Antes de que Ixhuatán y los ixhuatecos existiéramos, la tierra estaba sombreada por árboles, sembrada de palmeras, cultivada con maíz. Mesoamérica, así se llama esta parte del sureste de México donde Ixhuatán se encuentra: a orillas del río Ostuta y no lejos del océano Pacífico.
Un día, a un tlatoani azteca, el sexto, tal y como venía ocurriendo de tiempo atrás, le tocó el turno de ocupar el trono de México-Tenochtitlan. Era Axayácatl, “El de la máscara de agua”, quien sucedería a Moctezuma Ilhuicamina y gobernaría de 1469 a 1481. Antes de hacerlo debía cumplir con el ritual de coronación: llevar a cabo una campaña militar. Fue así como vino del rumbo de Coatzacoalcos al Istmo de Tehuantepec.
Conjeturo que fue en ese año de 1469 cuando Ixhuatán, pueblo habitado por indios zoques, conoció el poderío azteca: aportó prisioneros de guerra para ser sacrificados en la coronación del tlatoani. Sostengo que Axayácatl no solo dejó aquí una guarnición militar azteca para cuidarles la retaguardia, sino también una toponimia náhuatl para nombrarlo: Ixhuatán.
El curso de la historia no se detiene ni los conquistadores cesan de manifestar su poderío. Así, Ahuízotl, “Espinas del agua”, octavo tlatoani, quien gobernó de 1486 a 1502, guerreó en el Istmo de Tehuantepec, en el legendario sitio de Guiengola, entre 1496 o 1497, se refiere. Fue en ese tiempo que Ixhuatán apareció en el libro de la historia azteca.
En efecto, Ixhuatán, junto con muchos otros pueblos y por espacio de cuatro años (1494-1497), sitió en Cuauhtenanco (Tabasco), a los temidos pochtecas (mercaderes aztecas). Los “Códices matritenses”, de Fray Bernardino de Sahagún –paleografiado y publicado por Ángel María Garibay K.-, contaron, entre otras cosas: “Y en Tenochtitlan reina Ahuitzotzin: en su tiempo es cuando llegaron los traficantes hasta Ayotla, en la costa. Entonces sobre ellos vino impedimento: cuatro años estuvieron encarcelados en Cuauhtenanco. (…) Allá fueron sitiados en guerra. Los que les hacían la guerra: el habitante de Tecuantepec, el de Izuatlan (negritas mías), el de Xochtlan, el de Omitlan, el de Mapachtépec. Estos mencionados todos son grandes pueblos”.
Sahagún, respecto de las conquistas de Ahuízotl, consignó allí mismo: “El dicho Ahuítzotl conquistó estas provincias: Tziuhcóac, Molanco, Tlapan, Chiapan, Xaltépec, Yzoatlan (negritas mías), Xochitlan, Amaxtlan, Mapachtépec, Xoconochco, Ayotlan, Mazatlan, Coyoacan”.
El pueblo llamado Izuatlan o Yzoatlan es casi seguro sea Ixhuatán, ya que lo vemos acompañar a pueblos vecinos como Juchitán, Mapastepec y Soconusco. Asimismo, podemos apreciar que eran etnias distintas las que enfrentaron a los aztecas, siendo Ixhuatán un pueblo zoque, insisto.
Sahagún llama a Ixhuatán y a los otros pueblos sitiadores pueblos grandes. También afirma que estaban acompañados de otros pequeños pueblos que no menciona (p. 12 de mi libro). Grande seguramente porque era un pueblo de cierta antigüedad y, por lo mismo, conocido, por lo que el número de sus combatientes debió de ser numeroso. Solo así se explica el haber ganado el derecho –por ser tributario- para ser nombrado en una crónica de los conquistadores aztecas.
Yzoatlan, Izoatlan, toponimia que, a decir de Sahagún, significa “Entre brotes” (nacimiento de plantas). Esta es, sin duda, la primera definición de Ixhuatán –por su antigüedad-, que bien vale la pena no olvidar.
En libros de toponimias náhuatl que consulté –los que cito en mi libro- hallé el vocablo náhuatl Izuatlan, Izoatlan, Izhuatlan o Ixhuatlan, traducido como hojas, lo que significaría “Lugar de hojas”. José María Bradomín, al respecto, citó a Manuel Orozco y Berra: “El jeroglífico es ideográfico; se compone de una mazorca de maíz invertida con las hojas hacia arriba; de ixhua, ‘nacer la planta o brotar la semilla’. La palabra no parece verbal sino de origen nominal, como las de terminación tlan, abundancial; ixhuatl o izhuatl, es hoja de maíz verde, lo mismo que tocyuatl o tocizuatl… ‘lugar en que abundan las hojas de maíz’; parece conveniente advertir que esas mazorcas con hojas verdes, ‘hojas de Toci, tocizuatl’, formaban los atributos característicos de la diosa Toci, madre de los dioses y corazón de la tierra…”.
Bradomín aporta dos definiciones de Ixhuatán. La una es esta: “Junto a, o entre las hojas”. Al considerar esta como ambigua, cita a Francisco Xavier Clavijero y su “Historia antigua de México”, en donde este afirma que la toponimia es ixhuatl, que significa una palmera menor, usada por los naturales para hacer esteras o petates. Por ello, dice Bradomín, Ixhuatán significa: “‘Junto a, o entre el ixhuatl’, o sea las palmas de referencia”.
En el “Códice de Mendoza”, folio 13, se puede encontrar el jeroglífico de Ixhuatán. Junto con él aparece Tehuantepec en primer término y otros 21 pueblos, todos ellos tributarios de Ahuízotl, de acuerdo con los cronistas.
