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7/12/2016

 

Quizá prefieres el orden cronológico y por notas de interés; por mi parte, prefiero ser espontáneo y comentarte una u otra cosa respecto a lo que ha sucedido. Creo que las cosas, aunque suceden en un orden temporal, algunas causas y consecuencias se relacionan con otros temas; entonces esta reflexión la haré a manera de chisme.

 

El chisme para mí es un vehículo por el cual la información, sea cierta o falsa, viaja. El género literario del chisme también tiene su arte, su técnica, su disciplina, que por supuesto no puedo manejar completamente.

 

Ha sido una semana bastante cargada de acontecimientos que, de alguna manera, nos conmueven a unos y otros, o al menos nos afecta.

 

Fidel

 

No corresponde a esta semana, pero el acontecimiento más cercano es la muerte de Fidel Castro Ruz, el pasado 25 de noviembre, a sus 90 años de edad.

 

Términos como soberanía, autonomía y valentía son los más usados al hablar sobre este tema. Por otro lado, los gobiernistas capitalistas, aquellos que fueron derribados, criticaron su vida como un dictador. El escritor de derecha Vargas Llosa dice que la historia no lo absolverá; los amigos dicen que el ejemplo de su trabajo es lo que el capitalismo dice perseguir y nunca ha podido alcanzar: educación, medicina, deporte.

 

Se dice que Cuba es la aspiración para todo obrero, para todo campesino, pero es algo de lo que huye la clase media. Y, como los pobres somos más, es mucho más la gente que aspira a tener atención y medicina en un hospital; es mucho más la gente que aspira a no ser ignorante o quedarse con las ganas de acceder a un nivel de estudios.

 

A Cuba se le enjuicia por ser un país no democrático; sin embargo, es en esta semana que asume el gobierno, en la madrugada, en un set de televisión, un desgobernador que no nació ni vivió en Oaxaca, al que le construyeron un entramado legal para poder ser candidato, cuyo padre dijo que en Oaxaca si se les pone una vaca por esa vaca votan, y en verdad algunos (dicen que menos del 19 %) votaron por un buey. En Oaxaca la pobreza extrema alcanza al 63 % de la población, y la inseguridad golpea día a día nuestras calles y nuestros hogares. La sociedad oaxaqueña está profundamente dividida y confrontada. A eso se le llama democracia, y desde esa democracia se le enjuicia a Fidel.

 

Linchamiento en San Francisco

 

En otras épocas, cuando la amenaza de invasión a Cuba era fuerte, en Cuba se creó un sistema vecinal de defensa de la revolución. El gobierno libertador cubano decía: “Podrán entrar e invadir Cuba, pero no podrán salir de ella”, porque cada barrio, comunidad, pueblo estaba entrenado para defender su patria, su revolución.

 

En muchos pueblos, cuando es herido en sus intereses colectivos, toman su propia defensa en sus manos. Abundantes casos hay. En San Blas Atempa, en Jalapa del Marqués, en Álvaro Obregón.

 

Los gobiernistas que tienen introyectada la idea de que nadie puede hacerse justicia por su propia mano y creen que las sociedades civilizadas no deben aplicar justicia –es decir, ejecutar a alguien, y cuando se realiza una acción que se enmarca en esos cánones les llaman violentos para decir que son incivilizados, bárbaros– se ponen al margen de la ley.

 

Fue este sábado 3 de diciembre que se lincha una persona en el palacio municipal de San Francisco del Mar. Quienes ocupan las redes no dejan pasar la oportunidad para enviarnos las imágenes de un cuerpo colgando del marco de la puerta del juzgado municipal.

 

Inmediatamente la Tercera Sección se reúne para tomar una decisión, la cual se anuncia esa misma tarde: los padres cuiden que sus hijos no anden en la calle más allá de las nueve de la noche.

 

Ese mismo sábado, el último turno de la policía anunciaba su renuncia debido a que el presidente municipal había huido diciendo que no pagaría aguinaldos y si querían que ya no fueran a trabajar.

 

Esperaría que quienes votaron por él lo busquen y lo regresen a cumplir el contrato que hizo y hacerle cumplir sus promesas, incluyendo la de hacer limpia en la prepa, empezando por su director. Quizá deberíamos crear una ley que sancione a los presidentes que huyan en los peores problemas del pueblo.

 

Apología de la violencia

 

Se llega a decir: “Desafortunadamente las autoridades en estos casos no hacen nada y habrá (sic) que el pueblo resuelva así”. “Muy lamentable que por negligencia las autoridades dejen libres a delincuentes por falta de algo y el pueblo se ponga al margen de la ley para hacerse respetar”.

 

Esto comentarios reflejan que un pueblo debe permanecer de observador y dejar en manos de “sus autoridades” la aplicación de alguna determinación. Para ello, esas autoridades, imaginariamente, están preparados para resolver cualquier situación.

 

¿Es la violencia, entonces, el camino? Lo es de alguna manera.  Todo problema nos causa violencia. Todo lo nuevo nos enfrenta a lo desconocido, y en cuanto desconocido nos produce alteraciones, emociones, inseguridades o seguridades. Si nos paraliza, si nos causa nervios, emociones encontradas, la forma de salir de esa situación es solamente haciendo violencia nacida desde dentro para responder. Es un nivel mínimo, pero es violencia. El camino es causarle al otro la menor violencia.

