La mejor religión es la tolerancia. Víctor Hugo
Administraciones municipales van y vienen en Ixhuatán y nada ha pasado para darle al pueblo. No una excelente política cultural, cuando menos una que sea acorde a su tamaño, complejidad, valor cultural y, sobre todo, que honre la memoria de los literatos que esta tierra ha dado prolíficamente a Oaxaca y México.
Nada trascendente ha pasado, exceptuando los garbanzos de a libra que han sido Andrés Henestrosa, Manuel Matus Manzo, Enedino Jiménez, entre muchos otros, que han aportado prosa, verso y ritmo al bagaje cultural del estado y han sido referentes en distintos ámbitos del país. Y digo garbanzos de a libra porque ellos han sido el resultado de sus propios esfuerzos y no la consecuencia de una medianamente elaborada política cultural. Y voy por partes.
Juchitán en los 70 funda su propia Casa de la Cultura a iniciativas de unas juchitecas (y una ixhuateca colada que colabora en esa construcción), y de ahí parten los auspicios de Francisco Toledo y se vuelve un referente para construir a una generación de pintores, escritores, narradores y un largo etcétera que hace justamente tener de lo que hoy gozan. Y no haré pausa para comentar éxitos o yerros sobre esta parte.
A la fundación de la biblioteca Martina Henestrosa y la refundación de la José María Morelos, una generación entusiasta de adolescentes (entre los que me cuento) nos volcamos a la lectura a pesar de las limitaciones de cómo se hizo, pero resultados hubo; pero ese entusiasmo se evaporó, y hoy solo palidece en los recuerdos de quienes fuimos depositarios de tan ejemplar esfuerzo.
La casa de la cultura (así, en minúsculas) no ha podido articular más allá de bailables, nada han podido quienes desde la burocracia “cultural” de Ixhuatán articulan el rescate de muchas tradiciones, historia oral y el rescate de eso que hemos dado a llamar el “ser del ixhuateco”.
Voy por partes:
1.- Nuestra memoria histórica va muriendo y debemos procurar rescatarla. Lejos quedaron las mayordomías con el mbioxo, las carretas de regadas, los trajes regionales bien portados, el atarrayador de suertes en la misma, la calenda como fiesta de inicio, las enramadas con la palma real y los sauces, la bajada de la virgen y un largo etcétera. Hoy, la lucha es sobre los conjuntos norteños y quién trajo al grupo más caro. Ahí, excepto algunas iniciativas individuales (a las que me sumo), nada hacemos para rescatar.
2.- La tradición de los puestecitos a la entrada del panteón, rescatar la memoria oral del por qué los istmeños tenemos dos celebraciones de muertos, el rescate de los dulces tradicionales y sus guisos se van muriendo, como mueren las especies frutales originales que dieron vIda a ellos. ¿O quién tiene guapinol en su casa y el zapote amarillo o caca de niño, el coyol y su taberna?
3.- Fomentar el amor a ofrendar a los muertos con los altares, hoy el Halloween es “política cultural” del municipio. ¿Alguien sabe los porqués de los siete escalones, la palma de coco tejida y las frutas colgadas?
4.- ¿Quedará algún abuelo que sepa leer las constelaciones, calcular las horas a partir de sus posiciones, interpretar los flujos migratorios de las aves, por qué los pájaros ponen sus nidos a diferentes alturas, para que ese conocimiento sirva cuando menos para la sobrevivencia cuando la tecnología no alcance?
5.- ¿Se ha pensado qué se va a hacer con los tejedores de atarrayas, de mecates de palma, de los jicareros y pamperos, los artesanos del barro, de los muchos oficios perdidos y que forman parte de nuestro legado?
6.- De las tejedoras de trajes regionales, de las bordadoras de otras minucias que forman parte de nuestra riqueza histórica.
7.- De los músicos, desde el Pitu Nisiaaba hasta el que tuvo o tiene una orquesta.
8.- Del fomento a la lectura y los talleres de poesía, narrativa, ensayo. Talento sobra para agarrar maestros.
9. Y un largísimo etcétera a modo de no pasarme del espacio asignado para cada artículo y para curarme en salud.
Nota 1: pido rescatar el oficio de taganero, vaya, hasta eso es cultura.
Nota 2: hoy, la casa de la cultura está convertida en centro de espectáculos y diversiones.
Ringlera:
@alexiabarriosg enlista una serie de cosas que bien vale la pena puntualizar, a propósito de la virulencia de los “revolucionarios” de las redes sociales, o, como dijera Lenin, “tontos útiles”:
a).- Los diarios afectos a la izquierda electoral recogen una nota del Esquire (propiedad de Televisa) donde se documenta el caso Tlatlaya y es esta la que en su reportaje pone en duda la versión original del ejército sobre el presunto enfrentamiento, que terminó siendo ejecución.
b).- La película “La Dictadura Perfecta” (financiada y distribuida por Televisa) es justamente implacable con la figura del actual presidente y suelta la especie de que es la misma televisora, con el poder fáctico para poner y quitar presidentes, al final, los diarios que dieron la publicidad gratuita a la misma, fueron esos alineados a la izquierda, misma de la que después se desmarcaron ante el adefesio que esta obra era.
c).- El actor Eugenio Derbez (actor hecho en Televisa) sale a los medios a criticar al presidente y su gestión, los diarios y noticieros que recogieron e hicieron viral la nota fueron justamente esos que se identifican con la izquierda.
d).- Denisse Maerker saca en su programa nocturno en el Canal de las Estrellas (adivinaron, también propiedad de Televisa) la balacera que se desata en Cuajinicuilapa durante un desfile con niños y quienes la hicieron viral fueron esos mismos medios y con la ayuda de los “revolucionarios” de redes sociales de siempre. Varios ligados a Morena.
¿Cómo se llamó la película?
Pante:
Y, después de todo esto, ¿en verdad Televisa te idiotiza?