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13/3/2016

 

El pasado jueves 3 de marzo, el magisterio istmeño se movilizó en la región ante la llegada del presidente de la república, Enrique Peña Nieto. Y es que el primer mandatario visitó por segunda vez la entidad en lo que va de su administración, ahora para inaugurar la Central Eólica Sureste I Fase II –de la empresa italiana Enel Green Power–, en el ejido La Mata, de Asunción Ixtaltepec.

 

Como de costumbre, el sector ixhuateco del gremio no podía faltar, y sus miembros estuvieron en la zona desde muy temprana hora (entre 7:00 y 8:00 de la mañana). Con consignas, palos y piedras, buscaban dar al titular del Ejecutivo el mensaje de que, como indicó el líder de la Sección XXII, Rubén Núñez, era persona non grata en el estado.

 

También como de costumbre, los profesores fueron recibidos por elementos de la Policía Federal y Estatal para impedir que los primeros llegaran hasta el sitio en el que se llevaba a cabo el evento, donde, además del presidente, se encontraban el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; el de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué. Enfrentamiento que se extendió por más de tres horas y en el que se estima que participaron más de mil agentes entre federales y estatales, quienes replegaron a los manifestantes –se habla de la participación de unos 5 mil– con escudos y gas lacrimógeno. Saldo blanco en cuanto a detenciones y misión cumplida para Peña Nieto.

 

Lo curioso del caso fue, como en casi todas las protestas y plantones realizados en el estado y en la capital del país por la Sección XXII, percibir la presencia de simpatizantes e incluso militantes del Partido Revolucionario Institucional de Ixhuatán, los mismos que cada tres o seis años acuden a las urnas para sufragar por los candidatos del tricolor como si se tratara de mandato divino. Al parecer, ya se les olvidó que ellos formaron parte (y me refiero específicamente a los “disidentes priistas” –lo cual hoy parece un oxímoron, pues los Carlos Alberto Madrazo Becerra o la corriente democrática de finales de los 80 de esa fracción son ya meras anécdotas–) de los más de 19 millones de votantes que llevaron al exgobernador del Estado de México a Los Pinos.

 

Cada ixhuateco tiene el derecho de hacer lo que su santa voluntad le indique en los procesos electorales, ya que estos espacios están diseñados, se supone, para ejercer la ciudadanía de forma plena (la cual no se reduce solo a tal actividad, pero a menudo se actúa como si así lo fuera). Lo que no cuadra es el doble discurso político que se emite desde posicionamientos totalmente antagónicos de origen y en la práctica: reclamar por las políticas emanadas del tricolor y seguir votando por el tricolor.

 

Si era de esperarse una reforma educativa como la impulsada por el ejecutivo de la mano del PRI, ¿por qué ahora se declaran en contra del "terrorismo de Estado" (concepto totalmente desfasado que se le oye decir a más de uno)? No son tiempos de purismo ideológico, pero, si se pretende ser tomado en serio, habría que cultivar un mínimo de congruencia entre las demandas laborales y la toma de decisiones al momento de participar en los procesos electorales.

 

Lo todavía más irónico del asunto es que es posible prever que estos "insurgentes" estarán sin falta sufragando por Alejandro Murat en las elecciones a gobernador de Oaxaca del 5 de junio del año en curso, con lo cual se pretende devolver el poder al PRI en el estado, el cual, hasta antes de la alternancia de 2010, formaba parte del grupo de entidades donde ningún partido distinto al tricolor ha gobernado... ¡en toda la historia! Actualmente son nueve: Colima, Coahuila, Durango, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, Quintana Roo, Campeche y el Estado de México.

 

Insisto en que es decisión individual por qué partido y candidato votar. Solo luego no hay que declararse mártir por los representantes a los que uno mismo lleva al poder.

 

Avisos parroquiales: pude notar que en la semana se retomó en redes sociales de algunos ixhuatecos una denuncia que hice aquí mismo desde el pasado 30 de enero del presente (véanse los avisos parroquiales de "Un pueblo real que parece imaginario") y la cual hace referencia a la tala de un árbol seco con cabellos de mujer –viejo como él solo– que se encontraba en la playa que está antes de llegar a Aguachil por parte de un particular (que lo privatizó nomás porque sí). Ojalá que haya algún tipo de sanción al respecto y que pueda recuperarse dicho ejemplar a fin de buscar la manera de devolverlo a su sitio o ubicarlo en algún espacio público de la comunidad, que es su verdadera dueña.

Maestros priistas 'contra' el PRI

Michael Molina

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