pagó el agua; desde entonces no se pagó en mi periodo, todo mundo lo sabe.
¿Fue eso un pendiente muy grande que le dejó el maestro José Luis?
Pues sí. Él le dijo a Javier, y Javier, como en ese entonces se hizo perredista, hizo sus juntas y dijo que no se pagara el agua, y no se pagó, pero afortunadamente yo nunca estuve atenido a la presidencia. Me peleaban que por qué llegaba a la presidencia a las 10:00 o a las 11:00 de la mañana. Claro que había que hacer, pero también aquí [en mi casa] tenía que hacer. Si tuviera un recurso, dijéramos un sueldo, pues, sí, pero yo tenía que ir al rancho a ver a mi gente, arreglar mis cosas, y después ya iba a la presidencia; además, tuve la desgracia de que mi suplente, Alfonso Pérez, le decía yo: “Llévatela seis meses, cabrón”. Yo me quedo en mi casa”. [Me respondía] “No, hombre. Ni lo mande Dios. Yo ya no puedo estar aquí. Mira cómo lo tenemos [la presidencia]. Todos te quieren patear, te quieren mochar ya”. Todo estaba así.
¿Y recuerda a quién le entregó la presidencia?
Si, al profesor Javier [Matus Pineda].
¿Y qué le recomendó a él cuando hizo la entrega? ¿Qué le dijo?
Nada. Él estaba corajudo porque había perdido conmigo anteriormente. No le dije nada, y casi no nos decíamos nada desde antes, por eso no le dije nada, no le recomendé nada; pero nosotros lo apoyábamos como priistas, él ya como priista. De ahí en adelante, ya empezó a haber recursos, él empezó a ganar. Eso sí no sé si sea cierto no sea cierto, pero me platicaron que un regidor ganaba de 3 a 4 mil pesos, pero, te digo, no sé si sea cierto, a diferencia nuestra; pero con él ya más después platicamos con otros amigos, y dijo sí, como presidente él ganaba 8 mil, pero, bueno, ya había como; pero, te repito, yo como presidente gané 40 pesos al mes, y yo me decía: “¿Para qué vas a cobrar 40 pesos?”.
¿Entonces cree que el salario de los presidentes ha cambiado de su administración a la fecha?
Sí, como no, todo un mundo. Después de él quedó la maestra Anita [María Luisa Matus Fuentes]. Hablaba de 18 y 20 millones de pesos anuales de ingresos para el municipio solo para obras, y te preguntas: “¿Cómo es posible?”, pero puede ser; y, en cambio, el actual presidente [José Luis García Henestroza], el de ahorita, también ha hecho en cantidad de obras. ¿De dónde? Yo no sabría decirlo, pero vas a Aguachil y se tiene bien arreglado el camino, estas calles las acaba de pavimentar, y, pues, sí hay recursos, hay suficientes recursos para obras.
¿Cuál cree que sea la importancia de Ixhuatán para esta zona? ¿Cuál es la trascendencia en su relación con los municipios como Reforma, Zanatepec, Niltepec, San Francisco del Mar Pueblo Nuevo, Chahuites, Tapanatepec?
Te voy a ser honesto. Ixhuatán es un pueblo que tiene vida propia; Reforma no tiene vida propia, sí la tuvo, pero ya no; Zanatepec es un poquito ganadero, pero no hay [economía] fuerte; en cambio, Ixhuatán tiene su vida propia: [cuando] hay camarón se ganan miles de pesos con la pesca, [cuando] hay pescado también se gana mucho [dinero], pero en los otros pueblos qué. Aquí vas y siembras y haces lo que haces, y se te da, se te da siempre, a manos llenas; en otros pueblos, no. Niltepec, por ejemplo, Reforma, y otros [municipios], todo mundo emigra, ¿por qué?, porque no hay vida, no hay vida propia, esa es la realidad de las cosas. Por ejemplo, yo tengo un tractorista que es de Reforma, y me dice: “Ya viene la cosecha del tamarindo”. “Sí”, le digo, “ya viene”, y me dice: “Sí, pero es para medio sobrevivir”.
Entonces, ¿Ixhuatán para los otros pueblos de la región es muy importante? ¿Y cree que por eso el gobierno le ha estado invirtiendo recursos en los últimos años?
Ixhuatán es muy importante en estos momentos. Honestamente, su vida propia le da eso, por eso le interesa al gobierno.
¿Ha escuchado usted de algunos proyectos sociales que hay en Ixhuatán en el último año? ¿Proyectos que encabeza la gente que no está relacionado con el ayuntamiento?
