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27/9/2016

 

Soy una persona sensible; pienso que por eso me desgasto mucho y termino cansado al final del día. Contra todas las recomendaciones, termino por dejar que me afecten los problemas de otras personas.  Creo realmente que las personas que me cuentan sus complicaciones deben hacerse cargo de ellas, pero al mismo tiempo sé que si me lo cuentan es porque quieren que se les ayude y no saben qué tipo de ayuda quieren.

 

Si siento como mío el problema de los demás, ¿cómo no voy a sentir los propios? Hace solamente dos meses mi padre, con un proceso largo de degeneración por el parkinson, llegó al final de su estancia física con nosotros. Mi proceso de duelo (que había empezado antes de su partida) se ha hecho acompañar de rezos, visitas al cementerio, meditaciones, manifestaciones de esperanzas, repensar mi propia vida, lo que me ha llevado a marcar mis vicios y ausentarme de muchos espacios.

 

Como lo he contado en varias intervenciones en este espacio panoptiquero, la muerte y yo hemos danzado, nos guiñamos y cortejamos; la reconozco como ganadora desde ya, pero no me he entregado a ella, es decir, la muerte es parte de mi vida, pero no por ello me deja de ser sensible la partida de un familiar. No me es posible llevar vida normal.

 

Agradezco las innumerables muestras de afecto que me han mostrado durante este proceso. No me había dado cuenta de cuánto hemos crecido en amistades y del aprecio que la gente tiene a nuestra familia. Nunca habíamos tenido tantas visitas como en las ceremonias en torno a este acontecimiento –que, por cierto, con pena pedimos disculpas porque en los 40 días la comida no alcanzó, y varias personas regresaron sin la acostumbrada muestra de la visita que consiste en el mole o la comida (o tamales) y el pan. No pensamos tener tanta gente en casa.

 

Esta sensibilidad me ha contrariado porque, de pronto, no puedo negarme cuando me piden hacer algo y me lleno de trabajos al punto de ser visto como un activista. El pasado lunes el tema de la minería se ha reactivado en Ixhuatán, y un problema que no me es ajeno, ni mío, me lleva nuevamente a involucrarme en él, pero para intentar involucrarlos a ustedes también, compañeras y compañeros lectores, escribidores, exescribidores, seguidores y ausentes del PANÓPTICO IXHUATECO.

 

En Zanatepec se va configurando una resistencia activa a las mineras que se pretenden instalar en la zona y que afectarán directamente a los ríos y mares, en especial a Ostuta y, por ello, a Ixhuatán.

 

Un dato curioso que me han contado es que los compañeros de la resistencia gestionan las reuniones informativas con los ejidos y al llegar se encuentran a un supuesto grupo de consultores de proyectos productivos. Aquellos que aparecen en un video difundido ampliamente por las redes sociales producido por Ágora Noticias. Dichos personajes son empleados de una de las mineras y su finalidad es comprar a los líderes de los ejidos, bienes comunales, asociaciones y colectivos para que, en su momento, no encuentren resistencia a la instalación de las mineras y, de paso, sean el modo de pagar su cuota de responsabilidad social e impuesto sobre la renta.

 

Ixhuatán no fue la excepción. Al llegar el grupo de la resistencia a la oficina de los mangueros, estos ya se encontraban ahí y se despidieron en cuanto vieron a los compañeros con quienes ya se habían reconocido en la biblioteca pública de Zanatepec.

 

La forma de hacer que una resistencia fracase ya está bien conocida por los gobiernos extranjeros y las empresas transnacionales: dar dinero, aparentar el beneficio sin hablar de los perjuicios. Así lon ha hecho con los llamados programas sociales Progresa-Oportunidades-Prospera los partidos políticos e incluso religiones. Hay mucha gente que por un dinero busca hacer que los demás se olviden de sus raíces, historia y dignidad, porque quien se deja sobornar en realidad no se acepta con los valores de los pueblos originarios.

 

No faltarán quienes comenten a esta opinión en el Facebook sin haber leído esta nota completa que para qué critico si no tengo propuestas o dirán que para qué me opongo al desarrollo si lo que se quiere es salir de la “pobreza y la marginación” o que, no hay de otra, el desarrollo es desarrollo y tiene sus costos.

 

Es cierto, también la resistencia tiene sus necesidades económicas; es más, quienes están en la resistencia tienen sus propios proyectos, que necesitan de mucha inversión económica. Cuando a un precandidato se le hizo el comentario de que Guluchi Radio (de Zanatepec) se opondría a su proyecto, comentó que ellos iban a caer, pues tienen muchas necesidades, y con dinero todo se puede.

 

Ciertamente necesidades hay muchas, pero en alguna ocasión le dije a un inversionista de proyectos sociales que, si no apoyaban nuestro proyecto, eso era de menor importancia porque con ellos o sin ellos nosotros habíamos trabajado; claro, su inversión era importante y necesaria porque tendríamos mayores logros, pero no eran indispensables, pues el trabajo se hace de cualquier manera. Y esto es lo que determina la permanencia y persistencia de las resistencias.

 

Así que, estimado panoptiquero, hacer coperacha para la lucha es muy necesario. Si no puedes venir a poner tu cuerpo en la lucha que se va librar, puedes ir haciendo tus pequeñas aportaciones que la lucha no se paga por sí misma. Todos los movimientos sociales han tenido un modo de financiarse, de otra manera no podrían existir o llegar a grandes logros. Junta a tus amigos, vecinos, píntate de payaso y sal a la plaza púbica una hora a la semana, lo que juntes envíalo a algunos de los proyectos que están haciendo la difusión de este grave problema.

 

Involucrarse poniendo el cuerpo. Si regresas y te involucras con alguno de los proyectos existentes o creas el tuyo propio, tienes muchas maneras de apoyar: crear campañas publicitarias, acompañar la parte legal de la lucha, hacer reportajes, publicar por las redes sociales, tirar bombas molotov o piedras, poner barricadas para que no pase la maquinaria o acostarte en el suelo mientras la maquinaria pasa o implementar un proyecto productivo que alimente literalmente a la resistencia. Hay mucho por hacer, y el protagonismo lo deben tener nuestros pueblos.

 

La lucha tiene un marco legal. Este marco no nos es favorable, pero no es letra muerta; nos sirve para detener la entrada de las operaciones de las empresas, sirve para ganar tiempo, sirve para darle un día más de vida al planeta. Si eres abogado o puedes participar en alguno de los procesos legales, biológicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos, puedes sensibilizarte ante esta necesidad e integrarte a esta lucha.

 

Cómo no ser sensible a la economía de la gente que apenas tiene fuerza laboral, la gente que depende de lo que el tiempo le dé en el campo o el mar. La crisis económica está teniendo ahora sus crecientes consecuencias. Allá arriba se dice que la economía está blindada, que no pasa nada, que hay que hacer un nuevo sacrificio y entonces se reforma la ley para que no tengas derechos; se le pone otro color al acta de nacimiento para que la vuelvas a comprar, y si no la tienes no puedes hacer ningún trámite; se ponen nuevos precios (más altos) a trámites ante el estado, y el dólar llega a 20.

 

Cuántas cosas se pueden hacer si te dejas tocar por estas realidades.

Sensibilidades

Manuel Antonio Ruiz

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