 

Decía Gandhi que la no violencia es también un grado de violencia; menor que la del Estado, pero es violencia. Ya en otro texto de este espacio hemos hablado de ello:

 

“Lo que somos tiene una estrategia que inicia con la toma de conciencia; pasa por sentir con el otro su situación, la cual nos indigna, es decir, provoca nuestra propia violencia y nos lleva a una toma de postura” (ponencia presentada en el foro “Violencia y feminicidio en el contexto de la guerra contra el crimen organizado. Análisis y reflexiones”. Facultad de Ciencias Sociales, CIII, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 7 de marzo de 2011.

 

Mientras tanto en el tema de la minería han aparecido opiniones de candidateables con la autoafirmación de ser objetivos, que se han informado en los pros y contras y emiten juicios que repiten el discurso de las empresas mineras.

 

Para este tipo de opinadores el desarrollo, el empleo, los proyectos tienen mayor valor que ser tomados como personas. Les parece cosa mínima la no aplicación de leyes y tratados internacionales para el respeto de los derechos humanos de las personas.

 

Y decimos que la violencia no es el camino para defendemos, decimos que la turba no siempre tiene razón, decimos que la gente enardecida se pone al margen de la ley y decimos bien más cuando esa violencia la ejerce el Estado que por algo lo hace. Cuando una mujer es violada decimos: “Pero ¿qué andaba haciendo a esas horas en ese lugar?”. Es decir, justificamos las violencias patriarcales.

 

Quizá se pueda recordar que en la casa frente a la biblioteca Martina Henestrosa se ejecutó a los rebeldes. En Zanatepec, la pochota que ahora cercan los salones de la escuela Teófilo Hernult fue un arbol para ahorcar a los bandidos, a los revolucionarios. Cuando el gobierno ejecuta hace justicia; cuando la gente ejecuta es una turba enardecida, violenta, salvaje.

 

Son ya tres veces que se intenta robar el cajero que está en la presidencia municipal, a las casas de empeño, telégrafos y la tienda departamental que se encuentran alrededor del palacio. Una policía que no tiene manera de defenderse y permanece atónita, pero sí puede amendrentar a estudiantes violentos, desobedientes, desordenados.

 

Comunitariedad

 

El crecimiento de la violencia se da por el crecimiento de la pobreza, y ahora viene acompañado de los planes de crecimiento económico. Se busca desplazar a los pueblos para que haya menos resistencia y se logre poner las transnacionales, es decir, hacer la conquista que se propusieron o la venta de nuestro territorio.

 

Aquí es donde completo la apología de la violencia. Es necesario hacernos violencia nosotros mismos para hacer algo frente al invasor. Hay varios caminos, pero no son los únicos. Emitamos la menor violencia porque la violencia del Estado es mucha, es imparable. No podemos pelear contra las armas del gobierno, sus armas son los miembros del crimen organizado. En primera etapa ponen a sus soldaditos, a sus policías, pero después vienen los paramilitares y eso a lo que llaman crimen organizado.

 

Ante eso el camino ya lo tenemos andado. Qué lástima que haya habido de por medio la vida de una persona; quizá no cometió el delito de secuestro, quizá solo era un novato intentado secuestrar… Quizá, quizá, pero eso nos muestra el camino. Esa es la forma de organizarnos. No nos llenemos de culpas, hagamos un ritual de reconocimiento de un error, si es que se tuvo, y aprendamos de él. Aprendamos de los errores, aprendamos a estar unidos los pueblos porque este enemigo que ahora se acerca tiene más fuerzas.

 

Como dice el evangelio: cuando expulsas a un demonio, este va y junta sus amigos y viene con más fuerza. Así mismo, estos son los demonios que nos cercan a los que hay que hacerles la menor violencia posible pero efectiva para que no vuelvan.

 

Aprender

 

A eso a lo que se llama salvajismo, violencia, ponerse al margen de la ley, a eso se le puede llamar autonomía. Por supuesto que cuando no se da lugar al raciocinio y nos dejamos llevar por el sentimiento se tienen más posibilidades de actuar mediante el equívoco, es cierto. Pero eso da identidad. En psicología se diría que la conciencia se disuelve porque la culpa se comparte; esa compartición es el centro de nuestra comunitariedad. Si esa compartencia se prepara y se organiza tendremos una comunidad organizada y siempre atenta a responder al peligro.

 

Algunas veces hace falta organizar retenes, vigilancia vecinal, rondas comunitarias y poner orden en casa para lograr un pueblo organizado.  En esas ocasiones cuando suele llegar un extraño enemigo debe retemblar en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón.

 

Nota con desilusión

 

No puedo evitar una pequeña desilusión en estos días. El Grupo de Ixhuatecos en Defensa de la Cuenca del Río Ostuta ha quedado en silencio después de haber compartido el escenario con el presidente prófugo de Ixhuatan, García Henestrosa. Gritonear al micrófono ha sido lo que bien ha hecho, pero no se dio el paso legal que esperamos se dé en el próximo mes. Ese paso tampoco resuelve el gran problema que tenemos enfrente.

 

Pero ¿salir de vacaciones en la lucha? Justamente estas vacaciones se utilizan para desarticular. Es la hora, compañeros, de retomar la lucha o morir sin hacer nada a tiempo. Es la hora de que se integren los que aún están al margen.

 

De más de 9 mil habitantes solo 65 se acercaron a firmar contra los proyectos transnacionales el 20 de noviembre. ¿El resto tendrá que ser la turba violenta y salvaje que sugirá al ver los desastres por estas empresas? ¿O será que están esperando otra oportunidad?

La semana en notas

Manuel Antonio Ruiz

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