Hace bastantes años se soñaba con que Ixhuatán iba a ser un centro turístico. Acá en la barra, allí estuvo trabajando ICA, que es una empresa grandísima. Vino mucha maquinaria, se soñaba con eso, pero los grandes políticos hicieron unas enormes huertas en Pueblo Nuevo de tamarindo, de mango, de guanábana, de limón, enormes, pero enormes huertas, metieron muy buenos, señores tractores, pero esos señores [los de Pueblo Nuevo] no eran agricultores, ellos eran pescadores. Pues les importó poco y se fueron muriendo las huertas o las fueron quemando. También les dieron un mundo de ganado, les pusieron ranchos, y no las tienen, nada, ni las enormes huertas no las tienen, los tractores que les dejaron no los tienen, yo todavía conservo uno que ellos me vendieron. Todo se acabó allí, y se acabó porque no lo supieron aprovechar, pero, gracias a eso, Ixhuatán quedó bien, porque el gobierno había, quedó en manos de los huaves. También recuerdo en ese tiempo en la Isla a Chente Fuentes, a Tomás Nieto, todo mundo decía, ellos, mucho dinero, Tancho Nieto. No, hombre, mucho dinero. A los Pérez, a don Marcelino Pérez, y, efectivamente, tuvieron mucho ganado, pero el rancho de ganado requiere de mucha inversión para sobrevivir, por eso a algunas de esas gentes yo nunca le vi un carro nuevo.
Pero ¿y los proyectos sociales en Ixhuatán, sabe usted de alguno que se esté desarrollando actualmente?
No, proyectos sociales no hay. Pero sí hubo mucho dinero, pero se acabó para ellos. Yo les compré algunas tierras, aquí por La Integral, y ahí, te voy a decir la verdad, siembro melón, un poquito de sandía, tengo unos ganados, y así también sobrevivo.
¿Por qué cree usted que cree que el proyecto turístico de la barra ya no se desarrolló como se tenía planeado?
Porque todo se acabó, lo acabó el mar, todo se lo llevó el mar. Esa gente que vino no sabía nada del mar.
¿Pero cree que no hubo planeación o qué cree que pasó allí? ¿Se acabó el recurso económico?
No, no, nada de eso. Había un mundo de dinero en ese tiempo. Allí se tiró un mundo de dinero. Ellos tiraron unas enormes piedras, y resulta que, en el día, ellos avanzaban, tiraban piedras, y, en la noche, al otro día amanecía ya con el mar otra vez adentro, porque en la mañana se abre la barra, allí trabajaban enormes maquinarias, pero como juguete los agarraba la ola, y todo lo echaron ellos a perder. Me imagino que no traían a nadie que conociera la barra. La fuerza de la barra, por ejemplo, la cerraron y estuvo secándose, como 2 kilómetros hacia dentro; pero, cuando se abrió, se llevó todo lo que habían hecho, y qué iban a hacer, por más máquinas que trajeran, como juguete los agarró la barra en varias ocasiones.
¿Le falta algo a Ixhuatán para detonarse más en lo económico, por ejemplo, al nivel de Juchitán, Salina Cruz o Matías Romero?
Pues yo creo que, para llegar a eso, se necesitaría tener algo más para desarrollar; por ejemplo, la técnica en la pesca, y también evitar un poco el coyotaje, que el comercio fuera más abierto; por ejemplo, a nosotros nos acabó el coyote, cuando sembrabas melón o sandía, nos tocó un desgraciadísimo, por cierto lo vi en la cárcel por un tiempo, él vino y me dice: “Oye, qué preciosidad de huerta es la que tienes. Mira, cabrón, véndeme el melón a mí, y te vas a hinchar de dinero”. Le dije: “Sí, vamos a probar”, pensando que era un hombre de esos que te dan su palabra, y resulta que en el primer camión le vendí 240 cajas, cada caja estaba corriendo a 30 pesos. Llega a México y me dijo: “Hey, ahí te estoy mandando el dinero, a 100 pesos la caja”, y dije: “Me está dando a ganar tanto dinero, y yo aquí buscando comprador”. Le mando el segundo camioncito, ya no de 200, sino de 400 cajas, y, pues, lo mismo, a 100 pesos la caja. Le mando el tercer camión, y ya un torton, y que me vuelve a pagar lo mismo, pero era un gancho nomas, y ahí estoy mándale y mándale y mándale camiones, y me dice el encargado que no estaba el patrón: “Pero ya me dijo el patrón que, en cuanto llegue, se comunica contigo. Ahora que venga de Monterrey te manda tu lana”. Y así se acaba la cosecha, y me entero que como unas 200 o 300 mil cajas se llevó, y ni un centavo. Yo voy a México, y me dice un señor: “Aquí está, aquí está el negocio, pero ya no regresó el patrón”. “¿Cómo que ya no regresó el patrón?”, le dije. “Pues no, ya no está el patrón”. Y le pregunté en dónde lo localizaba, y me responde: “Pues ya no. Es más, yo ya estoy desocupando todo porque esta bodega no es de él ni la otra”. Y, pues, me dijo que lo podía localizar en Monterrey, pero que no sabía más, y ahí voy con otro compañero, y ya no supimos de él, pero sí defraudó a un resto de gente.
¿Y así pasa con toda la producción agrícola de Ixhuatán?
No. Eso pasó. Ahora ya no. Si quieren 100 cajas, ahí está, pero me lo pagas. Ya no es como antes, que se daba y luego te mandaban el dinero. Ya no. Además, antes había un movimiento tan bruto de la fruta; ahora ya no es así, es menos.
