Los abuelos de nuestros abuelos, los más viejos que se vinieron a llover en el pueblo de hojas verdes, que sea, Guidxi Yaza, llamado también Ixhuatán, contaban historias que a veces son no creíbles o increíbles o incrédulas. De alguna manera, quisieron dejar sabidurías escondidas.
Por eso cuentan que las espaldas esconden o guardan cosas. Decían espalda para decir atrás, por eso se dice que detrás de las nubes vienen las lluvias o detrás de la puerta se esconden los espíritus.
Detrás de algo, también cuentan los abuelos de nuestros abuelos, que se puede entender como intención, que sea, hay una intención escondida. Es como decir que detrás del pavimento de la carretera vienen muchos carros y los que traen carros vienen con otras intenciones.
Detrás también esconde consecuencias, por eso dicen que detrás de los ventiladores que son generadores eléctricos viene más hambre. Detrás de los energéticos limpios hay despojo e invasión.
Se cuenta entonces que, hace muchos tiempos, repetidamente pasó. Por eso lo cuento, porque puede volver a pasar. En uno de esos tiempos un mal nagual del norte empezó a esconder detrás de las cosas algunas intenciones, deseos, consecuencias.
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Detrás de los políticos escondieron intenciones personales.
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Detrás de los gobernantes escondieron traiciones al pueblo. A espaldas del pueblo han pactado, y por eso lo reprimen y matan a sus estudiantes. En sus traiciones a espaldas del pueblo pactaron una guerra que lleva más de 60 mil muertos. A sus espaldas al precio de la traición han pactado la nueva invasión española.
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Detrás de los medios comerciales de comunicación los naguales colocaron la enajenación, que sea, la idiotificación (léase hacer idiotas) de la gente.
Cuentan entonces los abuelos de nuestros abuelos, los más viejos de ellos, que vino una mujer morena, vestida de trajes bordados y llena ella de collares y joyas de oro. Luciente de su guirnalda ella, traía en sus manos un niño y una vela.
Xhunaxhi Candelaria, su nombre le pusieron. Ella vino a poner su casa en Ixhuatán para ayudar a iluminar las conciencias. Dicen los abuelos que su vela quiere encender los atrases, las espaldas, para ver qué intención se esconde detrás de una palabra o de una acción.
También trae un niño. Dicen nuestros abuelos que es para recordarnos la fragilidad de nuestras vidas e intenciones y la esperanza de crear a hombres y mujeres nuevos.
Cuentan que ella, que caminanta ha sido, dejó aquí, en esta casa, su presencia como petrificada, pero ella no muerta está, no dormida está.
Hay otros hombres y mujeres que no saben lo que dicen, pero cuentan que dicen que tiene oídos y no oye, tiene boca y no habla, tiene ojos y no ve. Pero es que ellos no saben, no saben que Xhunaxhi Candelaria oye, ve y habla de otras muchas maneras.
Cuentan nuestros abuelos que también ella, la caminanta, detrás de ella misma viene el reino de Dios, que sea, la justicia, el amor, la unidad, la autonomía, la paz con justicia y dignidad. Pero también dice ella que este reino no llega solo, hay que hacerlo llegar, por eso su vela encendida es esperanza activa y su niño pequeño hay que crecerlo.
Ella se ha quedado entre nosotros para escuchar, pero también para que la escuchemos, escuchemos que nos dice que prendamos las velas necesarias para iluminar los atrases y ver qué intenciones se esconden y qué propósitos podemos hacernos juntos.
Y cada noche, mientras camina por el río, podemos acompañarla a caminar nuestras historias y luchas por una vida buena, digna y justa.
Tomada de www.salud180.com