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En Oaxaca estamos en la antesala de la enésima elección de gobernador, Congreso del Estado (25 diputados de mayoría relativa y 17 plurinominales) y concejales de 153 ayuntamientos. Todas estas elecciones atraen al electorado, máxime que ahora hay un nuevo atractivo, además de las candidaturas comunes, coaliciones, frentes y fusiones: las candidaturas independientes. Y, por supuesto, quienes más interesados están son quienes participarán en ellas como candidatos, por lo que comienzan a moverse en sus respectivos ámbitos, listos para arrancar el mismo día en que dé inicio el proceso electoral: 8 de octubre.

 

Conforme pasen los días en todo el estado se acrecentará el entusiasmo por la política –que llegará a ser fervor y pasión–, y concluirá el proceso en conflictos poselectorales, a los que ya nos acostumbraron los partidos políticos, una de las razones por las que han caído de la gracia de la gente, de las cuales la corrupción, el clientelismo y las componendas que practican a la hora de elegir a sus candidatos son otros motivos más que suficientes para estar tan desacreditados.

 

Componendas como la que acaba de llevar a cabo el gobierno del estado en connivencia con el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), quienes con prisa convocaron el 4 de este mes a una consulta ciudadana para ver si se construye en el Cerro del Fortín el Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca. Consulta que resultó un simulacro no solo porque participó menos del 10 % de la lista nominal de la ciudad, sino porque con antelación se sabía del resultado a favor de la imposición gubernamental. Por fortuna no será el IEEPCO –obediente a los dictados del gobernador–, sino el Instituto Nacional Electoral (INE), el encargado de las elecciones en 2016.

 

La lista de electores del estado es de 2.7 millones, la tercera de mayor relevancia nacional. En 2010, la coalición ganadora –PAN-PRD-PT-MC– obtuvo 50.1 % de los votos; mientras que la coalición PRI-Verde, el 41.9 %. En las elecciones del 7 de junio pasado los partidos que respaldaron a Gabino Cué –cada uno por separado– sumaron 36.8 % de los votos, mientras que el PRI-Verde obtuvo el 34.2 %. Morena, en dicha elección, se posicionó como la tercera fuerza política de la entidad, con 13.2 % de los votos. Será, pues, una competencia muy reñida así se quiera hacer creer que el PRI volverá a la gubernatura debido a que el actual gobierno no tiene satisfecho a nadie.

 

Según la Agencia Quadratín, en la elección para gobernador de 2010, la coalición PRI-PVEM “obtuvo 613,651 votos, de los cuales 575,326 correspondieron al PRI”. Cifra que descendió a 443,204 en las elecciones locales intermedias de diputados de 2013. Y en junio obtuvo 295 mil votos, “lo que significa que en cinco años, la votación del PRI se redujo en promedio a un 48 %” (https://goo.gl/jwPzoH).

 

No solo el PRI se las verá negras en esta elección, sino que también el PRD y el PAN no las tienen todas consigo. El último no ganó ninguna diputación de mayoría relativa en junio; en tanto que el otro solo obtuvo cuatro, mientras que el PRI, siete. Es por eso que el PAN se vería obligado a coaligarse con el PRD, quien padece la crisis más grave de su historia desde que se fundó, en 1989;  la corrupción allí imperante provocó que dejara de ser una auténtica oposición, por lo que muchos de sus militantes y simpatizantes lo abandonaron.

 

De darse la alianza PRD-PAN, esta tiene ya buen camino andado debido a que recientemente la dirigencia del PRD aprobó aliarse una vez más con el PAN y con todo aquel que quiera hacerlo con ellos, excepto con el PRI.

Mientras los tres partidos citados seguramente buscarán alianzas, Morena aún no define si lo hará y con quién o quiénes lo llevaría a cabo. Es posible que su acercamiento a la Sección 22 de la CNTE –que está llamando a paro de labores para los próximos días después de que el 2 de octubre suspendieron clases y realizaron una marcha con los consabidos desmanes en la ciudad de Oaxaca– le reditúe algunos votos, pero no muchos, ya que en dicha organización solo los docentes más combativos son proclives a una verdadera oposición, mientras que quienes viven cómodamente son gobiernistas o conservadores, es decir, votan por el PRI y el PAN, respectivamente.

