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18/5/2016

 

Son tres los temas que afloran en el día a día de la gente del pueblo de Ixhuatán: la situación económica, los intensos calores y las próximas elecciones, en ese orden. Por el momento, el paro indefinido de labores por parte de los maestros aún no aparece en la agenda de preocupaciones de las personas con quienes habitualmente charlo, pero es de esperarse que ya no tarde en aparecer debido al impacto que los mentores tienen en la economía local. Por lo pronto, la zozobra la viven ellos y sus familias al rojo vivo.

 

Muchos en el pueblo vemos con preocupación la carencia de trabajo y la caída en la prestación de servicios, situación que lleva ya un rato presentándose y alcanzando a esta hora un pico, el cual de seguro se acentuará con el paro de labores del magisterio.

 

El campo, por las escasas lluvias habidas el año pasado, está en espera de los primeros aguaceros para ser trabajado. Muchos creemos que este será un buen año en cuanto a lluvias se refiere. Los intensos calores arriba de 40º C que se han experimentado así nos lo hacen pensar. Otro indicio cree vérsele en los pozos que en los últimos años se han perforado –dejándose guiar más por las necesidades de contar con agua que por el bien común– y que en este estiaje se han quedado sin veneros porque los mantos freáticos han abandonado los 12-15 metros.

 

Al no haber trabajo ni cosechas ni prestación de servicios, se viven momentos difíciles en todo el municipio. Y, aunque sabedores los habitantes de que ello ocurre de manera cíclica año con año, no por sabido dejan de preocupar. Por fortuna, muchas familias cuentan con el apoyo de familiares que se encuentran allende nuestras fronteras e incluso en el extranjero. Gracias a esa ayuda se palían las emergencias e incluso el día a día de la gente.

 

Los pobladores estamos enfocados en los asuntos económicos y deseosos de que llueva pronto (“como la gente”, no con los efectos de La Niña, que se pronostica). Por suerte, la epidemia de zica hasta el momento no ha causado los estragos temidos y ha transcurrido como un padecimiento viral más. No así el chikunguña, que, no obstante haberse presentado en el municipio hace más de un año, de tarde en tarde hace doler las articulaciones de los que lo padecimos.

 

El tema electoral, que en otros tiempos acaparaba mucho la atención de la gente, no tiene hoy el mismo entusiasmo de antaño, hasta el grado de que ya no se presta mucha atención a quienes cambiaron de chaqueta o de partido. A los tres candidatos y la única candidata, acompañados de sus séquitos de activistas, se les mira hacer visitas domiciliarias tratando de convencer a los electores remisos. Esto era impensable no hace mucho tiempo debido a la polarización que las campañas y candidatos causaban entre la gente. Y algo más que no debemos dejar pasar por alto: parece que esta vez en algo ya se pusieron de acuerdo los contendientes: no prometer el oro y el moro. Y así lo están diciendo todos ellos. No porque sepan bien a bien con cuánto está endeudado el municipio –si es que lo está–, sino porque la carencia de dineros hace que todo luzca austero. También es justo decir que algo tiene que ver que la actual administración no tiene en su contra a medio pueblo. En suma, los ixhuatecos ya estamos más cultivados.

 

A esta hora, lo más que he oído decir es de algún candidato que da algo a sus simpatizantes, las más de las veces una despensa (no sé si con frijol con gorgojo o sin él), una playera, una cachucha, un mandil o cualquier otra cosa de  poca monta. No se está hablando –como en otras campañas– de regalar chivos, pollitos, materiales de construcción, etcétera. Tampoco están ofreciendo plazas en el IEEPO o en cualquier otra dependencia estatal. Mucho menos se habla de dinero, aunque los maliciosos me dicen que este está guardado para ser usado faltando uno o dos días antes del 5 de junio, día de la elección. Es posible porque la compra de votos existe, es real y hay quienes la practican. Además, entre la misma población existen personas que ya se acostumbraron a vender su voto en cada elección, y en ese sentido actúan igual a como lo hace un necesitado que llega al extremo de vender su sangre a los bancos ídem.

 

A nadie se le puede obligar a que actúe en un sentido o en otro. De ahí que la guerra sucia en que se hallan enfrascados los candidatos a gobernador y a ciertas alcaldías del estado es no solo deleznable, sino hasta estúpida. Apuestan a que la gente fanática es crédula y tonta. En ese sentido es posible que influya en más de un elector/a.

