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6/10/2016

 

You may say I'm a dreamer,
but I'm not the only one.
I hope someday you'll join us,
and the world will live as one.

(John Lennon – Imagine)

 

En la sociedad nueva que nos toca crear, dijimos en una columna anterior, necesita de nuevos valores y de retomar aquello que aún tenemos. La nueva sociedad no ha de nacer de otra, sino de la sociedad actual con su rico pasado histórico.

 

Necesitamos analizar lo que actualmente tenemos y cambiar los ojos con los que la vemos.

 

Hay una mirada nuestra y una mirada impuesta que la asumimos, pero no lo es.

 

La mirada o interpretación que hicieron nuestros más antiguos abuelos y abuelas del entorno y de la forma como vivir en este medio es muy importante.

 

La mirada del extranjero que no conoce el lugar debe reconocerse y desecharse.

 

Donde los abuelos vieron abundancia el extranjero puso pobreza. Por ejemplo, el campo y el mar y su cultivo eran abundancia, vida, trabajo y refugio; de ello se creó la vida del pueblo. El extranjero le llamó pobreza y castigo, tanto así que no queremos que los hijos trabajen como nosotros, para eso los mandamos a la escuela: para que no sean lo que somos, para que no sean vida.

 

Cambiamos el tipo de casa adecuado al clima por casas de cemento que el extranjero dijo que debe ser el modelo de casas aunque nos asemos en ellas.

 

Se nos puso un ojo para ver culpa donde sosteníamos nuestra propia espiritualidad. Se dijo que adorar la naturaleza es idolatría, con lo que se puso sobre nuestras cabezas la distracción de un pueblo milenariamente lejano (hebreo) que adoró un animal pero no le dio respeto. Los indúes, por ejemplo, adoran a las vacas y no las asesinan, lo cual es muy diferente a la forma que lo hizo el pueblo escogido por Dios. La manera como nuestros abuelos se hicieron uno con la naturaleza no es idolatría, es respeto al hábitat que te da vida.

 

Cabe decir que podríamos cambiar los ojos, la mirada o la interpretación de la vida alcanzando a ver un poquito de optimismo en un lugar donde todo nos parece contrario.

 

Creemos que la gente está al pendiente de lo que hacemos, y por ello luchamos por tener la casa más grande, mejor iluminada, mejor amueblada; gastamos y nos endeudamos por sostener un nivel de vida que a nadie le importa. De ninguna manera.

 

Hay gente que se la pasa la vida viendo al otro y lanzándole envidias y malos deseos, es cierto, pero a esta gente tampoco le importa tu nivel de vida basado en el derroche; lo que a esta persona le pasa es que esta frustrada y lanza la culpa de esa frustración sobre la otra persona; lo que debería hacer ella y nosotros es entender de dónde viene la frustración y cambiar los ojos. Ver posibilidades (eso ya es cuento permanente en muchos discursos). Se necesita ver posibilidad de acción donde la vida se vuelve problema y frustración.

 

Para ello necesitamos crear curiosidad. Se necesita crear imaginación. Estos son dos valores importantes para crear la nueva sociedad donde habitan el hombre y la mujer nuevos.

 

Te propongo un ejercicio:

 

Regálate diez minutos al día. Diez minutos antes de dormir o al levantarte o en un descanso intermedio del día.

 

Si el tiempo no te alcanza y todos los días te levantas corriendo, consigue la forma de tener un despertador o pídele a alguien que despierte temprano que te hable. No corras por el tiempo, organiza mejor el tiempo. Camina a tu tiempo no al tiempo de los demás, ni siquiera al tiempo de tu jefe.

 

En tus diez minutos concéntrate en tu cuerpo, pon atención en tu nariz; ahora pon atención en cómo respiras, sigue respirando normal y siente el aire; deja pasar el tiempo, no te distraigas, piensa en el aire que respiras.

 

Ahora checa tus contracturas, seguramente te duelen el cuello, los brazos, la espalda.

 

Imagina que tu cuerpo está hecho de huesos, cuerdas, hilos y relleno de aserrín o de carne.