 

Es probable que, como ocurrió en el DF, a Morena le interese más ganar el Congreso y los ayuntamientos –que en gran número buscarán gobernar los maestros de la CNTE– para desde allí cogobernar en el estado, tal y como lo ha comenzado a hacer en el DF desde la Asamblea Legislativa. No es cosa menor hacerse del Congreso, ya que, como sabemos, es uno de los tres poderes del Estado.

 

Por otra parte, cumpliendo con sus atribuciones constitucionales, el INE el 2 de septiembre aprobó una nueva redistritación electoral local del estado de Oaxaca, con la cual nuestro municipio dejó de pertenecer al distrito 21 y pasó a formar parte del 20. Junto con él se hallan Juchitán –quien sigue siendo cabecera distrital–, El Espinal, San Francisco del Mar, San Dionisio del Mar, San Mateo del Mar y Unión Hidalgo.

 

Ello fue así por la reforma electoral de 2014, la cual mandata que cada determinado tiempo debe hacerse dicha redistritación debido a los constantes flujos de población que hay en el territorio. Se halló que 19 de los 25 distritos de Oaxaca padecían de un desequilibrio poblacional de votantes, esto es, una desviación mayor a +/- 15 %, que es lo que permite la ley electoral. Con esta modificación habrá equilibrio electoral, lo que a su vez originó que Oaxaca en el futuro cuente ya no con 11 distritos electorales federales, sino 10, los cuales, por cierto, tendrán letras del abecedario y podrían ser aprobados por el INE este octubre.

 

Como ya dije en otra colaboración, los concejales electos el próximo año, así como los legisladores, solo estarán dos años en sus cargos (2017-2018) para empatarla con la elección federal de 2018, mientras que el periodo del gobernador seguirá siendo de seis años, según lo legisló el Congreso del estado. A cambio podrán ser reelegidos diputados y concejales una vez terminen su gestión, lo que es del agrado de muchos aspirantes.

 

El Congreso del estado, el 9 de julio, a través del decreto número 1290, expidió la Ley de Instituciones y Procedimientos Electorales del Estado de Oaxaca (LIPEO), en la cual rebajaron de cinco a tres años la residencia en la entidad del aspirante a gobernador. Asimismo, estipularon que para que un partido político conserve su registro debe obtener no ya el 3 % de los votos emitidos en la elección, como lo legisla la ley federal, sino el 2 %. Disposiciones que fueron objeto de controversia constitucional por parte de Morena, el PAN, un partido local y legisladores locales, por lo que el lunes 5 la SCJN lo invalidó rápida y fácilmente por ser una legislación “viciada y desaseada”. Así, pues, sigue vigente los cinco años de residencia y el 3 % de votación para que un partido conserve su registro. Y, aunque se espera que quienes sintieron ser afectados armen un borlote intentando engañar a la ciudadanía, lo cierto es que la sentencia ya está dada.

 

A más de un político han enfadado las disposiciones del INE debido a que ya tenía hecho trabajo en comunidades que por lo mismo son leales a sus intereses. Ahora se obligará a comenzar de nuevo, si no de cero, por lo menos desde una posición desventajosa –y por lo mismo con incertidumbre en los resultados–  en pueblos no del todo conocidos. Condiciones que tendrán todos los candidatos de todos los partidos.

 

A esta hora muchos ciudadanos/as de ciudades y pueblos oaxaqueños con ambiciones políticas están ya pensando en competir. Quienes así se miran piensan que el asunto es, si no fácil, no tan complicado de lograrlo, máxime si sus tutores políticos o aduladores se los han hecho creer así. Otros creen llegada su oportunidad en su partido, bien sea por antigüedad, méritos propios o por palanca de quienes manejan la política local. Se espera que alguien venga de la ciudad a ofrecer la salvación del pueblo. Es probable también que se asome uno que otro empleado del gobierno o amigo/pariente/elegido de algún político en funciones. Todos ellos querrán vender espejitos a los ixhuatecos. Sí, son vicios de lo que llamamos democracia sin darnos cuenta de que apenas es un balbuceo.

 

Por supuesto que todos y cada uno de los ciudadanos/as deberán cumplir con los requisitos de la Constitución federal y local, así como de la ley electoral anterior. Entre otras condiciones, es necesario ser ciudadano/a en ejercicio de sus derechos políticos; saber leer y escribir; estar avecindado en el municipio por un periodo no menor de un año inmediato anterior al día de la elección; no pertenecer a las fuerzas armadas permanentes federales, a las fuerzas de seguridad pública estatales o de la seguridad pública municipal; no ser servidor público municipal, del estado o de la federación (estos requisitos de elementos de seguridad pueden ser salvados si las personas interesadas se separan del servicio activo o de sus cargos con 120 días de anticipación a la fecha de la elección); no pertenecer al estado eclesiástico ni ser ministro de algún culto; no haber sido sentenciado por delitos intencionales; tener un modo honesto de vivir; estar en el padrón electoral estatal y consecuentemente poseer credencial de elector; poseer la candidatura del partido político que lo postule de acuerdo con las normas estatutarias de este, etcétera.

