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9/9/2016

 

De una frase bíblica “Revístanse del hombre nuevo”, expresada por Pablo, a la propuesta de acción latinoamericana en los años 70 se crea el concepto del hombre y la mujer nuevos.

 

El hombre y la mujer nuevos se propusieron crear una sociedad nueva. Sociedad que fuimos diseñando con sus muchos errores, pero también con muchos aciertos. Decidimos que nuestra forma de actuar tenía que implementarse mediante el método del ver-pensar-actuar-evaluar-celebrar.

 

Nos dijimos que no era suficiente con estudiar a los teóricos para aterrizar sus planteamientos y descubrimos que la búsqueda del poder para transformar la realidad era un fracaso. Nos planteamos crear lo no existente.

 

Propusimos que nuestra vida debe ver la realidad que nos acontece. Partimos del hecho de lo que pasa en la realidad y definimos aquellas realidades o posibilidades que nos son favorables y aquellas que nos son adversas; estas últimas deben ser nuestro blanco a resolver.

 

Una vez que tenemos clara nuestra situación, nos ponemos a pensar las posibles soluciones, usamos la imaginación para inventar todas las posibilidades que logremos tener (es bueno registrarlas por escrito) por muy incoherente o simple que parezca tengamos en cuenta esa imaginación.

 

Cuando nos es posible, acudimos a experiencias anteriores de personas que conocemos, a las experiencias usadas en otras sociedades, a las teorías expuestas en los libros y a la discusión del colectivo (aquí es donde la escuela tiene razón de ser).

 

El análisis de nuestra realidad adversa y sus soluciones necesariamente pasa por las emociones. Los que vivimos estas realidades somos gente común y corriente y con pocos bienes económicos, así que debemos tener en cuenta que debemos decidir el mejor camino encontrado.

 

Una vez que hemos decidido toca actuar, llevar a la práctica nuestras conclusiones, hacer real los descubrimientos encontrados, pase lo que pase, debemos seguir adelante.

 

Una vez realizado los acuerdos encontrados es necesario evaluar, reconocer qué salió bien y qué salió mal, qué situaciones nos hicieron no llegar a buen fin y cuáles estuvieron a nuestro favor.

 

Un elemento propio de nuestros pueblos es celebrar. Sea cual sea el resultado que hayamos tenido, es necesario celebrar; disculparnos por lo que salió mal; reconocer nuestras debilidades y reconocer nuestras fuerzas, y apropiarnos de nuestros propios logros.

 

Los elementos que nos han dado el paso de la evaluación nos llevarán nuevamente a pensar.

 

En los años 70 y 80 pensamos que la sociedad en la que queríamos vivir no estaría dominada por el egoísmo y la envidia. Nuestra sociedad requería de una nueva escala de valores –por supuesto con otros valores.

 

En todo hubo un factor importante que planteó una lucha perpetua. La utopía del hombre y mujer nuevos lastimaba intereses, los intereses de quienes querían ganancias.

 

Por los años 90 se creó una misión especial para acabar con esas utopías. Se creó el PECE, que después se convirtió en Solidaridad y luego en Progresa y luego en Oportunidades y por último en Prospera. Dando dinero, es decir, comprando conciencias, se puede manipular y no permitir el cambio de la humanidad. A ellos les conviene nuestro egoísmo individualista.

 

Los partidos políticos fueron parte de esa misión. Comprar el voto corrompe a la gente para que no sea la nueva sociedad. Y empezaron por dar machetes, bolsas, gorras, palas, y ahora se dice que el voto vale de 500 a 1500 pesos. La derecha y la izquierda partidista no se diferencian. Hasta aquellos con trabajo real de pueblo le entraron al negocio de comprarse la presidencia.

 

La religión, por su parte, también le entró a la misión. Por supuesto que ahí es donde se encuentra el mayor número de intereses. Se crearon las más de 3 mil religiones que dividieron a nuestra América.

 

La Iglesia católica también toma parte de la misión. Se creó a Raúl Vera y a Felipe Padilla y se les dio facultades especiales para destruir el trabajo pastoral de Samuel Ruiz y de Arturo Lona. Ninguno de los dos logró su objetivo; al contrario, Raúl Vera se vio obligado a continuar el camino de Samuel. Las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) fueron diezmadas y se impuso el movimiento de renovación carismática.

 

Cuando parece que todo había sido doblegado, empezaron a repartirse los territorios, se crearon nuevas formas de extracción y de explotación de la naturaleza al grado de colapsar el planeta como lo hicieron los dinosaurios.

 

La creación de las Zonas Económicas Especiales en el Istmo de Tehuantepec es una forma de repartirse el territorio encubriéndose en una ley que les privilegia.

 

El golpe de Estado dado en Brazil, la asunción de Macri al poder en Argentina, la imposición de Alejandro Murat en Oaxaca son parte de esa depredación que se hace en el planeta. Se justifica la muerte, se justifica en el poder y la explotación de quienes no tienen bienes.

 

Su sistema de explotación que le llaman crecimiento económico está basado en valores que para nosotros son antivalores: la corrupción, el envenenamiento, la compra de conciencias, el asesinato a defensores de la vida, la incomunicación de los pueblos, la creación de bandas delictivas que aterrorizan a los habitantes de los pueblos. No es casualidad el crecimiento dela delincuencia, es creación de esos grupos de poder que se imponen mediante el miedo.

 

Para quienes no somos parte del sistema de explotación, del sistema de muerte, debemos mantener claro que nuestros valores, y esa escala de valores es diferente; que seguiremos luchando por defender la vida y el territorio donde hacemos esa vida; que seguiremos plantando aunque vengan a talar (como lo hizo el ayuntamiento en la preparatoria); que seguiremos apostando a ser personas, a ser cuidadores de este planeta

 

Entendimos, los que hemos intentado crear al hombre y la mujer nuevos, que nos mintieron cuando dijeron que fuimos expulsados del jardín del edén. Es mentira. Nosotros estamos en el jardín de la felicidad donde Dios nos puso. Ixhuatán es ese paraíso, lo es el Ostuta, lo es San Francisco Pueblo Viejo, lo es Aguachil, lo es el mar muerto. Aquí vivimos y si creemos en la Biblia del cristianismo debemos creer que estamos aquí para hacerlo crecer, para cuidarlo, para nombrar las cosas, animales, plantas que aquí viven. Y para llamar al enemigo por su nombre.

 

Debemos reconocer que los habitantes del Guidxi Yaza somos guardianes del agua, guardianes del bosque, guardianes del mar, guardianes del sol, guardianes del viento. Esta es la hora para la que hemos nacido. Reinventemos como seres humanos o estaremos al final de nuestra historia. Hagamos que Ixhuatán permanezca para las nuevas generaciones. Expulsemos a las mineras y eólicas de nuestro territorio. Eso es lo que hacen los guardianes.

Hombre y mujer nuevos

Manuel Antonio Ruiz

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