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“Soy los libros que he leído”, escribió Andrés Henestrosa. Hoy, esa frase recibe al visitante de la biblioteca que lleva su nombre en la ciudad de Oaxaca de Juárez.

 

En efecto, la lectura de libros, de buenos libros, transforma a las  personas. Los libros leídos proporcionan al sujeto conocimientos que lo desbasta, le quita sus asperezas. Y, si son libros de imaginación, lo sensibilizan.

 

Leer es un proceso activo que requiere de quien lo hace no solo talento, sino disciplina, disposición, gusto, dosis de hedonismo, etcétera. Crear el hábito de la lectura conlleva imitar a las personas exitosas que leen, a quienes admiramos, de allí la importancia de que todo niño/a esté expuesto tempranamente en su casa a la lectura. Igualmente requerirá que en el colegio tenga excelentes maestros que le estimulen en esa práctica.

 

El lector nace y se hace, e, igual que un buen deportista, comienza su aprendizaje tempranamente. El gusto y placer por un texto se adquieren con el tiempo y la lectura constante. Como dice el dicho: “La práctica hace al maestro”.

 

Hoy día, la tendencia es hacia la lectura de libros digitales más que de papel. El grueso de la población adulta, aquella que leyó libros, tiene en el televisor su fuente de información y entretenimiento, mientras que los jóvenes, en los dispositivos electrónicos. Lo que no ha cambiado es que todo buen lector leerá siempre sin importarle el medio.

 

En la Atenas de Sócrates, la manera de aprender era ejercitando la memoria. Aunque ya existían los libros, estos no eran impresos, sino escritos a mano, por lo que su difusión era escasa y elitista. Con la imprenta, los libros proliferaron y llegaron a más gente. Lo mismo pasó con la creación de bibliotecas.

Existen todo tipo de lectores y de lecturas. La tendencia es a leer cada vez menos. Hoy, la lectura ya no es ver solo letras, sino también imágenes y escuchar sonidos al mismo tiempo. Los textos cortos son los más buscados; los largos, solo que sean interesantes, inteligentes y bien escritos, propios de lectores gourmet.

 

El común de la gente que deambula en internet, en redes sociales, se asoma para ver sus notificaciones y videos graciosos o trágicos; chistes, ilustraciones y/o mensajes religiosos y de autoayuda; engaños de toda índole en forma de noticias pseudocientíficas; notas amarillistas que tienen que ver con sexo, tragedias, violencia; tráileres de películas; propaganda política; deportes, etcétera… ah, sin faltar los juegos adictivos, tipo Candy Crush Saga.

 

Son los jóvenes los usuarios más asiduos de las redes sociales, quienes se divierten de lo lindo con mensajes breves e ingeniosos, emoticones, memes, selfies, música de sus artistas de moda, etcétera. Se  autohalagan con likes.

 

Las ventajas de leer en los dispositivos electrónicos son varias. La más importante es que se le puede hacer en silencio. Asimismo,  no se sacrifica la comodidad del hogar. Y la variedad de textos y de temas es infinito en internet.

 

Por último, ¿para qué leer? Para quien aún no conoce el goce de la lectura, debe saber que en los libros, digitales o de papel, se encuentra expresada la cultura de toda la humanidad; nos proveen visiones distintas para entender el mundo y la vida; transforman nuestro cerebro a la par que nos divierten y hacen reflexionar sobre nuestra existencia. ¿Algo más? Ocupamos nuestro ocio de mejor manera.

Libros y lectores

Juan Henestroza Zárate

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