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Si cada ixhuateco hace el ejercicio de buscar dentro de sus familiares y amigos a, por lo menos, un estudiante o profesionista egresado de alguna escuela normal de educación, se encontrará con un número importante de estos estudiosos. Y es que Ixhuatán, históricamente y en la actualidad, es cuna de normalistas que han sido formados en tales instituciones, la mayoría en sistemas rurales bajo preceptos de izquierda o, en los casos más radicales –como los de Tenería-, dentro de la visión marxista-leninista.

 

Mactumactzá, Tamazulápam, Tenería, la normal de Ixtepec, entre otras, han sido las academias que han instruido a muchos ixhuatecos y les han dado las herramientas para desarrollarse profesionalmente. Sería interesante realizar un censo para saber cuántos de nuestros coterráneos han sido capacitados como profesores de educación básica, desde los abuelos de nuestros abuelos (parafraseando a mi colega Manuel Antonio Ruiz) hasta los jóvenes que cursan sus primeros semestres.

 

Esto que parece un fenómeno de total naturalidad tiene implicaciones importantes que, para mis objetivos en esta ocasión, son dignos de analizar. En esta columna problematizaré acerca de dos cuestiones muy puntuales: 1.- ¿a qué se debe que muchos ixhuatecos elijan esta vía de profesionalización? Y 2.- ¿qué está sucediendo con las nuevas generaciones, las cuales se están abriendo a opciones distintas de las escuelas normales?

 

Durante muchos años, la normal ha sido la principal elección para los ixhuatecos egresados de la preparatoria José Martí o del Cobao Plantel 23 –antes extensión 09-, ya que se ha caracterizado por representar un futuro seguro en lo que refiere a los ingresos de los profesores normalistas. Hasta hace unos 15 años, las normales eran prácticamente la única opción de estudios profesionales, y quienes no eran admitidos en alguna de estas, si bien les iba, tenían la posibilidad de intentarlo al año siguiente, y, si eran rechazados, debían formar su futuro en las actividades del campo o el mar en el pueblo: no había otra alternativa, la normal o la normal.

 

En otros casos, sobre todo en los internados, estudiar en una normal rural representa una gran oportunidad para los padres de estos jóvenes, ya que es la institución la que se hace cargo de las necesidades principales de sus estudiantes, como lo son vivienda y alimentación, además de, obviamente, su educación.

 

La tradición también ha sido un factor fuerte en algunas ocasiones para la elección de estos centros de estudios, pues hay familias enteras de maestros cuyos miembros le van pasando la estafeta a su respectiva descendencia, así hasta formar una larga cadena de educadores.

 

Sin embargo, no todos los casos representan cuestiones circunstanciales, pues hay muchos en los que la vocación por las cátedras es el elemento determinante y es esto y solo esto lo que lleva a los ixhuatecos a optar por esta profesión, noble por naturaleza.

 

A pesar de lo hasta aquí expuesto, desde hace unos 12 o 10 años, aproximadamente, hasta hoy se ha venido dando un fenómeno interesante en el pueblo de hojas que ha ido cambiando el rumbo de las elecciones de los jóvenes a nivel superior. Si bien es cierto que anteriormente había casos específicos de ixhuatecos que optaban por otras vías, en la actualidad esto es mucho más tangible.

 

Los ixhuatecos egresados del nivel medio superior han volteado cada vez más hacia las universidades o los institutos tecnológicos. Hasta el día de hoy, ha habido y sigue habiendo jóvenes de nuestro pueblo en universidades y centros importantes a nivel nacional, tales como la UNAM, la UAM, el Politécnico, la UABJO, la UNACH, la Universidad Veracruzana, la Universidad Autónoma de Tlaxcala, la Universidad de Guadalajara, la BUAP, el Instituto Tecnológico de Oaxaca, el Tecnológico del Istmo, entre otras instituciones públicas.

 

Quienes han tenido los medios económicos para matricularse en universidades privadas importantes también han sido parte de este fenómeno transnormalista: ha habido ixhuatecos en el Tecnológico de Monterrey, la UVM, la UDLAP, la Universidad Anáhuac, la URSE, etcétera. De la misma manera, se han dado casos excepcionales de jóvenes en instituciones internacionales, sobre todo en programas de intercambio académico con Estados Unidos, Sudamérica y Europa.

 

El hecho de este fenómeno de transformación en la visión ixhuateca es, sin duda, muy positivo, pues de esta manera se fomenta la diversidad de profesionales en nuestro pueblo, lo que puede generar una versatilidad y pluralidad muy interesantes al momento de construir el futuro y el presente de la comunidad. Con esto no quiero afirmar, en lo absoluto, que la profesión de docente de educación básica sea obsoleta, ya que estos juegan un papel muy importante para el desarrollo de la sociedad y, hasta nuestros días, se han caracterizado por ser un contrapeso real en lo relativo a organización colectiva ante las diversas formas de un autoritarismo de Estado que impone sin consultar, dictamina sin dialogar y reprime sin que le tiemble la mano.

 

Asimismo, estas nuevas elecciones han posibilitado la trascendencia de los ixhuatecos a niveles más allá de nuestro pueblo: los hay en instituciones gubernamentales, en empresas privadas, en despachos de contabilidad, litigando en los tribunales de justicia, en medios de comunicación... Hoy, además de profesores, hay ixhuatecos economistas, abogados, contadores, ingenieros, médicos, comunicólogos, enfermeros, químicos, biólogos, politólogos, sociólogos, filósofos y un largo y presumible etcétera.

 

Es fundamental que las instituciones de educación media superior de Ixhuatán (Cobao y José Martí) divulguen desde muy temprano la inmensa diversidad de opciones académicas que tienen los estudiantes al terminar esta etapa; así colaborarán con elecciones bien meditadas y de absoluto convencimiento que ayuden a formar profesionales bien capacitados que puedan aportar, en un futuro, ideas para un mejor país y, particularmente, un mejor pueblo. De la misma manera, urge que las autoridades educativas y de la administración pública gestionen apoyos gubernamentales y de asociaciones civiles para los ixhuatecos de bajos recursos, pues es lamentable ver potencial desperdiciado a causa de la falta de los medios para continuar con su preparación. Ojalá que quienes tienen en sus manos la posibilidad de contribuir en esto pongan la atención debida en estos asuntos medulares.

Sobre los normalistas ixhuatecos y el cambio generacional en la elección de profesiones

Michael Molina

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