 

Hoy por hoy, los electores nos hallamos ante candidatos que en efecto oímos decir tienen enorme cola que les pisen, pero no nos consta. También sabemos que es prácticamente imposible que el poder se lo vayan a dar a la gente porque quienes lo detentan –literal– hacen todo lo posible –legal e ilegalmente– para seguir poseyéndolo. Los niveles culturales de la gente no permiten aún una insurrección electoral, un golpe de timón en Oaxaca. Es entonces cuando cobran mayor importancia las elecciones municipales, las que están cerca del elector. En los pueblos, al menos conocemos de primera mano al candidato porque es nuestro vecino, contemporáneo, y a veces fue condiscípulo o incluso alumno, así que difícilmente nos podrá engañar, diga lo que diga de sí mismo o de su partido.

 

Por otra parte, me llegan rumores de los municipios vecinos. Todos ellos están encaminados en la misma dirección que lleva Ixhuatán en cuanto a temas que les preocupa, por supuesto que con matices. Así, por ejemplo, de Reforma de Pineda se dice que a la tremenda necesidad se agrega que llevan más de veinte días sin agua y que eso influirá en un voto de castigo al partido que gobierna allá, lo cual pongo en duda a pesar de escuchar, desde hace tiempo, a reformeños descontentos despotricar contra el gobierno municipal actual y los dos anteriores a él. Asimismo, me entero que los libelos calumniosos y difamatorios están a la orden del día, que hoy por hoy es  la comidilla de la gente, supongo que la morbosa. Que en esa elección solo dos candidatas pintan el espectro electoral: la del PRI y la independiente (ah, porque ese municipio estrenó esa figura, y con ello está haciendo historia). Como quien dice, se pronostica que en la próxima elección ese municipio engrosará las filas en donde una mujer ocupe el cargo de presidente. A menos que a los otros tres candidatos (PRD, PT y Morena) les avisen que ya están en curso las campañas y hagan lo propio para competirles.

 

De San Francisco del Mar me llegan rumores no muy buenos para la democracia, pero sí comunes o propios de  esa comunidad, que defiende a rabiar lo suyo. De varios años a esta fecha allá solo existen dos fuerzas en pugna: una representada en el ayuntamiento, y la otra, en el Comisariado de Bienes Comunales. Dicho de otro modo: PRI y su opositor: ayer, PRD; hoy, PUP. Por desgracia, la política ha dividido y enconado a la comunidad ikoots: Pueblo Viejo vive su propia historia de aislamiento que no deja de asombrar ocurra en este siglo, a mí por lo menos.

 

También el dinero imaginario –aquel que vive volando– divide a los ikoots vecinos. Así, mientras que unos se oponen al cambio de uso del suelo –lo que permitiría la llegada de las empresas eólicas extranjeras–, los otros lo auspician. En ese sentido, la puga por el poder cobra mayor relevancia en dicho lugar, hay mucho en juego, pues. No es casualidad que la leyenda urbana venida de esos lares nos hable de que allá la venta del voto en tiempo electoral ha alcanzado la suma de tres mil pesos. Mucho si, como se dice en Ixhuatán, aquí a lo más que ha valido un voto son mil pesos. Pero eso sí –cuenta esa misma leyenda rural– que votante comprado allá es persona que no tiene derecho de presentarse a reclamar más ayuda al ayuntamiento en los tres años de ejercicio, cosa que en Ixhuatán no ocurre, ya que al votante comprado aquí siempre se le ve formado en la fila pidiendo todo tiempo ayuda al cabildo. “Vivos o sinvergüenzas”, los llaman en el pueblo.

 

La opinión de algunos pocos pobladores ikoots en relación a las elecciones es que, si quiere ganar la oposición, debieran unirse PRI y PRD. Ven al PUP muy poderoso debido a la manera como está organizado y actúa. “Ellos no solo ofrecen, sino que te cumplen”, me dijo uno. Extrañamente nadie me habló de corrupción, aunque tampoco hice la pregunta al respecto, lo que de todas maneras es sintomático. Aquí debo decir que cuando dialogo con las personas lo hago de la manera más común y corriente porque solo así pueden expresar mejor su sentir. Y, por lo que escuché de los pocos ikoots, allá en San Francisco del Mar el arroz ya se coció. Aunque pudiera haber sorpresas de última hora por lo mucho –como ya dije– que está en juego.

