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5.- ¿Cuál es la relevancia de la Casa de la Cultura de Juchitán para la región del Istmo?

 

Actualmente (guarda silencio). La Casa de la Cultura es un gran proyecto, como fue constituida, como fue creada y hecha, por ejemplo, había una biblioteca infantil que desapareció; muchísimos niños de Juchitán que ahora son adultos y que son escritores fueron ahí a leer los libros que los instruyeron, que les dio el gusto y el gusano por escribir. Me platica Víctor Cata que él iba mucho ahí y que de leer eso y de leer la revista “La Iguana Rajada”, que era única en su genero, porque ahora ya hay muchas revistas que se dedican a publicar lenguas originarias y demás, pero antes no había una sola, y esa era la especialidad de “La Iguana Rajada”, y dice que a él, leyendo textos históricos de Juchitán, le vinieron ganas de ser historiador, desde chavito, cuando iba en la secundaria y luego la prepa; como que lo fue afianzando porque leía cada número hasta que decidió ser historiador.

 

Y así he escuchado muchas historias alrededor de la Casa de la Cultura, de que tienen el hábito de leer porque leyeron ahí cómics, cuentos de hadas, todo lo que había ahí, que había cosas maravillosas.

 

Todo estaba diseñado para niños, sillas chiquitas, todo; y no sé por qué ni quién de los directores la desapareció. Entonces, la biblioteca ahorita, la otra, pues, los libros descuidados, en mal estado, no hay nuevas donaciones, no promueven que crezca. Entonces, ahí está un poco abandonada.

 

Yo veo a la Casa de la Cultura muy abandonada, esa es mi percepción. Que a veces hacen eventos, a veces hacen algunas cosas, pero no tienen el genio y la creatividad para hacer las actividades. Cuando estaba Macario Matus, por ejemplo, tenía mucha imaginación para hacer las cosas, ahora no. Es como de irte a dormir con los eventos que hacen ahí, y hay muchos eventos políticos, lo rentan. Víctor Cata dice que por qué no lo vuelven un salón de fiestas, ¿ya qué falta? Y tiene razón porque, a veces, vas y están las de Oportunidades, todos los políticos. Salas que debieran estar talleres de literatura, de arte, de creación está lleno de gente que va a recibir su quién sabe qué o reuniones políticas. No sé si esa sea una función de una Casa de la Cultura.

 

6.- ¿Son la poesía, la literatura y la pintura otras formas de activismo?

 

Hay poetas y creadores que se hacen pato con lo que pasa en el país; por ejemplo, yo esperaría que hubiera voces no sé si enojadas, pero inconformes también y emitir porque tienen la presencia y tienen mucha gente alrededor y tienen la importancia de poder decir algo a favor de los otros, pero veo también a muchos creadores muy apáticos, desencantados, y no es para menos, el país es para desencantarse; y veo a otros que, pese a todo, se arriesgan, hablan, van, participan, por ejemplo, yo he estado yendo a las marchas que se han organizado aquí en DF, pero veo siempre a los mismos, aunque, últimamente, con esta historia triste de Ayotzinapa, otros que nunca aparecían aparecieron indignados, por lo menos, y no esperaba yo menos de un ser pensante, de un ser sensible, que se dedica a la palabra, que se dedica a la música, pues, tienes que identificarte porque es como si nos pasara a nosotros mismos, porque así es, es la humanidad. Si nosotros borramos esa parte, ¿qué nos queda? No puede haber gente que lee poesía si tú no de identificas lo que pasó ahí. No esperes, entonces, ningún lector, no te mereces ningún lector.

 

7.- En la cocina, ¿el que juega su sexo tiene buen sazón?

 

Dicen (suelta una carcajada); digo yo también. Pues, mira, esas son mis creencias culinarias que me regalaron las mujeres de mi casa. No sé si lo practicaban, pero lo decían, y ya ves que lo que se dice, pues, a veces también se hace. Pero no te vayas a creer eso, si no, cuando vayas al Istmo, si yo te invito, no vas a querer comer… ¡Ah, no! Ya comiste aquí. Ya te chingaste.

 

8.- ¿Podrías definir el centro de tus reflexiones para producir arte?