Cuando habla de la técnica, ¿a qué se refiere? ¿Qué necesitamos específicamente para desarrollar la producción?
Pues a la tecnología, que se enseñe a aprovechar los recursos del mar y de la cosecha, que se capacite a la gente.
Con esto ¿cree usted que es necesaria ya una universidad para Ixhuatán? ¿Cree usted que el municipio ya cuenta con la infraestructura para crear una universidad aquí?
Sí, cómo no. Eso evitaría a que nuestros hijos salieran del pueblo, porque muchos salen a estudiar afuera y otros no pueden hacerlo; entonces, teniendo aquí una universidad, incluso con maestros ixhuatecos, que los hay muchos, y muy buenos, eso beneficiaría al pueblo. Hubiera mejor desarrollo, como lo que hace rato me preguntabas sobre Juchitán o Salina Cruz. Así estaría Ixhuatán si aquí tuviéramos una universidad.
¿Qué tipo de universidad cree que nos beneficiaría?
¿Aquí en Ixhuatán? Yo pienso que sería bueno que tuviera para todo tipo de producción de aquí, que sirviera para capacitar a los muchachos en [los asuntos de] la pesca, en cuanto a lo agrícola y para el ganado. Yo pienso que sería fabuloso si se les enseñara a trabajar eso, y, además, si les transmitieran la experiencia; por ejemplo, aquí hay un muchacho que es agrónomo, terminó en Chapingo, hijo de Modestito Morales, pero no consigue trabajo. Él no tiene trabajo, o si lo está pero no en su área, trabaja en el centro de salud en el área de mantenimiento. Yo le digo: “Por qué?, pero me dice: “Tons ¿qué hago? No hay trabajo”.
Entonces, pero, si no hay trabajo en Ixhuatán, la universidad no funcionaría, ¿no lo cree?
No porque la universidad sería lo que crearía más trabajo. La gente trabajaría en el campo, en el mar, con el ganado para que Ixhuatán creciera, pero así ¿cómo? ¿Cuándo?
Hace rato hablábamos del proyecto turístico de la barra que ya no se logró. Actualmente se ha escuchado del proyecto ecoturístico de los ejidatarios de El Morro, en el pie del cerro. ¿Qué opinión tiene de ello?
Fabuloso. Muy bien. Para mí, todo proyecto que tenga un beneficio para la comunidad, que se realice y se haga bien, deja trabajo, te deja ingresos a las familias.
Pero dicen que ya se detuvo, que hay un conflicto. ¿Sabe usted algo?
Mira, te voy a decir la verdad: lo he escuchado por los chamacos. Hay un conflicto con los huaves, por lo de las eólicas. Ellos tienen la intención de poner un corredor [eólico], están abriendo una brecha por toda la orilla del mar, desde la barra de San Francisco [del Mar Pueblo Viejo] hasta la Isla, pero ya los pararon, ya no se siguió.
¿Escucha usted radio? ¿Ha oído hablar de las radios comunitarias?
La verdad, no me da tiempo. Me levanto a las 4:00 de la mañana, me ocupo de mi rancho, y, cuando me doy cuenta, ya pasó el tiempo. Luego regreso, vengo acá a la casa y tengo cosas quehacer.
Del río ¿qué recuerda de cuando era niño?, que me imagino disfrutó. Al río que vemos hoy en día ¿le preocupa algo sobre ese río?
Sí, claro que sí. La vez pasada discutíamos que todo mundo se aprovecha del río; por ejemplo, antes, las señoras que despulpaban [camarón] y todo [el desperdicio] lo iban a tirar al río, hasta que se lo comenté dos o tres veces al de salud, y dijimos que algo teníamos que hacer, y se hizo, y como ahora ya no hay aquel camaronaje que había antes, pues, lo dejaron de hacer, pero, antes, a veces no se podía pasar para ir al río por la peste del camarón.
¿Qué es lo que mejor recuerda como presidente municipal?
Como presidente municipal casi no tengo un recuerdo agradable. No hubo un día que yo llegara a mi despacho tranquilo o que alguien llegara a decirme: “Oye, vamos a hacer esto o vamos a hacer lo otro”, puro lo contrario, puro problemas; por ejemplo, no hacíamos juntas de cabildo por lo mismo y porque teníamos por parte de ellos [los del PRD] un síndico, uno de Hacienda, y, pues, era lo mismo que ya dije.
A 20 años de su trienio, ¿le gustaría volver a ser presidente?
No, no. Yo no quería ser presidente; ahora no, tampoco.
Justino Nakamura tiene 71 años. Se considera un ciudadano ejemplar de Ixhuatán. Ha vivido y hecho por el pueblo lo que le ha correspondido hacer, y, cuando puede ayudar a sus coterráneos de alguna manera, eso le llena de satisfacción. Apoya sin esperar nada a cambio. Le agradecí por la oportunidad de esta maravillosa charla. Me despedí de él mientras los últimos cuetes de un largo día de fiesta en Ixhuatán silbaban por los aires.