 

El 6 de mayo, a pocos días de llevarse a cabo las elecciones en nuestro estado, el IEEPCO, una vez más, fue pillado en su trampa, la cual se dice tendió en connivencia con el PRI y el PVEM, por lo cual el PT lo demandó en un juicio de revisión constitucional electoral ante el TEPJF. Este resolvió darle palo al instituto, el mismo que calificará las próximas elecciones (¡oh, Dios!), quien con dolor de su corazón no tuvo más remedio que enderezar el entuerto creado por él mismo (véase: www.trife.gob.mx). Este desaseo –por llamarlo de un modo civilizado– no solo habla de la ineptitud de los miembros del IEEPCO, sino que también da lugar a sospechar de qué lado está inclinada la balanza y de lo poco honorables que son todos los involucrados en el proceso electoral: partidos políticos y autoridades electorales. Aun así, no llegaron a los grados más aberrantes y deleznables de su homólogo de Chiapas, el IEPC, al cual, el 11 de mayo, el INE le ordenó la destitución de todos sus consejeros, siete –dos hombres y cinco mujeres– por “notoria negligencia” e “ineptitud manifiesta”. Ya en febrero pasado había destituido a tres, pero esta vez echó a todos en un estado casualmente gobernado por el PVEM (véase: www.24-horas.mx).

 

A  todos nos interesa que las elecciones sean lo más limpias posibles porque solo así el ganador o ganadora tendrá legitimidad. A estas hora los candidatos, unos más, otros menos, son unos desconocidos para el grueso de electores, quienes ignoran sus capacidades de gobernar y su estatura moral, la cual –muchos así lo aseguran– se trastoca con los fondos del erario municipal. En efecto, el egocentrismo de los que ganan no lo pueden ocultar y, después de una luna de miel con los pobladores, finalmente toman la ruta que esa misma vanidad les dicta, tengan o no estudios de por medio.

 

La mayoría de ciudadanos es consciente de que una o un presidente no es un dios ni tiene a su alcance todos los recursos para llevar a cabo las obras prometidas. En ese ámbito se ubica la seguridad, que, aunque alguno u otro candidato en su afán de ganar votos están prometiendo resolver en su gobierno, ellos bien saben que no podrán cumplir porque no es un problema local, sino que trasciende dicho ámbito y requiere una estructura de gobierno especial fuera del alcance de los municipios como los nuestros.

 

La inmensa mayoría de  ciudadanos no pide mucho al presidente/a: se conforma con que la autoridad regule el ruido y ponga un horario a los tocadiscos que cada día y cada vez más temprano y de manera impune atacan la tranquilidad de lugareños y visitantes. El ruido, para quienes aún no lo saben, no es una bonita tradición nuestra, es un bien necesario que llegó al pueblo en los finales de los años 50. Eran otro pueblo y otra gente; esa tecnología era “inn”. Pero ahora existen otras tecnologías, por lo que urge regular dicho ruido –que supera los 80 decibeles–, ya que causa contaminación y, por ende, males diversos, la neurosis uno de los más serios. Niños y jóvenes quizá no sientan ser afectados; o adultos mayores con hipoacusia que se asoman unos días al pueblo y les gustan las añoranzas. Pero qué tal los vecinos, los enfermos, los que velan a su familiar, los que trabajan de noche. La consideración y el respeto deberían primar por sobre las ganancias económicas y la ignorancia (entiéndase el deseo de llevar la contraria).

 

Así como el anterior, existe un sinfín de pequeños asuntos que hoy quizá no sean problema, pero que lo llegarán a ser con el paso del tiempo ante la desidia o indiferencia de las autoridades. Por ejemplo: calles invadidas por comerciantes –establecidos y ambulantes– que orillan al peatón a caminar por el arroyo con el riesgo de accidentarse; avances de propiedades particulares sobre la vía pública; mal uso y desperdicio del agua  solo por el gusto de lavar banquetas o carros; el goteo de una llave pública que nadie –incluso ni a quienes les beneficia– corrige; corrientes de aguas jabonosas o de otras calidades yendo por las calles y causando consecuentes malestares a los afectados y a la salud pública, etcétera.

 

¿Será tan difícil servir a los ciudadanos en sus demandas más elementales? Yo afirmo que no si quien lo hace se mueve por el interés colectivo y no solo por el personal. Además, una vez elegidos la persona y su equipo que habrá de gobernar la comunidad, se constituye en obligación hacerlo. Claro que habrá pretextos, pero la gente sabe cuándo estos son justificados y cuándo no. He ahí la importancia de emitir un voto razonado en cada elección y apoyar en la medida de las posibilidades de cada quien a la autoridad elegida, sea del color que esta sea. Porque por encima de los muchos intereses estará siempre el interés por el respeto al prójimo, la fraternidad en la comunidad y el bienestar para todos.

Necesidades y elecciones

Juan Henestroza Zárate

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