 

Es una necesidad mía. No puedo echarle la culpa a mi pueblo. Como siempre he sido un poco solitaria, me quedo mucho tiempo en silencio, a veces, no siempre, y menos ahora que estoy viviendo en Juchitán: no conocemos el silencio ni la meditación. Eso me hace ir a las ideas, me surgen, ¿no? Y a veces hasta sueño lo que voy a diseñar, por ejemplo: no tenía bolsas para mis huipiles, entonces yo decía: “Voy a imprimir en una bolsa de cartón la firma o algo”, y en esas estaba, pero, como estaba pensando en cómo voy a meter mis cosas en algún lugar cuando la gente compra, soñé un totopo, una bolsa llena de hoyos, que era un totopo, y ahí está, lo resolvió mi cabeza dormida y, cuando desperté, corté tela, empecé a hacerle perforaciones, le puse cierre y así hice mi primera cosa para guardar los huipiles, y tan gustaron que no tengo ninguno; amigas que me decían: “Anda, regálame uno”, y, aunque no me compraban nada, se llevaban la bolsa.

 

Y cosas así, pues, mira, desde la calle, las otras culturas a mí me motivan mucho, como por la poesía he tenido la posibilidad de viajar, cuando he ido a los lugares y de repente veo cosas, a China, en India, en muchos lugares, incluso aquí en la calle, en La Condesa, de repente se me ocurren cosas, viendo se antoja hacer, pero sentarse a hacer, pues, ese ya es otro proceso, me tardo mucho.

 

9.- ¿Cuál es el punto de tu obra artística en el que puedes afirmar: “Hasta aquí llega, hasta aquí hay presencia e influencia del maestro Francisco Toledo y de aquí en adelante tenemos creación pura de Natalia Toledo”?

 

La mano de Toledo se va a notar, pues es imposible que no me relacionen con él, hasta me parezco, dicen, si fuera hombre, sería un Toledito. Inmediatamente sé cuando hago algo, por ejemplo, mi papá nunca dibuja totopos, en su vida, y yo hago huipiles con totopos. Yo bordo mis poemas sobre los huipiles en forma bilingüe, otra manera de presentar la poesía, que tú leas en el pecho de alguien los poemas de Irma Pineda, de Miqueas Sánchez, de Enriqueta Lunes, que son chavas con las que hice para el Centro Cultural de San Pablo una exposición, y, entonces, toda una parte eran poemas míos y también de las chavas, que me gusta su poesía. Yo tejí en maya –en tzeltal, en tzotzil-, en zapoteco y en español; hice también una serie con onomatopeyas del siglo XVI; ahí no veo a Toledo para nada. Pero hemos comido pescado horneado, totopo, y ahí volvemos a juntarnos.

 

Hay cosas que sí, que digo: “Ay, este sí se parece a mí papá, y creo que sin querer me salió”; por ejemplo, él ha usado muchos frijoles para su obra, y, de repente, empecé a hacer frijoles en las enaguas. Es imposible no hacerlo porque es alguien al que tú siempre estás viendo que está creando y creando; él es un gran ejemplo de trabajo, de búsqueda, de angustia, de estar ahí, siempre está pensando en algo nuevo, y está pensando qué hacer contigo, qué hacer con tal escritor, qué hacer con tal diseñador, hacer los diseños en casa, los aretes, la joyería, pero ya se reunió con Botellita de Jerez para ver lo del maíz transgénico, ellos tienen una rola sobre el maíz transgénico, y entonces él me habla y me dice: “Oye, consíguete a los raperos de Juchitán, que hagan la traducción y una versión diferente que tenga que ver con el tema del maíz”, y ahí me tienes buscándolos, llevándolos a un estudio, ya hay una canción que quedó preciosa, que a los botellitos les fascinó porque es en zapoteco y luego los chavos metieron su rollo, y quedó padrísima. Ellos son raperos, pero usaron música tradicional, pero hablada, como el rap, poesía hablada.

 

Está metido en esos proyecto y, al mismo tiempo, está con los papalotes, que si se pelea con Gabino… Es imposible no motivarse cuando ves a alguien tan lleno de energía todavía. A mí hasta pena me da cuando voy a su casa porque está platicando contigo, pero está dibujando y está contestando el teléfono, así como aquí, pero en chingón, en efectivo.

 

10.- ¿Qué tienes que decir sobre la forma como el gobierno del Estado procedió respecto a los asuntos fiscales del IAGO?*

 

