22/05/2015
Las mujeres de México estamos de celebración. El jueves 21 de mayo nos despertamos con la noticia de que Yakiri Rubio, la tepiteña que en marzo de 2014 fue secuestrada, torturada y violada por Miguel Ángel Ramírez Anaya en un hotel del Distrito Federal, fue absuelta del delito de homicidio en legítima defensa con exceso de violencia, cargo que se le imputó tras asesinar al feminicida que la atacó.
Yakiri es una joven defeña, de complexión menuda, de rostro sereno; se le nota que desborda inteligencia y audacia; sus cabellos oscuros enmarcan perfectos su sonrisa apenas perceptible, pero la fortaleza es la característica que se le destaca.
Es imposible verla –en fotos en mi caso- y no sentir ganas de correr a abrazarla fuerte y decirle lo mucho que se le admira. Ella, delgada, bajita, con heridas y golpes en el cuerpo, sometida por un macho que le doblaba en tamaño y peso, y que, además, la había violado, tuvo la fuerza emocional, mental y física para salvar su propia vida al asesinar a su agresor feminicida y después salir huyendo del sitio para pedir ayuda.
Yaki, como le decimos todas y todos quienes la apoyamos desde que denunció su caso, es el ejemplo viviente de que las mujeres no somos débiles ni siquiera físicamente. Ella vino a destruir con toda su garra el mito de que las mujeres tenemos menor fuerza física que los varones y vino a enseñarnos que tenemos todo el derecho de arrebatarle la vida a todo aquel que intente acabar con la nuestra.
Yakiri luchó contra el sistema judicial y respaldada por miles de personas de todo el mundo para dejar en claro su inocencia, porque, tras haber sido secuestrada, sometida, torturada y violada, fue encarcelada al momento de poner su denuncia penal por estos delitos, ya que había matado a quien intentaba asesinarla después de haberla violentado de las maneras más viles.
Yakiri, sobreviviente de feminicidio, nos está legando con su lucha el derecho de todas las mujeres en todo el mundo de defender nuestra vida incluso a costa de la vida del violentador.
Las feministas lo hemos dicho una y otra vez: mátalo antes de que te mate. Y sobran quienes empiezan a lanzarnos adjetivos misóginos y discriminatorios por decir que nuestra vida, la de las mujeres, vale más que la de cualquier varón. ¿Qué esperan? ¿Que nos dejemos violentar? ¿Que cerremos los ojos mientras nos violan, golpean, torturan y esperemos la muerte?
Ahora, ya contamos con un precedente histórico y judicial bajo el cual ampararnos cuando, cansadas de tanta violencia, a punto de perder la vida, a tres pasos de ser víctimas de feminicidio, nuestra manera de ponerle fin a tanta violencia patriarcal sea el asesinato del violentador.
El juez 13 penal de delitos no graves, Fausto Agustín Favela Ayala, quien absolvió a Yakiri Rubio del delito de homicidio en legítima defensa con exceso de violencia en agravio de Miguel Ángel Ramírez Anaya, sentó las bases para un cambio en la vida de las defeñas, que se irá extendiendo por el país y después por el mundo.
El Supremo Tribunal de Justicia del Distrito Federal dio ya el primer paso en materia de impartición de justicia con perspectiva de género. Yakiri Rubio, absuelta del cargo penal por haber asesinado a su secuestrador, golpeador, violador y que estuvo a punto de asesinarla, con odio, con exagerada violencia, por misoginia, porque podía, porque creyó que esa joven menuda y bajita no iba a poder defenderse.
No más. Nunca más. Gracias, Yaki, por todo lo que me has enseñado bajo las lamentables y horrorosas circunstancias que viviste. Gracias por llenarnos de valentía y fortaleza, gracias por reafirmar mi determinación de matar a cualquiera que intenten hacer lo mismo conmigo. Gracias por ser el ejemplo, la historia, la mujer de quien le hablo a mi hija cuando, cada vez que es posible, le digo que es fuerte, que puede hacerlo todo, que es capaz de derribar a cualquier persona a patadas, y le enseño cómo hacerlo.
Gracias por darnos esperanza porque, si no hay otras formas, tomaremos las que tengamos a la mano para conservarnos con vida.
La inocencia de Yakiri Rubio,
el aliento para seguir luchando
Cinthya Vasconcelos Moctezuma
Tomada del sitio www.animalpolitico.com