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Sin duda alguna, el deporte más popular a nivel mundial es el futbol, con polémicas que este atrae desde su invención, pues se dice que nació en Inglaterra, ya que es de donde se tienen registros de haber sido oficializado como práctica deportiva como competencia, a pesar de que los chinos se agencian dicho deporte; pero a quienes les gusta la historia van más allá para determinar que el juego de pelota de los mayas fue el verdadero nacimiento de esta disciplina.

 

Todos los que disfrutamos el futbol, gusto que tomamos desde la niñez, anhelamos con ser el ídolo de la época o el mejor de todos los tiempos: que si Maradona, que si Pelé –los más sublimes cracks para jugarlo con inimaginables goles que pocas veces o quizá nunca se han podido repetir–. En gustos se rompen géneros.

 

Para quienes gustamos y practicamos de este deporte de las patadas, como dice mi abuela, es reconfortante el ganar un partido por la cantidad de goles que sean, sobre todo cuando es contra el acérrimo rival, el de clásicos, el del barrio o colonia o el de la cuadra; pero en el futbol amateur la convivencia entre los compañeros de equipo y rivales debe prevalecer para lograr un juego limpio.

 

En mi tiempo de bachiller, orgullosamente realizado Ixhuatán, tuve la oportunidad de conocer a muchas personas de la misma edad dentro del plantel, pero en el futbol conseguí amigos que siempre han de volver a la memoria cuando el recuerdo atañe esas tardes de balompié con un club hecho para la diversión y recreación más que para la competición. Hablo del FC Barcelona de Ixhuatán, el cual fue conformado por compañeros del primer grado del Plantel 23 del año 2004, donde sus integrantes fueron puros chamacos que buscaban pasar un rato agradable con los amigos a través del lindo juego. Un equipo improvisado en un primer momento, pero que después fue uno de los principales ambientadores del torneo juvenil regional de la zona, por lo que se tornó un club difícil de vencer a domicilio y que en las visitas también ocasionaba problemas a los rivales. Si no mal recuerdo, no conseguimos un campeonato, pero la satisfacción fue más allá de eso por el simple hecho de convivir entre amigos; las relaciones socioafectivas ahí desarrolladas fueron vínculos para una convivencia de manera sana y con un ambiente muy bueno, ya que el amor por ese deporte hizo vernos como hermanos y solidarizarnos ante cualquier suceso que se presentara. Había que pagar para jugar debido a que todos los gastos corrían por cuenta propia, por lo que teníamos que ahorrar algo del gasto en el receso para el juego el fin de semana.

 

Una generación plagada de muy buenos jugadores que después se integrarían a la selección del Colegio de Bachilleres de la localidad. Si no me falla la memoria, conformaron dicho equipo: Cuachi, Chico Tomate, Chapa, Koki, David, Kiko, Tan, Caballo, Miky, Bomboy, Marco Flojo y un servidor, Mauleón, varios de nosotros como iniciadores en el equipo y otros más que se fueron integrando al siguiente torneo (perdonen a quienes no he podido recordar y los que he nombrado por sobrenombres, ya que es la manera más práctica de recordarles).

 

El gusto por el juego de un equipo en el mundo futbolístico enamora a los verdaderos amantes del futbol, es así como decidimos nombrarnos FC Barcelona, el poderoso equipo español de esa época, con un juego vistoso que tenía como referentes a Ronaldinho (su principal figura), Eto’o, Deco, Xavi, Iniesta, Puyol, el mexicano Rafa Márquez y el nacimiento en el primer equipo de Lionel Messi, quien es considerado hoy el mejor jugador de su época, y hay otros que lo ponen por encima de las leyendas mencionadas antes aquí. Con tal admiración por el club que pretendía desarrollar un juego lucido y espectacular como el impulsado por el entrenador holandés Frank Rijkaard, tratábamos de entrenar varios días a la semana y prepararnos así para la siguiente jornada. El orgullo por defender la camiseta y el nombre del equipo era inexplicable que en cada partido todos los jugadores poníamos lo mejor de nosotros y hasta el esfuerzo extra por salir vencedores. El club era primero sin importar que hubiesen compromisos de otra índole.

 

El entusiasmo por jugar era demasiado, con mucha adrenalina, por ir con la plebe a pasar un rato de relajo, de sana diversión. Después del entrenamiento, un refresco siempre era necesario. En medio de esas tardes en el campo de la Emilio, el equipo era de todos, todos tenían el mismo liderazgo y la opinión para mejorar y seguir adelante. En esos momentos pudimos comprobar que el futbol te regala la felicidad a través de un simple partido, una temporada y un ciclo escolar.

Recuerdos del futbol en el FC Barcelona

Enrique Mauleón Medina

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