4/3/2016
Los efectos de El Niño se siguen sintiendo en Ixhuatán, “en este apartado rincón del mundo”, dijera na Carmen Orozco. En este año bisiesto, el mes de febrero hizo honor a su fama de loco. Tuvo de todo –excepto lluvias– aunque, a decir verdad, no han sido nortes endemoniados como la de otros años, lo cual se agradece.
La escasez de lluvias del año 2015 tuvo su peor efecto en el sorgo, el cual fue devastado por la plaga del pulgón amarillo. Asimismo, las cosechas de maíz, calabaza y cuantas siembras se hicieron prácticamente se arruinaron todas, excepto aquellas que tuvieron riego o fueron realizadas con anticipación. Los árboles de mango padecieron de igual manera: florecieron tarde, esto es, fuera del tiempo en que habitualmente lo hacen. “El mango está atrasado”, dijeron desde diciembre. La gente también está atrasada en cuanto a dinero se refiere. “Hay trabajo, ese nunca acaba, pero no hay dinero para pagar que se haga”, señalan.
Árboles frutales como guanábanas, chicozapotes, naranjas y zapote negro, entre otros, sencillamente dieron poco o nada al caérseles sus flores y ser atacadas por plagas. ¡Hasta las plantas de ornatos tienen plagas! Pero no el árbol forastero llamado nin, que en una década se aclimató muy bien y va en camino de suplantar al ficus o benjamina.
A las hormigas, el comején y las ardillas se les ven por todas partes. Al combatir con DDT a los dos primeras se contamina el suelo, y con los gritos y garrotazos a las últimas se tensa el humor, ya de por sí cacarizo por las necesidades cotidianas no del todo satisfechas. Menos mal cuando las ardillas solo destruyen los frutos de los almendros, que de por sí nadie aprovecha y solo se les tiene por sus sombras. Pero qué tal cuando a los pobres animales se les ocurre atacar al mango de las huertas. Entonces sus cabezas tienen precio: cincuenta pesos por ardilla muerta.
El municipio también ha visto brotar una plaga de precandidatos de dudosa fama pública, quienes pululan muy quitados de la pena, autonombrados, confiados en que la gente no podrá combatirlos, solo los caciques locales de sus partidos, para quienes todos ellos trabajan. Aquello de “ya me toca”, que antes se escuchaba en tiempos electorales, ya no se escucha. Ahora solo opera: “Poderoso caballero es don dinero”, por lo que ganará la nominación quien más recursos invierta y quien garantice la bonanza del negocio, no quien solo presuma de mucho amor a su partido, a su pueblo y a su gente; o quien diga o haga decir a sus compinches que de siempre ha caminado junto con la gente. En Ixhuatán, solo quien quiera ser engañado lo será, seguramente porque le convenga… o porque no se tenga otra cosa qué hacer.
Como compensación a la sequía todos los frutos que ahora se cosechan están más dulces, así no hayan alcanzado su mayor tamaño. Los melones criollos, por ejemplo, aunado a su olor, que los delata de lejos, no solo están deliciosos, sino que verlos maduros de inmediato remite a rastrojos iluminados por la luna o rociados de sereno matinal. ¡Cuánta historia tienen!, no en balde escaparon de tlacuaches, mapaches y de la plaga más depredadora que desde tiempos pasados apodaron “mapaches de dos patas”: el hombre. Esos que son los primeros en cosechar de las huertas ajenas y que más le vale al dueño no presentarse mientras ellos laboran.
También están muy ricos los chicozapotes, naranjas y zapotes negros. Lo mismo se anticipa que estén los ciruelos chapeados, mayo, lodo, cántaro, venado, etcétera, que esperan turno para ser devorados. Lástima que el ciruelo venado se vaya a quedar, otra vez, esperando a su comensal favorito por estar casi extinto en estos lares. Por cierto, resulta curioso que en diciembre, cuando en el pueblo se tiene a más vacacionistas, como por arte de magia, abunda la carne de venado, el cual ya nadie ve llegar colgado de un palo en hombros de dos aguerridos cazadores.
De solo escuchar el precio que ahora se está pagando por una caja de mangos ataulfo, más de un fruticultor se rasca las manos como si sintiera que se le escapó el dinero, así este no le hubiese dado aviso anticipado de su llegada. Lo mismo pasó con el poco melón y sandía que logró cosecharse en esta última temporada. También ocurre con todos los productos de la pesca. No solo están escasos, sino que resulta cada día más difícil conseguirlos, por lo que son caros. Ley, pues, de la oferta y la demanda.