No puedo tajantemente decir que es una venganza porque quiero ponerlo en duda, todavía tengo la capacidad de poner en duda esto que hizo Gabino. Por como están las cosas, pareciera que fue una respuesta a una crítica del maestro a estas políticas que él ha hecho. Por ejemplo, el gobierno del Estado de Oaxaca le da dinero al hotel Camino Real, que es un negocio particular, 70 millones creo que le dieron, y no es la primera vez que lo hacen, sino que lo han hecho varias veces, según los periodistas y la gente que investiga, ya ves que, desgraciadamente para ellos, hay gente que sabe, que investiga, que se mete y lo da a conocer; entonces es cuando te preguntas: “¿Cómo es posible que quieran matar un lugar, porque el IAGO funciona con esos recursos, con las cosas que se venden de papalotes, joyería, lo que donan los pintores, libros, y tienen una cuenta ahí, Los Amigos del IAGO, donde de esas ventas pueden hacer las exposiciones. Lo que él (Gabino Cué) hizo es impulsar a que este tipo de lugares no existan, como si les molestara. Ese es el proyecto que yo veo en general en este país: les molesta la cultura, les molesta el arte, le tienen miedo y pavor a la gente que pueda hacerles una crítica. A los políticos yo los veo como muy soberbios, muy sobrados de sí, ni siquiera te escuchan. Somos un poquito menos que nada. Yo no me siento segura como ciudadana. Si yo hago algo, si yo digo algo y, si yo quisiera ir con el diputado que me corresponde para hacer una queja, para pedir una ayuda o para que se hagan más talleres, en primera, ni te reciben, no están cerca de los ciudadanos, y eso está mal.

 

Hacer estas cosas de retirar los fondos y, al mismo tiempo a Raúl Salinas le devuelven toda la lana que se chingó de nosotros, pues sí, es incómodo, es triste. Todo mundo está preocupado. Yo he recibido muchas muestras de apoyo: “¿Cómo podemos ayudar al maestro? ¿Cómo podemos ayudar al IAGO?”. Mucha gente preocupada, incluso priistas, que nunca se han identificado con la postura de mi papá, pues, se dan cuenta que es una jalada porque ellos han ido a leer ahí. Y no nada más es un espacio, son varios espacios que, gracias a él,  se han abierto.

 

Sí me indigna y sí me pone triste. Yo quisiera ayudar, pero tampoco sé por dónde. Torpemente caminamos y buscamos ayuda en los amigos para que esos proyectos no se vengan abajo. Nos hacen daño a todos los oaxaqueños y a México porque mucha gente de muchas partes viene a estudiar ahí, viene a tomar los talleres, viene a leer libros que están ahí, viene a revisar la colección que está ahí, que es única. ¿Cómo no vas a alimentar eso? ¿Cómo no te va a dar gusto si eso le ha dado presencia a Oaxaca? Lo menos que podría él hacer es querer ayudar: “¿Cómo le entro? ¿Cómo ayudo, maestro?”, pues es una voz importante que está siempre generando cosas en favor de los oaxaqueños, proyectos así como el IAGO y todos los que tú sabes que existen, ha fundado bibliotecas en todas partes, y con sus recursos, que eso es lo más importante. Entonces ¿cómo le haces eso? ¿Por qué no le hablas y le dices: “Oye, mira, tu contador no pagó esta infracción, pues abusados con eso, a ver cómo lo pagan?”. Él mismo ha dicho: “Hemos caminado en otros proyectos?”. Entonces ¿por qué, si hay la confianza, no se reunió con la gente del IAGO para ver la manera de que eso se salve? Porque ellos han dicho: “Ni nosotros sabíamos. Es un error del contador”. Y ellos no quisieron castigar al contador, nada más lo corrieron, pues. Dice mi papá: “¿Qué hago? ¿Lo meto a la cárcel? ¿Para qué?”, pues no tiene sentido, ya ni modo, que se quede sin chamba.

 

11.- ¿Algún mensaje para Gabino Cué?

 

Ni me escucha. Pues que escuche la voz de los ciudadanos oaxaqueños porque ha habido muchas cartas de mucha gente entristecida. Imagínate que una colección como la que tiene el IAGO, para empezar, ya se va a entregar a Bellas Artes, se va aquedar en Oaxaca, pero por qué no saltó y dijo: “Oye, aquí lo resguardamos. Vamos a ver cómo podemos ayudar”, porque es una colección bien padre, que tiene a los mejores del mundo en gráfica y fotografía. Pero, pues, así es, así hemos perdido, aunque aún no lo veo como pérdida porque a lo mejor reconsidere por los que están inconformes; entonces, tal vez Gabino, porque es Navidad, diga: “Bueno, pues, les devuelvo su dinerito”. Ni siquiera es mucho. A mí me dio miedo de saber que nada más tienen eso porque, generalmente, esos lugares donde ni hacen nada tienen millones de presupuesto, y el IAGO, no. A ver qué inventamos en estos días.

 

*Esta entrevista se llevó a cabo el lunes 22 de diciembre en la Ciudad de México, a 10 días de que se diera a conocer en los medios el embargo de los fondos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO).

Entrevista a Natalia Toledo

(Segunda parte)

Michael Molina

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