No seas chambón con tu trabajo.
Ta Chayo Aquino
“Espero que al recibir esta carta te encuentres bien de salud, si dios y María santísima así lo quieren, te cuento: está un calor como horno de pan, o peor, ayer fuimos con mi papá a Aguachil y estaba una repunta del carajo. Pasé por aquel lugar y no puedo creer que hayas jugado mi cabeza de ir ahí. Según tú íbamos a ir al faro. ¡Cual faro!, a chitaviguear es que querías ir. Espero y mi mamá no se haya dado cuenta de que me puse roja. Vas a ver cuando regreses de vacaciones, me voy a pegar contigo a tu casa, a ver que le vas a decir a tú mamá cuando vea que ya sacaste mujer”.
Y de repente, al soltar la carta, como premonición, en las noticias te avisan de un mar de fondo no visto desde hace 25 años. Y te preguntas: ¿y si hubiera cumplido su palabra y se te pegara hasta tu casa para de ahí salir casado? Serían ya muchos años de casado, y ve tú a saber cuánta ringlera de chamacos ya consumados.
Seguías: “Mira que te fuiste el domingo, me dijiste que el sábado que porque ibas a tener exámenes, ¡qué jugada me pegaste!, Cheluna, si lo sigues haciendo voy a decirle a mi mamá lo que hemos hecho y derechito me van a mandar a tu casa. Así que tú sabes si otra vez me haces lo mismo, que si toda jugada estoy ya, y si te haces, voy y le digo y no te va a gustar que te traigan del chongo de México”.
Recordé esa noche que llovía. Un recodo de la puerta de tu casa nos resguardaba, y tus senos tocaron mi mano; no pude evitar tomarlas y te propuse aquello que siempre anhelé: ¿y si nos íbamos en ese momento a la ganadera? “No” fue tu respuesta. Nos ahorramos la caminada; amainó aquella lluvia primaveral en plena Semana Santa, y nos fuimos a tu casa. Un callejón se atravesó antes, y ahí fuimos a parar. No te conocí desnuda esa noche porque no quisiste, como tampoco repetir lo del manglar. Pero el erotismo fue demasiado: revelador de una inocencia que se aprendía las letras del amor a palmo, a tientas, a señas y con mañas nuevas. Fuimos dos queriendo sin poder querer.
Las ganas se quedaron esa noche, y, de esa noche, al ir por el giro telegráfico en las oficinas de Chapingo, mi nombre apareció en una de las cartas. Recogí la misiva, y, con tinta azul, decía tu nombre. Tinta azul, letras redondas de escolar aplicada. La abrí. La perfumaste con pétalos que recogiste del jardín de tu mamá. Un doblez perfecto dificultó las prisas por leerte. Recordé que te conocí en el río, al que me invitaron Murat y sus amigos. Ahí andabas como iguana en aquel sauce. Tu color apiñonado atrapó mi vista; te abordé y no supe cómo pero, más tarde, ya me tenías amarrado en aquella higuera. Tus besos fueron demasiado embusteros, como tus amenazas de la carta.
“Antes de despedirme, quiero decirte que voy a presentar examen en la normal. Voy a ir en mayo y quiero escaparme para Chapingo. Así que xhunquito allá nos veremos. Yo ya veré qué digo en mi casa”.
Y, seguían las preguntas, ¿si aquella noche de Aguachil nos hubiera hecho padres? Tanta distancia y tantos años no pueden darme las respuestas ahora.
“Para despedirme, que seas mi novio a distancia es medio feo. De repente quiero estar contigo, aunque no te lo he dicho, hablas puras guicheras pero me gusta. Me gusta, que guardo ese pensamiento que me escribiste en la banqueta. Le llamas poema, no veo las rimas pero me gusta. Aunque quieras jugarme que eso es poema. Cheluna, ni pienses que me vas a tener encerrada cuando vaya a visitarte, me llevas a Chapultepec. Me despido mandándote un beso mi Cheluna... Tuya, D”.
Y hubo mar de fondo terminando la primavera ese año. Me contaste que murió pescado en Aguachil y que la playa no se veía de tanta agua que trajo la repunta. Me obligaste a ir a Chapultepec y llevarte a conocer el centro de la Ciudad de México.
“Mar de fondo es el movimiento de las olas (también llamado oleaje o sistema de olas) que se propaga fuera de la zona donde se ha generado, pudiendo llegar a lugares muy alejados. También recibe el nombre de mar tendida o mar de leva. Por tanto este estado del mar no tiene relación alguna con el viento presente, aunque su causa es el viento que se haya originado en otra área distinta. El mar de fondo no debe confundirse con el tsunami, que son debidos a movimientos sísmicos en el fondo del mar.
“Es opuesto al mar de viento, que es el movimiento de las olas generado por el viento al soplar directamente sobre el área del mar observada o en sus inmediaciones (zona generadora). El aspecto del mar de viento se caracteriza por la presencia de olas más bien agudas y de longitud de onda generalmente corta o moderada. La altura del oleaje es irregular.
“Las olas del mar de fondo se caracterizan por su período regular y sus crestas suaves. La longitud de la onda es muy superior a su altura, presentando crestas redondeadas que no rompen nunca en alta mar. La altura de las olas es sensiblemente igual y su perfil tiende hacia la forma sinusoidal. Las olas pequeñas, que enmascaran a las más grandes en la mar de viento, desaparecen muy pronto, después de que han abandonado el área generadora, quedando sólo las de mayor longitud de onda, pues el amortiguamiento es tanto más rápido cuanto menor es la longitud de onda. Esto hace más fácil la distinción de las características o parámetros de la mar de fondo que la de estos parámetros en la mar de viento” (http://goo.gl/3yOcqK).
Y Wikipedia, con su descripción del aquel mar de fondo, traiciona esta historia. Y la carta aún contiene las preguntas que me hice en esos años y que te las volví a hacer muchos después, y tú me diste una respuesta: “Yo quería tener un hijo tuyo, mampo, pero no te atreviste”.
Ringlera: ando como chamaco en su primera vez. Cumplimos un año lxs panoptiquerxs, y hago extensiva la invitación a nuestro agua de lodo este sábado 13 de junio en punto de las 18:00 horas verano, 17:00 horas tiempo GMT o normal. Allá nos veremos y platicaremos a gusto todxs.
Mar de fondo
Joselito Luna Aquino
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