El fin de semana pasado tuve la sensación de que mi cuenta de Facebook experimentaba una de las tantas fallas que esta red social presenta muy a menudo; sin embargo, con el paso de los minutos y de las actualizaciones de estado, pude percatarme de que no se trataba de un error o de un virus, sino que se debía a que uno de los ixhuatecos más consentidos había llegado a nuestro pueblo. Y es que Javier Aquino se ha convertido en un personaje de orgullo para Ixhuatán.
Hijo de la maestra Dora y del profe Chepey, la visita del mundialista fue motivo de júbilo para nuestros coterráneos, quien, a pesar de su cargada agenda -natural de un futbolista-, nunca ha dejado de visitar, así sea durante un día, la tierra que lo vio crecer. ¿A qué se debe que los ixhuatecos sientan tanto cariño por este joven?
Todo el pueblo tiene una historia que contar con Nachito, pues hay que recordar que fue hasta pasar a su segundo año de secundaria cuando se adhirió a las fuerzas básicas del Cruz Azul en Lagunas y comenzó lo que sería una carrera llena de éxitos. Los que estudiaron o jugaron con él, los vecinos, sus amigos, todo aquel que pasó un momento con el mediocampista del Villarreal tiene alguna anécdota que disfruta contar.
Lo que le ha valido esta recepción tan fraternal, sin duda, es su calidad de ser humano, la humildad de aquel que, aunque alcance la gloria, tiene bien claro de dónde viene y con quiénes estuvo antes de iniciar este gran sueño. Porque Nacho nunca ha dejado de ser quien fue, porque su carisma y su personalidad le permiten recibir a sus paisanos de forma muy grata; hoy este joven inspira a muchos niños ixhuatecos a seguir sus pasos, que vaya que hay calidad en el pueblo, pero, dada su ubicación y condiciones materiales no tan favorables, se pierde notablemente talento deportivo sin que algún visor o club se percate siquiera de que Ixhuatán es una cuna de deportistas.
A sus 24 años, Nacho tiene un historial que no pocos futbolistas envidiarían:
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Jugó con el Cruz Azul en todas las categorías del futbol mexicano, incluyendo la primera división.
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A muy temprana edad emigró a una de las ligas del balompié más importantes del planeta -como lo es la Liga Española- con uno de los equipos de más tradición del viejo continente: el Villarreal.
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Participó en la Copa América de 2011 en Argentina.
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Fue campeón de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011.
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Campeón en el torneo Esperanzas de Toulon en 2012.
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Campeón olímpico con la Selección Mexicana en Londres 2012.
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Fue parte del seleccionado que jugó la Copa Confederaciones en Brasil 2013.
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Participó en la Copa Mundial de Brasil 2014.
Quien no vea en este recorrido una historia de éxito tiene serios problemas perceptivos o emociones y motivos personales que le impiden admitir lo evidente.
Las muestras de cariño hacia este futbolista son bien justificadas; el ixhuateco no idolatraría a una persona trascendente pero arrogante, a alguien que es exitoso pero no tiene la sencillez de irse al campo Pirata o al de la Emilio a correr un rato con los jóvenes que ahí practican futbol todos los días. Cualquier ixhuateco que coincida con él en alguna ciudad donde se presente, ya sea con la Selección o, en el pasado, con el Cruz Azul –no es tan común que se pueda coincidir con él en alguna ciudad española-, para jugar un partido puede relatar de las facilidades y el buen trato que este joven le da: convivencia, fotografías, autógrafos, entradas a los estadios, a los entrenamientos y un sinfín de muestras de camaradería propias de una persona consciente y con los pies bien puestos en la tierra.
Como siempre y en todas partes pasa, no faltan los “críticos” que afirman que este chico se siente Dios y que es un prepotente, que vuelve al pueblo con la actitud de un inmerecido de sus coterráneos, que no representa a Ixhuatán y un largo etcétera propio de las personas que entrarían perfectamente en la descripción que hizo hace un par de semanas en su columna el doctor Juan Henestroza, “Envidia y competencia”; sin embargo, y afortunadamente, en el caso de Nacho, son los menos.
Enhorabuena por Javier Aquino, una leyenda viviente de nuestro pueblo. Espero que él sea apenas el primero de muchos ixhuatecos que trasciendan en el futbol tanto a nivel nacional como, ¿por qué no?, también internacional.