 

Por otra parte, los candidatos independientes a gobernador, diputados y presidentes municipales deberán poseer una cédula de respaldo (firmas) que contenga el 2 % de la lista nominal estatal de electores distribuido en por lo menos 15 distritos si se aspira a ser gobernador; el mismo porcentaje de electores del distrito si se aspira a ser diputado, y estar integrada por ciudadanos de por lo menos la mitad más uno de los municipios que integran el distrito electoral correspondiente. Para ser concejal independiente –incluido el de presidente municipal– se requiere el mismo porcentaje del 2 % de electores de la lista nominal electoral correspondiente al municipio, y estar integrada por ciudadanos de por lo menos la mitad de las secciones electorales que conforman el municipio. Lista nominal de electores con corte al 31 de agosto del año previo a la elección, es decir, hasta este agosto de 2015.

 

Así, pues, todos los interesados en participar en la próxima contienda electoral por la presidencia municipal de Ixhuatán deben estar ya enterados de dichos requisitos para que no se lleven alguna sorpresa de última hora (como no poseer credencial de elector del estado, por ejemplo). Hasta donde yo sé, hay casi una decena de aspirantes/suspirantes –hasta ahora una sola mujer entre ellos– que se están moviendo para estar en la raya a la hora del disparo de salida. Algunos incluso ya comenzaron con anticipación su precampaña, cierto que tímidamente y como quien no quiere la cosa. Asimismo, los que están en busca de algún empleo toman nota de quiénes serán los candidatos para luego escoger al que consideran tenga más probabilidades de ganar y apuntarse en su equipo, sin importar que en contiendas pasadas hayan estado con otros partidos. Chaqueteros, les llaman.

 

Muchos se frotan las manos de solo pensar que si llegan a ganar tendrán asegurada una jugosa dieta que les quitará de preocupaciones por lo menos por dos años, con posibilidades de reelegirse si hacen buen gobierno. Lástima que el puesto principal solo uno/a lo ganará, mientras que los demás se harán huero, o no tanto, pues al segundo lugar se le asignará la sindicatura y otros obtendrían una regiduría o un puesto menor que arroje la negociación o componenda política. Peor es nada, dirán.

 

En relación a esa ambición por dirigir los destinos del pueblo, Andrés Henestrosa escribió un texto al respecto, con el cual podríamos ilustrar lo que arriba expuse. Ello fue en su columna “Alacena de minucias” del diario El Nacional, el 21 de marzo de 1954. Allí dijo: “Recuerdo que un día en la escuela primaria de mi pueblo, un niño de mi edad me avasalló con la predicción de su padre de que al llegar a hombre sería presidente municipal. Muy humillado y ofendido, lo conté a mi madre quien me dijo que le dijera al día siguiente que eso ocurriera, yo sería presidente de la república, como Juárez. ¿Y soñé yo en eso alguna vez? Sí, mil veces sí, aunque con alegre pesimismo. […] Mientras más lo pienso, más lo creo. No hay indio que al salir de su sierra, su istmo y su valle, no sienta que sale a repetir la historia de Benito Juárez. […] Puede ser otro el camino que en la geografía se recorra, pero el horizonte, la lejanía es la misma: en el fondo destaca el colegio, la presidencia municipal, el sillón del magistrado, la silla presidencial con la bandera y el águila caudal con la víbora entre las garras. Y por alcanzarlo persiste, sufre y espera.

 

“A veces en broma, a veces en  veras, he dicho que no otra cosa explica que sea el estado de Oaxaca aquel que más municipios tenga; como no pueden multiplicarse las presidencias de la república para satisfacer la aspiración de todos, nos hemos conformado con proliferar las municipales; en su ejercicio encuentra la inteligencia oaxaqueña satisfacción, halla el medio de compartir con Juárez algunos de los cargos previos al más alto de la patria, apacigua el tumulto de la espera, adquiere conformidad con lo alcanzado”.

