El pasado miércoles 15 de octubre, este proyecto cumplió cuatro meses de haber iniciado, y, al día de hoy, hemos escrito más de 100 artículos en esta plataforma. Se dice fácil -y quizá lo sea-, pero hay que hacerlo.
Aquel 15 de junio en el que cinco ixhuatecos organizados decidimos llevar a la esfera pública este ejercicio inédito marcó el inicio de esta gran aventura. Con el paso del tiempo, otros coterráneos se han ido adhiriendo hasta conformar este espacio que hoy tenemos y en el que todos colaboramos con plena libertad e independencia y con un único móvil: el interés por nuestro pueblo.
Las características de este proyecto no pueden ser reducidas en un par de líneas, pero, sin duda, uno de los elementos que han operado como indicadores de éxito es la pluralidad al interior del Panóptico.
Para constatar lo anterior, basta hacer un análisis de los perfiles y las propuestas que aquí ha realizado cada participante.
Los lunes contamos con la participación de Florentino Cabrera. En cada colaboración de Tino vemos una objetividad envidiable y un equilibrio que pocos pueden tener al momento de hacer planteamientos; con argumentos y una relación premisa-conclusión muy claros, este economista ha logrado darle solidez a este ejercicio. Siempre preocupado por los problemas de la colectividad.
Los martes tenemos las columnas de Manuel Antonio, luchador social incansable. En el director de la José Martí encuentro esa garra por hacer posible lo imposible, por hacer énfasis en los asuntos relevantes en los que los pueblos no deben perder la atención, en las memorias de los sin voz. Con un estilo para escribir muy particular, este activista nos ha mostrado que salir a la calle y enfrentar la realidad desde la realidad misma es no solo una tarea viable, sino necesaria.
Los miércoles nos deleitan dos ixhuatecos muy capaces: por un lado, Alhelí Ruiz, fiel a sus convicciones, pone el dedo en la llaga en sus exhortos por “salvar a Ixhuatán”, como ella lo expresa. Su preocupación ante los cambios que afectan de manera negativa a la comunidad y su fuerte arraigo al pueblo de hojas parecen ser sus ejes rectores en el ámbito discursivo. Por otro lado, la templanza y la sabiduría del doctor Juan Henestroza nos han hecho vibrar de emoción con su excelente narrativa y sus conocimientos como historiador y literato; su bagaje cultural logrado gracias a los libros y las experiencias hacen que en él se reúnan cualidades que cualquier intelectual quisiera tener, además de su sobriedad al momento de hacer sus planteamientos, cualidad que difícilmente se encuentra en alguna academia.
Los jueves nos damos el gusto de leer a dos singularidades extraordinarias: Manuel Matus (que espero pronto vuelva de su retiro de introspección) trae las letras y la reflexión en las venas. Su sensibilidad para hacer descripciones y desarrollar temáticas relacionadas con la naturaleza y sus bondades me dejan, simplemente, boquiabierto. Vaya que tiene talento este joven. Asimismo, Joselito Luna (a quien no tengo el gusto de conocer personalmente, pero espero pronto hacerlo) demuestra aptitudes de distintas índoles: históricas, literarias, políticas, sociales. Con una preparación académica bastante sólida, complementada por su capacidad subjetiva de análisis, le sobran herramientas para llevar a cabo ejercicios de participación pública y hacer cuestionamientos sobradamente interesantes y atractivos.
Los viernes tenemos un binomio excelso: con líneas breves pero contundentes, Franco Carrasco, de quien me he llevado gratas sorpresas por sus colaboraciones, nos ha mostrado las potencialidades de un joven atrevido y capaz, sagaz y crítico, fresco y genuino; con personas Franco recupero esperanzas en que las grandes revoluciones vendrán desde los jóvenes como motor del cambio social. En un eje similar al de Manuel Antonio encuentro a Cinthia Lorena, feminista persistente en quebrantar las desigualdades de género, en transgredir esas grandes barreras que el sistema represor nos impone como normas incuestionables en lo referente a los roles que nos toca jugar, en fragmentar el machismo que nos constituye socialmente.
Un servidor ve esto como un ejercicio periodístico en el que se puede tener mayor participación ciudadana. Mi temprana decepción y pérdida de expectativas en políticos y gobernantes me sugieren que es necesario tomar nuestro destino en nuestras propias manos y no esperar a que alguien más lo haga por nosotros, pues es evidente que no sucederá de esa manera.
Para cerrar el conteo semanal con broche de oro, el perspicaz Antonio Vásquez nos deleita con sus dotes de un escritor formado en la escuela y fuera de ella. Sus aportaciones en este espacio para conocer la historia de Ixhuatán desde la oralidad resultan simplemente fascinantes. Un hombre que efectivamente ha vivido y conoce su pueblo.
De este híbrido de perspectivas resulta lo que hoy conocemos como Panóptico Ixhuateco. Es imposible tratar de buscar una definición unívoca para este proyecto, pues, si bien es cierto que hay una filosofía de acción, al momento de hacer planteamientos se lleva a cabo un ejercicio dialéctico que ni el mismo Hegel hubiera imaginado.
Aquí se ha hablado de historia, de comida, de guerrillas, del río, del mar, de migrantes, de movimientos sociales, de educación, de tradiciones, de música, de política, de religión, de cultura, de alcoholismo, de feminismo, de la lengua zapoteca, de proyectos modernizadores, de problemas agrarios, de deporte, de sexualidad, de erotismo, de cine, de proyectos sociales, de mitos, de zanates, de fiestas patrias, de colonización, de identidad y de un largo etcétera que se prolongará incluso más.
Es precisamente esta pluralidad el eje rector de este ejercicio democrático que busca involucrar a la ciudadanía en los temas de interés social, que busca provocar que otros grupos de ixhuatecos organizados hagan mejores trabajos que este, que se atrevan a dejar la desidia a un lado y generen contenidos de relevancia colectiva, que vean en las plataformas digitales no solo un espacio para publicar fotos de la borrachera de la noche anterior, imágenes de superación personal, memes o videos de bromas a los otros, sino que utilicen estas herramientas para proponer un mejor lugar para vivir, una realidad menos apabullante, un país más justo e inclusivo.