Antiguamente se decía que un mal año en la agricultura anticipaba un buen año en la producción de sal. Y así fue, yo lo vi. Solo bastaba ir con la carreta, la pala y los costales hasta el mar muerto y recoger la sal cimarrona, bronca, aquella con que se alimentaba el ganado y la gente. Por no estar enriquecida con yodo se vieron entonces casos de bocio. Quedaron en la memoria las salinas Cerritos, Contreras, El Roble, etcétera. Solo algunos ganaderos siguen practicando la recogida de sal.
Las mañanas nubladas que ahora se presentan son anticipo de fuertes calores. A quienes nos tocó ver caer en cada marzo la típica “llovizna madurananchi” aprendimos que eso significaba tener un buen año en cuanto a lluvias se refiere. Igualmente aprendimos que uno o dos aguaceros prematuros e intensos en abril atrasaban el periodo de lluvias. No así el celo de los animales o la lujuria de la gente, que se sigue presentando puntual.
Muchos creemos que lloverá temprano este año, más preocupados por la sequía que nos espera que porque sepamos a ciencia cierta que ello ocurrirá. Algunos sabemos que después de El Niño sobreviene el fenómeno de La Niña, esto es, lluvias abundantes, incluso hasta causar desastres. Por eso es necesario no solo estar informados, sino tener un plan para enfrentar el cambio climático. Y no hay mejor plan que trabajar todos cuidando el ambiente.
Debido al cambio climático ahora ya no se espera lo típico porque lo que reina es lo atípico. Para muestra un botón: la influenza A H1N1 y otras sus congéneres ya cobraron, hasta el 29 de febrero, casi cien víctimas en todo el país. Y, como “a río revuelto ganancia de pescadores”, el antiviral que lo cura, el oseltamivir, se volvió ojo de hormiga. “No pasa nada”, dice el gobierno al tiempo que ordena a la Cofepris, de la Secretaría de Salud, apremier a la farmacéutica Roche para que surta su marca Tamiflu, so pena que de no hacerlo se le castigará con una sanción económica que, de hacerse efectiva, el sobreprecio del producto lo pagaría fácilmente. Otra vez en acción la ley de la oferta y la demanda.
No todo es malo en estos tiempos de dengue, chikunguña y zika. En Ixhuatán el zika no causa mayor problema, quizá porque haber padecido chikunguña un poco antes nos protegió en algún grado contra dicho mal. La influenza aún no ha llegado. Sí las influencias de los políticos allende nuestras fronteras, quienes piden alinearse a los de casa “con el bueno o buena” para la presidencia municipal, la diputación local o la gubernatura.
Llevamos algunos días sin fuertes temblores que causen alarmas. Y, aunque disminuyó en los últimos días la dotación de agua potable a los domicilios, se piensa que la escasez no será cada día peor como ha ocurrido con cada último año de algunos de los trienios municipales que nos han tocado padecer. A propósito del agua potable, desde hace muchos años hay paisanos –incluso algunos de los que han ocupado el poder– que no pagan los 20 pesos mensuales por el servicio. En un principio alegaron su ideología política opositora. Después, corrupción de los funcionarios municipales. Ahora, seguramente la mala costumbre que habrán hecho en tantos años, lo cual ha sido etiquetado como “una sinvergüenzada” por quienes sí cumplen con sus responsabilidades de buen ciudadano. Lo inaudito es que habrá seguramente más de uno de ellos que ahora aspire a ser concejal.
Así que nos pueden visitar cuando quieran, paisanos, paisanas. Además de que lo hagan ese 5 de junio, claro, cuando algunos vengan al terruño a votar por su candidato/a. Ese día por la noche confirmarán que Ixhuatán sigue siendo un pueblo que decide su destino sin tanto trámite, ya que no existe sorpresa. Y, excepto dos o tres fanáticos rijosos de los bandos en pugna, verán el mismo espectáculo que se ha visto desde hace muchos años: la soberbia y la burla por parte de los ganadores y la rabia e impotencia de los perdedores. Pero no crean que por mucho tiempo, ¿eh? Solo el tiempo suficiente en que todos caigan en la cuenta de que entre un gobierno municipal o estatal y otro no existe prácticamente diferencias, incluso llegarán a pensar que el nuevo es un poco peor. Cosas de la ley de la oferta y la demanda. Y pensar que se gasta tanta saliva y dinero para que todo resulte del modo que todos sabemos resulta. ¡Ay, Oaxaca! ¡Ay, Ixhuatán!
Oferta y demanda
Juan Henestroza Zárate
Tomada de www.loogic.com