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La prueba que terminó por evidenciar el perfil inepto, represor y autoritario del gobierno federal fue la presión que, con base a amenazas, ejerció sobre la empresa de telecomunicaciones MVS luego de que la periodista Carmen Aristegui anunciara que su equipo de trabajo y la citada cadena de radio formarían parte del proyecto virtual México Leaks.

 

México Leaks es una plataforma independiente de denuncia ciudadana y transparencia al servicio de la sociedad mexicana para revelar información de interés público, según lo explica en su página web: mexicoleaks.com. Dicha herramienta, disponible en internet, ofrece la oportunidad de que cualquier persona bajo ciertos lineamientos técnicos pueda filtrar documentos para que un grupo de periodistas puedan investigar a fondo y presentarlo a la opinión pública.

 

Medios de comunicación como Proceso, Emeequis y algunas organizaciones sociales periodísticas y de derechos humanos se involucraron también en este proyecto, similar al trabajo que realiza WikiLeaks, creada por Julian Assange, pero la federación encontró en la empresa más grande y, por lo tanto, con mayores intereses el talón de Aquiles.

 

Tras la declaración de Carmen Aristegui en la que comprometía a MVS Radio ser parte de esta nueva plataforma, la empresa de deslindó y comenzó la telenovela en la que quieren convertir la represión hacia un proyecto de investigación periodística, en el que coincidentemente está la periodista que dirigió el reportaje que evidenció algunas de las corruptelas del presidente de México y que tiene que ver con una casa blanca y sus vagones repletos de negocios sumamente ofensivos para la nación.

 

Dos colaboradores del noticiero radiofónico de Carmen Aristegui en MVS ya fueron despedidos, y la permanencia de la periodista titular sigue hasta el momento sobre la cuerda floja porque como ella misma explicó en una conferencia, puede ver todos los intereses que están en juego y siguen las negociaciones que permitan impedir una injusticia más y que la empresa no se venda ni salga tan raspada porque está de por medio la cancelación de permisos en materia de telecomunicaciones. Desde mi ingenuidad y esperanza infantil que siempre alimento, espero que esto sea posible.

 

Pero el punto es que aún dentro del desánimo que todo esto me provoca al comprobar la asquerosa, nefasta, podrida, opresora e infame clase política que nos gobierna, honestamente me llena de satisfacción mal intencionada poder palpar el miedo sobre el que cuenta sus días el Gobierno Federal y todos sus secuaces.

 

Miedo es la palabra que mueve las decisiones de este gobierno disfrazado de democracia respecto a este país simulador de una república. Reaccionar de la manera en la que lo hizo la presidencia al anuncio, porque siquiera ha comenzado a funcionar, a una plataforma de filtración de documentos de interés público, es el más estúpido de los hara kiri de Enrique Peña Nieto, se delató como el más temeroso y débil de los mandatarios que ha tenido México.

 

Y este miedo que inunda a la Presidencia de la República debe ser aprovechado por cada uno de los “ciudadanxs” de este país que va directo al más profundo de los abismos marinos de cualquier infierno en el que crean.

 

El miedo lleva a la persona más poderosa, privilegiada, inteligente, culta y perfectamente asesorada, a cometer el peor de los errores; es el talón de Aquiles del enemigo en esta guerra civil en la que nos tienen desde hace varias décadas, y si en este momento no hallamos la forma de devolver el golpe no existirá otro momento para recuperar al país.

 

La defensa del proyecto México Leaks es urgente e indispensable para demostrar el poder ciudadano de las y los mexicanos. Estamos ya no en un barco, estamos parados tambaleándonos sobre un desecho de barcaza que a diario recibe los cañonazos de quienes oficialmente dirigen su rumbo.

 

México Leaks es una oportunidad más para unirnos como mexicanas y mexicanos y darle la vuelta a la historia de este país que lo único que escribe en sus páginas son cifras de rezago, muerte y pobreza de la enorme mayoría pero también del enriquecimiento de unos cuantos.

 

Carmen Aristegui, como cualquier mujer que asume cada día la defensa de su profesión y su persona en un mundo, país, gremio y ciudad que no hace más que reforzar la opresión de las mujeres exitosas –léase de todas-, saber perfectamente cómo enfrentar esta situación, no es una víctima, no es la primera vez que la atacan, censuran y le ponen entre la espada y la pared.

 

Mujeres como ella resolvemos a diario situaciones de acoso, violencia, opresión, amenazas y carencias, y seguimos saliendo avante, lesionadas, pero si tenemos suerte al menos seguimos con vida y luchando. Carmen no es una víctima y si necesita algún tipo de ayuda de sus compatriotas “mexicanxs”, es mediante la defensa del proyecto del que ella es parte y de la profesión que la mantiene como una de las lideresas de opinión: el periodismo.

 

Estamos frente a un parte aguas en la historia de México, se acercan elecciones federales y locales, hay toda una cloaca por destaparles a los gobernantes y políticos que se llenan los bolsillos a costa de nuestros impuestos y un escalofriante silencio ciudadano. No se trata de una periodista reprimida por decir la verdad y querer continuar, no es una telenovela.

 

Se trata de un sistema político aterrado por ser expuesto, juzgado, condenado, despojado y exterminado porque ya existe una herramienta formal, profesional y nutrida de profesionistas comprometidos y especializados. Los malos de este país están temblando de miedo, se sienten descubiertos, porque ya descubrimos su talón de Aquiles.

México Leaks y el día que la clase política tembló de miedo

Cinthya Vasconcelos Moctezuma

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