 

Imagina que ahí donde te duele los hilos o tendones se hicieron bola, como cuando tiene un hilo largo y quieres estirarlo y se da vueltas y se hace bolas; imagina que los vas a desamarrar, estira el hilo que está ahí donde te duele en el cuello.

 

Ya estás imaginando. Si sigues quizá te deje de doler, si es necesario presiona un poco ese lugar que te duele. Ya hemos convertido un problema que nos pone de malas y nos hace tratar mal a la gente en una posibilidad de acción.

 

No necesitas operación, no necesitas pastillas, no necesitas que un sabio venga a curarte, tú mismo o tú misma puedes cambiar tu carácter, tus males. Ya estamos viendo con otros ojos.

 

Quizá hay cosas que nos parezcan totalmente imposibles de ver positivas; por ejemplo, jamás lograremos ver algo positivo en la acción que tiene Peña Nieto. Jamás podremos ver positivamente la acción de Wicho en Ixhuatán, es cierto, pero ninguno de ellos debe dirigir nuestra existencia.

 

Nosotros los que tenemos otros ojos seguimos trabajando y viviendo no para demostrarle nada, seguimos existiendo porque estamos vivos, porque nos sabemos hacedores de nuevos espacios, saberes, enseñanzas, experiencias que  ellos, en su ignorancia, jamás podrán crear. Claro que si tuvieran imaginación habrían podido hacer grandes cosas con todo el dinero que pasó por sus manos, pero, bueno, ellos no son la importancia de este escrito, somos nosotros, eres tú, estimada o estimado lector de PANÓPTICO, el importante eres tú.

 

Hay otros ejercicios más que puedes conocer. Por ahora crea imaginación, intenta ver una posibilidad.

 

Imagina que hay una carreta que pasa a medianoche. Imagina que esa carreta está llena de deseos. Aquellos que llegan al final del recorrido y son capaces de luchar con el ser que la conduce cumplen su deseo. ¿Qué pedirías? ¿Qué deseo pondrías en la carreta? ¿Cómo lograrías vencer a ese carretero cuyas cavidades oculares se encuentran iluminadas por velas? ¿Cómo vencer a quien tiene la fuerza de la noche?

 

Quizá ya estás en esa cerreta, quizá no te diste cuanta de que tu deseo te llevó a medianoche al viaje de los deseos. ¿Qué puedes hacer ahora para que tu deseo se haga realidad? Quizá de ese deseo, quizá de vencer al carretero cuyas ruedas son fuego depende tu felicidad. Recuerda que los ojos del extranjero ven distinto a nosotros, y quizá quien conduce la carreta no es diabólico, quizá te pueda cooperar.

 

Imagina ahora que tu problema, que tu enfermedad, que tu preocupación pueden verse con otros ojos.

 

Imagina ahora que los problemas que nos son comunes, los que nos dictan pena de muerte a todos los ixhutecos e ixhuatecas, también tienen otra posibilidad. ¿Cuáles son esas posibilidades? ¡Imagina!

 

Los jóvenes se hicieron el ejercicio de imaginar. Se preguntaron cómo me imagino a Ixhuatán, y sus respuestas fueron:

 

  • Con empresas de productividad del comercio de nuestro pueblo

  • Con sus calles limpias

  • Decidiendo en las asambleas del pueblo

  • Con una vigilancia colectiva que nos de seguridad y disminuya delincuencia y corrupción

  • Con una casa en donde le den los cuidados necesarios a los ancianos

  • Con personas con capacidad de organizar a la comunidad para que el pueblo trabaje por lo que necesita y vea en beneficio de los ciudadanos

  • Con una sistema de educación propio y basado en la vida comunitaria

  • Con un sistema de comunicación, en radio, televisión y telefonía celular comunitaria

  • Tendremos comunicación comunitaria con la gente, no estar peleados y defender sus tierras cueste lo que cueste

  • Con más comunicación entre los pueblos que no se llevan para proteger las playas y las tierras de los campesinos

  • Con un sistema de salud que retome las formas de curación diversas, pero también con hospitales y doctores que estén dispuestos a la hora que se necesite

 

¿Cómo podríamos entrar a la carreta de los deseos? ¡Imagina!

Imaginancia

Manuel Antonio Ruiz

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