Soy Alexander Mora Venancio. Dicen que un pedazo de mis huesos fue sembrado en las cenizas levantadas en el tiradero de Cocula.
Mis compañeros no corrieron la misma suerte que yo y, aunque me sembraron para callar el grito de mis padres y de los padres y madres del resto de mis compañeros, no se dieron cuenta de que esos huesos sembrados fueron solamente semilla.
Después de este año, en este lugar, me he encontrado a los 70 mil muertos del calderonismo y a los 26 mil más de los desaparecidos y asesinados en el gobierno de Peña Nieto. Nos hemos reunido y en nuestras pláticas nos hemos dado cuenta de varias cosas que ahora les comento:
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Ya son más de 523 años del despojo perpetrado desde Europa. Ellos a quienes recibimos con gusto. No vinieron de visita, vinieron con la intención de acabarnos a los pueblos originarios. Ellos, sus hijos, son los mismos que expulsamos en 1810; son los mismos que corrimos en 1910; son los mismos que ahora son gobierno. Son 523 años de despojo, destrucción, desplazamientos y muerte.
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Los que nos hemos encontrado somos Ayotzinapa, somos Cherán, somos Sonora, somos indígenas, somos defensores comunitarios, somos defensores ecologistas, somos periodistas. No solo somos de México, sino somos del mundo. Somos gente del pueblo que tiene conciencia. Nosotros, que somos, hemos descubierto que las muertes y desapariciones forzadas tienen el mismo autor intelectual. Son las grandes transnacionales que quieren el aire para hacer luz, quieren el oro, quieren la plata, quieren cobre, quieren fierro y todo aquello que pueda ser mercancía para vender.
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Es necesario que ustedes, que ahora, por esta voz, me escuchan, comprendan que hay una gran necesidad de defender y respetar el medio ambiente, el territorio, sus aguas, sus plantas y sus animales. Habrá gran destrucción y muerte de la comida si aceptan las eólicas y, más aún, si dejan entrar a las mineras.
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Es necesario que en el respeto al medio ambiente, siendo autocríticos, respetemos el entorno en que vivimos, y, con todo respeto y sin ánimo de ofender, es necesario se decrete una reserva comunitaria que pueda ayudarnos a mantener un equilibrio con la naturaleza. Y en ese sentido es necesario que los cocodrilos vivan en su ambiente natural. Debemos regresarlos a su hábitat. Los cocodrilos deben estar en el pantano, no en la presidencia, no en el parque.
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En este momento de inicio de las contiendas electorales, es necesario volver a reconocer que el discurso de las instituciones como rectoras de nuestras vidas es una falacia. Esas instituciones no funcionan para nosotros y nosotras porque en ellas están los hijos de los mismos invasores de hace más de 500 años. Es nuestro deber desaparecerlas y recrear, entre nosotros y nosotras, nuevas formas de organización para defender la vida. Es necesario que nos apartemos de los partidos políticos porque en todos los colores y sabores están los aliados de los invasores. Ya sabemos quiénes son los que vendieron al Istmo, y ustedes los conocen bien. Son quienes andan aún negociando que se acepten pequeños proyectos para callarnos, para aceptar a las transnacionales. Ustedes los conocen porque se han hecho presidentes, diputados, senadores y gobernadores.
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Lo más importante es que ese grupo de muerte y criminalidad, ese grupo que se llama autores intelectuales de nuestra desaparición, se llama Mexicanos Primero. Ellos son los culpables directos de lo que está pasando en México.
Gracias, maestras y maestros, compañeros y compañeras que no han permitido que entre el olvido, que han mantenido fresca la memoria.
Gracias por acompañar a nuestros padres y madres en este duro dolor.
Han de pasar muchos años, mucho tiempo para que la verdad aparezca. Esperamos que para esa hora ya hayan hecho pagar la culpa de estos criminales que se llaman autoridad, que se llaman gobierno, que se llaman ejército, que se llaman Mexicanos Primero. NO DEJEN DE LUCHAR.
El culpable de la desaparición y muerte de campesinos, indígenas, defensores comunitarios, periodistas y estudiantes ES EL ESTADO, ES EL EJÉRCTO FEDERAL.
Tomada de site.adital.com.br