El jeroglífico de Ixhuatán que en dicho códice aparece puede ser interpretado no como lo hizo Orozco y Berra, una mazorca invertida con las hojas hacia arriba, sino como una palmera. Ello, porque las rayas circulares y horizontales que tiene no se corresponden a las longitudinales y tortuosas que posee una mazorca ni las hojas dan la apariencia de ser de maíz (totomoste), sino más bien semeja las hojas de una palmera y el tallo de la misma. Tampoco me parece una planta –maíz- que brota de la tierra por las mismas razones citadas y porque posee cinco hojas.
Por otra parte, el jeroglífico Izhuatlan que aparece en el libro “Nombres geográficos de México”, tomado de la “Matrícula de los tributos” –que a su primera copia llamaron “Códice de Mendoza”-, que estudió y publicó el doctor Antonio Peñafiel en 1885, se presta más a confusión a menos que tomemos en cuenta lo antes dicho.
Pienso que los zapotecas bautizaron a Ixhuatán como Guidxiyaza (ortografía esta introducida por Enedino Jiménez J. y Vicente Marcial Cerqueda en su “Vocabulario zapoteco” de 1997, pero que, en 1959, Velma Picket y colaboradores, en su “Vocabulario zapoteco del Istmo”, escribieron Guidxi Yáza, esto es: “Pueblo de hojas”) al tomarlo literalmente del náhuatl.
Juan de Córdoba (1503-1595), autor de un arte y un vocabulario en lengua zapoteca, publicados entre 1571 y 1578, escribió que guidxi derivó de quéche, pueblo grande o pequeño, y yáza, “hoja larga como de plátanos o maíz, y toda hoja así” u “hoja de maíz que comen las bestias”, como quien dice zacate y totomoste, respectivamente.
Como el vocablo zapoteca yáza podría traducirse también como hoja de papel, se complicaría la definición, a menos que se piense que dicho concepto haya sido introducido mucho más tarde.
En el capítulo uno de mi libro antes citado escribí: “Sostengo que Ixhuatán fue pueblo zoque no sojuzgado por los zapotecos. Esto se debió a que estos tenían poco tiempo de estar en el Istmo cuando llegaron los españoles. Por tanto, Ixhuatán debió tener nombre zoque que desgraciadamente se ha extraviado. Pudo ser que de él tradujeron los mexicas, zapotecos y españoles. O que los mexicas hayan impuesto su vocablo. Sea lo que haya sido, es harto interesante seguir investigando”.
En efecto, Ixhuatán fue pueblo zoque –no huave- en su origen. Ello fue así hasta el año 1650, cuando oficialmente fue traspasado a los mareños de San Francisco del Mar, quienes tomaron posesión de él en 1653, tal y como lo dejé consignado en el segundo capítulo de mi citada obra.
Debo hacer notar que hay otro pueblo de nombre Ixhuatán: es un municipio zoque del estado de Chiapas. Allí traducen Ixhuatán como Aguaima, que en lengua zoque significa “Lugar de las hojas verdes”. Sobre otros dos pueblos, Ixhuatlán del sureste e Ixhuatlán de Madero, ambos en el estado de Veracruz, sus estudiosos afirman que significa “Donde hay hojas verdes de maíz”.
En la antigüedad y aún en estos tiempos, a la hora de bautizar un lugar se toma de él algo distintivo: un río, un cerro, un producto que allí abunda, etcétera. En el sureste de México, en el ayer prehispánico más que hoy, abundaban los árboles frondosos y el maíz, no así las palmeras. Sí, me inclino a pensar que lo que distinguía al antiguo Ixhuatán eran sus palmeras, que, no obstante la saña del hombre por erradicarlas, se aferran a esta tierra donde proliferan de manera natural.
Así, pues, mi opinión es que la toponimia original de Ixhuatán fue zoque, no zapoteca. Aventuro también en decir que Ixhuatán tomó este nombre una vez se convirtió en un presidio o guarnición militar azteca, esto es, allá por 1469, cuando pasó por acá Axayácatl. Guarnición que bien pudo estar en el hoy Cerro Zopilote, llamado antiguamente Xaltepeque y Camota (cabezota, palabra de origen catalán), en el siglo XVII. Ixhuatán se ubica en lugar estratégico: a las márgenes de un río y a un lado de un importante camino, que, en tiempos de Cosijopí (1502-1663), fue camino real, lo que favorecería su desarrollo.
Hablando de Cosijopí, único rey zapoteca del Istmo, fue hijo del rey Cocijoeza, casado este con una princesa azteca, Coyolicatzin (Copos de algodón), una hija de Ahuízotl. Matrimonio concertado como consecuencia del sitio de Guiengola –que coincidió en un tramo con la de Cuauhtenanco-, donde los aztecas no pudieron vencer a los zapotecas, no obstante aliarse aquellos con los huaves, por lo que tuvieron que recurrir al pacto de sangre y obtener para su ejército el paso franco a Soconusco.
Por todo ello conjeturo que los zapotecas tradujeron el vocablo náhuatl, motivo por el cual tienen ambos una extraordinaria semejanza. Asimismo, considero que Ixhuatán significa lo que ya expresé en mi libro: “Junto a, o entre las palmeras”. Ahora que, si dicha definición náhuatl no satisface a todos, existe una que planteé por primera vez en diciembre de 2001, en el folleto titulado "Ixhuatán-Guidxiyaza", y que aquí traigo a colación para titular este texto: "Pueblo de hojas, maíz y palma", sin duda abundantes en Ixhuatán los tres, más antaño que hogaño.
Nota: el jeroglífico que se menciona en el texto puede encontrarse en: www.codicemendoza.inah.gob.mx