 

Yo desde 1960 he visto ocupar el cargo de presidente municipal a personajes de todas calidades y cualidades. Muchos de ellos, quizá, cumplieron un sueño tenido desde la niñez, tal y como dijo Henestrosa que lo tuvo. Muy pocos, me atrevo a pensar, contaron con plena conciencia de que su paso por dicha presidencia formaría parte no solo de su historia personal, sino también de la de su pueblo. Quienes sí lo pensaron actuaron en consonancia con dicho anhelo, así no hayan hecho gran cosa –porque el presupuesto otorgado entonces al municipio era una bicoca, no como hoy, que se oye hablar que al municipio llega una derrama de 14 millones de pesos anuales, por lo menos–, pero sí dejaron  su fama de personas honestas.

 

A mí no me interesa tanto que un presidente municipal tenga una profesión siempre y cuando sepa hacer bien las cosas que promete y que la ciudadanía reclama. Tampoco me importa que sepa gobernar su casa o que sea buen orador; si sabe ser autoridad respetada y ser respetuoso con quienes le dieron el puesto, me doy por bien servido. Sí me preocupa que sea mujeriego o borracho o ambas cosas no porque me importe su vida privada, sino porque es una figura pública que debe predicar con el buen ejemplo y porque en esas actividades seguro se van parte del erario, y eso es un delito tipificado.

 

Por supuesto que me preocupa que un presidente municipal sea improductivo, así argumente que se la pasa todo el tiempo fuera haciendo gestiones para el pueblo. Ahora que, si se embolsa descarada o taimadamente los dineros del ayuntamiento, claro que no solo tiene mi repulsa, sino también la de casi todo el pueblo, incluidos los de su equipo si él no tuvo cuidado de repartirles parte del botín. Acá diré un chiste hecho a costa de un expresidente de hace unos trienios, justo cuando al municipio comenzaron a llegar muchas participaciones federales y estatales: se dijo que dicho presidente sabía sumar, restar y multiplicar, pero que no había aprendido a dividir porque se quedaba con todo el dinero.

 

Así, pues, lo que aprecio mucho de un presidente municipal es su fama de persona proba por encima de cualquier otra consideración. Por eso quienes ahora pretendan el puesto deben pensárselo mucho si no gozan de tal fama. Igualmente si no son aptos es mejor que no lo intenten. Y, si bien es cierto que con dinero y manipulación se pueden hacer del puesto, tarde o temprano lo que mal se gana termina dando malos resultados. Por desgracia tenemos ejemplos.

 

En el pueblo todos sabemos quién es honrado o corrupto, así que, cuando alguien se postula para el cargo de presidente, lo primero que la gente comenta es ese aspecto. Luego pasa a calificarlo si será capaz de gobernar a todo un pueblo. Para eso toman en cuenta si sabe gobernar bien su casa y a sí mismo. Acto seguido la ciudadanía se hace todo tipo de elucubraciones sobre las intenciones del candidato y quiénes están detrás de él/ella. Hasta vaticinan su futuro: en qué acabará si no tiene sabiduría y termina ganándole la egolatría que el poder pone de manifiesto en quien aún no está maduro.

 

No, la gente no es tonta, es mucho más inteligente de lo que piensan los políticos. Lo que a veces ocurre es que muchos ciudadanos se dejan llevar, a la hora de votar, por el parentesco, la amistad, el agradecimiento, la desinformación o el engaño o de plano por ceder a la tentación de la corrupción.

 

Yo recuerdo de memoria algunos de los nombres de los presidentes municipales de Ixhuatán –los más recientes apuntados a mano– que aparecen en mi libro “Ixhuatán: Las hojas de su historia”. A varios conocí, a algunos traté y me formé una opinión de ellos, que casi siempre fue positiva. También supe que el pueblo, lapidario, juzgó severamente a muchos de ellos tan solo por unos pesos de más o de menos. Pero así es la vox populi.

 

En mis años de vida he descubierto que de muchos expresidentes nadie se acuerda, a veces ni su propia familia precisa el año en que lo llegaron a ser. De solo pensar que en su momento el individuo habrá buscado con ahínco el cargo para aparecer en la historia de su pueblo me hace sentir compasión por ellos. Así compruebo que el agradecimiento es muy escaso o nada para quienes, bien o mal, sirvieron al pueblo. De allí que no solo pueda clasificarlos en los dos rubros antes dichos, sino que añada dos más: la del olvido y la ingratitud. Vale.

Ruleta electoral

Juan Henestroza Zárate

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