¿Qué se sabe del río Ostuta? Aparte de lo que, generalmente, todos los años cuentan las noticias de las televisoras sensacionalistas, los desbordamientos, damnificados, inundaciones, pérdidas y demás, a todos en el pueblo nos ha tocado perder una cosecha o una cabeza de ganado e incluso familiares por las aguas del majestuoso río que sube su nivel varios metros durante las lluvias. Quitando el hecho de que se haya usado ridículamente como una especie de frontera con la comunidad vecina de San Francisco del Mar Pueblo Nuevo. Consideremos que es más lo que regresa, la nutritiva humedad, la frescura de sus aguas y árboles que lo recorren a cada lado, las vistas de un panorama que nos invita a sumergirnos en él. Lugar de muchos encuentros íntimos y numerosas concepciones, de muerte y vida, magia, experiencias, borracheras y amaneceres.
El Ostuta nace en los cerros de la selva de Los Chimalapas, y, hasta su llegada al mar muerto, se le van uniendo numerosos cuerpos de agua y afluentes que provienen de distintas partes de la región. Por lo visto y leído, en el Istmo de Tehuantepec es uno de los pocos ríos que se encuentran en un bueno o regular estado de conservación; es evidente, se encuentran especies de plantas y animales que han desaparecido de otros ríos de la zona del Istmo y bastante gente se alimenta de sus aguas todavía.
Se hallan camarones de río, almejas, entre otras especies de crustáceos. Hay bagres, cuatrojos, robalos y mojarra tilapia (una especie criada en cautiverio), que, por desconocimiento, fueron introducidas al río, y lo que sucedió con ellas es que abundaron y depredaron a las especies autóctonas y muchas de las que antes se pescaban ahora ya no se ven. Si se aventura río abajo del Ostuta, llegaremos a una zona en la que es imposible el paso en lancha, pues, por varios kilómetros, el río está obstruido por troncos, espinales y calzadas por donde no se puede pasar, esta también es una causa por la cual las especies que remontaban la corriente para reproducirse en los estuarios ya no pasen. Antes de ese bloqueo, en el rio se contaba que hasta tiburones toro se introducían en las grandes pozas, lagartos y nutrias también se fueron.
Es curioso cómo desde la escuela primaria nos enseñan los recursos renovables y no renovables, su uso y los empleos con los que se interrelacionan, obreros, ingenieros y toda suerte de trabajos especializados dejando a un lado la parte de la conservación, parte vital del desarrollo de las sociedades, pero aún no de nuestras sociedades “emergentes”, quizás emergentes porque solo llegará a emerger de los detritos de los países consumidores una mínima parte de lo que podría llegar a ser si no interviene la población y comienza a decidir colectivamente, dejando atrás los intereses particulares y las diferencias que hay entre los pueblos y comunidades vecinas.
Los espacios naturales que están a extensas de nuestro pueblo no son un recurso, son ecosistemas interrelacionados directamente con los habitantes, que, si son bien gestionados, pueden traer un enorme beneficio al medio ambiente y un recurso monetario si se sabe desarrollar dentro de ellos, no explotarlos hasta dejar las tierras infértiles, los ríos contaminados y a las personas corrompidas por políticas poco efectivas y engañosas que promueven la pobreza dentro de la abundancia, recortan la consciencia del ser humano pleno y pensante, donde se instauran programas sociales en los que la población necesitada extiende la mano para recibir insumos a cambio de votos.