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28/6/2016

 

El desarrollo introdujo en nuestros pueblos la necesidad; eliminó lo criollo, lo natural, lo propio, y  los cambió por otros “productos de calidad”; tuvo la posibilidad de concentrar las producciones y ponerles el precio que quiso. Así destruyó lo propio e introdujo la palabra escasez para subir los precios. Así nació el tema de la dependencia.

 

Los pueblos que no tienen producción propia tienden a sufrir escasez. Los pueblos que basan su vida en la producción tienden a asegurar sus futuros. Y a mi parecer es uno de los grandes problemas de Ixhuatán. Se reproduce vacas y se destruye el bosque, y con ello todo tipo de animales que nos alimentaron desde tiempos antiguos. Se produce mango y se deja de lado el maíz, y, si ahora generamos energía, dejaremos de producir alimentos.

 

Ante las situaciones actuales de Oaxaca se empieza a hablar de escasez. Se habla de escasez de productos de canasta básica, de gasolina, etcétera.

 

Ciertamente los pueblos no lo pueden producir todo, y a eso debemos nuestra interacción con diferentes pueblos; sin embargo, los productos básicos de comida deben ser de elaboración propia.

 

No en todos lados se puede producir el mismo tomate rojo: necesita de condiciones y espacios propios; sin embargo, antiguamente teníamos nuestro propio tomate. Decíamos tomate juchi, uno muy grande y ácido, uno criollo que desapareció de nuestros mercados. Teníamos tempenchile o chile bolita, que es un chile de campo, del monte con el que se elaboraba el queso de chile. Al llenar de huertas de mango desapareció.

 

Es decir, al llegar el desarrollo hemos accedido a “mejores productos” que ayudaron a desaparecer los nuestros; de inmediato “hemos dependido de las mejores marcas” que se traen de fuera. Ahora que los caminos se cierran, vivimos la escasez. Esa es una de las fragilidades a que nos expone esta forma de vida que llevamos.

 

Hay desabastos básicos en el súper, pero no en el tianguis. Ese espacio es el de la resistencia. Se habla de grandes pérdidas millonarias, pero no nos referimos a las pérdidas que hemos sufrido los pueblos, a desaparecer aquello que nuestros más antiguos abuelos han guardado: el agua, los animales, los bosques.

 

El tianguis o el mercado establecido es el espacio idóneo para el encuentro con las personas. Para el intercambio de productos, para el intercambio de ideas. Hacer tianguis es vincular a los pueblos para seguir construyendo su historia. Ahí en el tianguis no hay escasez porque está basado en la producción.

 

En Ixhuatán los estudiantes de la preparatoria este año hemos iniciado la actividad de retomar los huertos familiares; se instalan 25 huertos familiares (aún no sustenta y no cubre un desabasto, pero es el inicio). Debemos prever futuros desabastos.

 

Que falte el dinero, que falten productos externos, eso no importara si podemos producir lo inminentemente necesario para subsistir. En ese caso podremos resistir cualquier estado de sitio, cualquier invasión, cualquier bloqueo.

Tianguis de resistencia

Manuel Antonio Ruiz

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